1. La presencia del Dios viviente da significado a la vida. Dios no promete una vida fácil, ni riquezas materiales; no promete el éxito en el mundo, ni el aplauso de los hombres. En contraste, promete una bendición mucho mayor, la cual es su eterna presencia viviente con los suyos.
2. En la construcción del tabernáculo no había ninguna separación entre lo sagrado y lo secular. Los artesanos que diseñaron y construyeron el tabernáculo estaban llenos del Espíritu de Dios. Las ofrendas y el trabajo de todos hizo posible la construcción. Así, toda labor emprendida para la gloria de Dios es sagrada ante sus ojos; y todos, pastores y laicos, deben trabajar juntos para extender su reino.
3. La experiencia de adoración pura hacía real la presencia de Dios entre los suyos. Por medio del culto se alimenta, se sostiene y se afirma la realidad de la presencia de Dios. Por medio de conmemorar los hechos divinos en la historia y en la vida de uno se renuevan los vínculos del pacto y la dedicación hacia el Señor, el autor de la redención. Para que la adoración sea eficaz y duradera, un día apartado y un lugar apropiado para ella son elementos indispensables para mantenerla.
4. La presencia de Dios con su pueblo nómada en el desierto es una promesa de su presencia en la vida nómada moderna. Hoy hay una nueva ola de personas nómadas arrojadas al desierto de la vida. Son personas desconectadas de su pasado que buscan soluciones a sus problemas o una mejoría de su condición socioeconómica. Como nómadas modernos, ¿cómo hemos de comportarnos? ¿Haremos nuestros dioses propios, nuevos becerros de oro? O ¿descubriremos de nuevo la presencia de Dios aun en medio de nuestras andanzas por nuestro desierto? ¿Andaremos con Dios o andaremos solos? El Dios que viaja con los suyos espera nuestra respuesta.
La obra de la morada terminada. Acabaron la obra de la morada. . . conforme a todo lo que Jehová había mandado a Moisés; así lo hicieron. Llevaron a Moisés todo el trabajo terminado para su inspección y al verlo hecho como Jehová había mandado. . . los bendijo.