(4) la celebración de las tres fiestas de peregrinaciones anuales
(5) indicaciones varias.
Las tablas nuevas y el resplandor de la cara de Moisés.
El texto no es de todo claro y se han ofrecido varias interpretaciones; sin embargo, se ofrece lo siguiente como una solución que parece la mejor dentro del contexto total del libro. Otra vez Moisés estuvo cuarenta días y cuarenta noches en el monte Sina. El Señor le mandó que escribiera las palabras porque conforme a ellas he hecho pacto contigo y con Israel. Parece que las palabras se refieren a 34:10-26 y tratan de la renovación del pacto. Mientras tanto, en las tablas escribió [Jehová ] las palabras del pacto: los diez mandamientos. Al principio el versículo indica que Moisés estuvo con Jehová ; después dice que no comió [Moisés] pan ni bebió agua; por último, se indica simplemente que escribió las palabras. ¿Quién escribió las palabras? ¿Fue Moisés? Al analizarlo así parece que fue Moisés. Sin embargo, la última persona nombrada específicamente antes del verbo escribió fue Jehová : Moisés estuvo allí con Jehová. El hecho de estar allí con Jehová no era una novedad; era muy evidente. La única razón para nombrar a Jehová sería indicar un cambio gramatical del personaje central del versículo. Después del cambio, en cuanto a Moisés, se da una nota de paréntesis que, como antes, estuvo cuarenta días y cuarenta noches allí y no comió; sin embargo, ya se había cambiado el énfasis y el antecedente al verbo “escribió”: No es Moisés sino Jehová . Así que, en ambas ocasiones cuando Moisés estuvo en el monte con Dios las tablas fueron escritas por el dedo de Jehová mismo; por lo tanto, no hay conflicto en las tradiciones recibidas.
El resplandor de la cara de Moisés.
El capítulo se inicia con el pedido de Moisés de ver la gloria de Jehovah; termina con la transformación de Moisés pues la piel de su cara era resplandeciente y no se daba cuenta del hecho. El relato es un testimonio de la relación de Moisés con Dios: La gloria divina fue reflejada en la vida del hombre de Dios. También, se indica la posibilidad de vivir de tal manera en la presencia de Dios que, sin darse cuenta, sea posible llegar a reflejar la gloria de aquel que es el objeto de la devoción.
El vocablo resplandeciente (karan) no es el que se emplea comúnmente para el verbo resplandecer. En el sentido etimológico la forma está relacionado con la palabra keren que significa “un cuerno”. El verbo da la implicación de “emitir rayos como cuernos”; por ejemplo, designa los rayos del sol como cuernos. Al no entender bien el significado del verbo, la Vulgata lo traduce “cornuta esset” o “tenía cuernos”. De esta traducción han salido representaciones artísticas de Moisés con cuernos saliendo de su cabeza (p. ej. el Moisés de Miguel Angel).
Cuando Moisés se dio cuenta del temor de la gente para acercarse, puso un velo sobre su cara. No se sabe cuánto tiempo duró el resplandor; evidentemente no permaneció toda su vida. Es de interés notar la interpretación de Pablo del incidente: dice que la gloria de Cristo es permanente mientras que la gloria de Moisés se desvanecía, quien ponía un velo sobre su cara para que los hijos de Israel no se fijaran en el fin de lo que se estaba desvaneciendo. ¿Tenía Pablo algunos datos que no tenemos nosotros? ¿Es posible que Moisés quiso vivir por un tiempo sobre una experiencia pasada en vez de vivir en el presente? ¡No sabemos! Lo que se sabe es que, de acuerdo con la gramática, por un tiempo prolongado Moisés acostumbraba ponerse el velo cuando hablaba con el pueblo, y se lo quitaba cuando hablaba con Jehová.
Verdades prácticas
1. El amor y misericordia de Dios lo motivan a perdonar al pueblo idólatra. Dios perdona a cualquier pecador que se arrepiente y confía en él.
2. Como mediador, Moisés intercedía ante Dios buscando la reconciliación del hombre con su creador. De igual manera intercedió a favor del pueblo ante Dios. Su compasión lo llevó a entender mejor la naturaleza humana tanto como la divina, y consecuentemente fue transformado él en tal manera, que la gloria de Dios se reflejaba en su faz. Todavía la dinámica de una actitud así transforma a los hijos de Dios y la gloria del Santo se revelará al mundo por medio de ellos.
3. Como seres humanos rebeldes no merecemos el perdón de Dios; sin embargo, con su amor bondadoso el Señor nos atrae y nos ofrece una vida de compañerismo con él. Mientras tanto, él camina con nosotros en este mundo y nos asegura también la vida eterna. Es pequeño el precio que pagamos por un beneficio tan grande: el arrepentimiento y la fe.
Por medio de la gracia y la gloria de Dios, el período de la apostasía se terminó. Dios renovó el pacto y así se estableció una vez más la relación de Israel con Jehová . Desgraciadamente, la desobediencia llegó a ser la costumbre para el pueblo: Era difícil para Israel mantener la lealtad al Dios Celoso. Finalmente, el Señor hizo un pacto nuevo en Jesucristo para redimir al mundo esclavizado por el pecado: todavía abunda la gracia divina a pesar de la rebelión humana.