El temor de Israel.
Cuando los israelitas se dieron cuenta de que los egipcios venían tras ellos,… temieron muchísimo y clamaron a Jehová. El verbo «clamar» siempre indica una queja a causa de una gran angustia. No era una petición de salvación, sino era más bien una queja culpando a Dios por ponerles en tal situación. La debilidad de su fe se hacía evidente. Mientras todo iba bien salieron osadamente; sin embargo, con el cambio aparente de la suerte, culparon a Dios y a Moisés su mensajero. Era más fácil sacar la gente de la esclavitud que sacar la esclavitud de la gente. Los largos años de servidumbre en Egipto habían dejado su marca psicológica sobre la personalidad israelita. En el momento les preocupaba más la seguridad que habían gozado en Egipto.
Mientras vivían la gloria de la salida triunfante, Moisés era un héroe, pero ahora, con el terror, el pueblo lo culpaba por la crisis. Lo culpaba por traerles al desierto para morir. Con amarga ironía le preguntaron: ¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para morir en el desierto? La respuesta era evidente: ¡Claro que había sepulcros en Egipto! No había otro país en el mundo tan preocupado con la muerte como Egipto; el país era famoso por sus tumbas y pirámides gigantescas. ¡Mejor nos habría sido servir a los egipcios que morir en el desierto! Querían volver a la seguridad de la vida servil en vez de morir en el desierto, y no se daban cuenta de que los egipcios se acercaban para recapturarlos en vez de matarlos. Con todo, no fue la fe de Israel la que produjo el milagro del éxodo. Fueron el milagro del éxodo y la victoria del mar las que produjeron la fe de la gente. Con claridad el texto enseña que la victoria y el crédito de la liberación pertenecían solamente a Jehová .
La fe de Moisés.
Moisés hizo uno de los desafíos de fe más grandes de la Biblia: ¡No temáis! Estad firmes y veréis la liberación que Jehová hará a vuestro favor. A los egipcios que ahora veis, nunca más los volveréis a ver. Jehová combatirá por vosotros…
No temáis es una exhortación ; estad firmes significa «estacionarse», «tomar la posición de uno», o «quedarse quieto». Moisés les dijo «estad firmes» o «estad quietos» para ver la liberación del Señor. La esperanza no está en estar inmóvil, sino en el significado psicológico; veréis, es decir con los ojos, la liberación de este enemigo.
La liberación también lleva consigo otro sentido; puede significar una salvación espiritual siendo que es Dios quien la hace. Los dos significados requieren «quedarse en silencio», o «quedarse quieto,» ante el Señor, con confianza. En el contexto las palabras de Moisés probablemente significan además que «dejen de clamar» o «quejarse».
Revela un gran cambio en la vida de Moisés desde el encuentro con Jehová en Sinaí; en este momento su fe está basada en experiencias personales, y confía en la fidelidad de Dios para cumplir con su palabra. ¡Dios los salvaría!
Verdades prácticas
1. Dios ayudó a su pueblo a escapar de la tiranía del faraón. ¿Se preocupa todavía por el mundo hoy? Si se lee la historia contemporánea con ojos de fe, se dirá que «sí, se preocupa.» El Señor está activo poderosamente en el mundo entero.
Al empezar la década de 1990, el mundo se conmovió con la caída inesperada de gobiernos tiránicos frente a movimientos populares de la gente que buscaba libertad. En países antes cerrados a la predicación libre del evangelio, hay avivamientos espirituales de grandes escalas. Se esperará la evaluación de los historiadores futuros, y se han de esperar los resultados permanentes; sin embargo, se enfrenta una de las oportunidades más grandes jamás vistas para la extensión del reino de Dios. Dios está activo en el mundo moderno; todavía las señales y los prodigios de él nos toman por sorpresa.
2. Hubo algo profético en la obra de Moisés: un hombre común, aunque bien preparado, se enfrentaba directamente a un rey y le reprendía con la palabra y con las señales de Dios. Las palabras eran de admonición, de instrucción, de advertencia y de esperanza.
3. El Señor, el creador del universo, ha advertido al mundo que los desastres naturales pueden azotar a las personas o a las naciones pecaminosas.