Éxodo 34: El pacto renovado

El amor de Dios no es un amor sentimental, sino un amor justo. Sin embargo, no es como la justicia humana. No es una justicia legalista donde se paga un kilo por un kilo, un diente por un diente, o un ojo por un ojo, sino una justicia cuya misericordia y gracia superan la retribución. ¡Donde el pecado abunda, la gracia sobrepasa! Al que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él.

Moisés intercedió nuevamente por el pueblo. En la presencia de Dios, Moisés se arrodilló e inclinó la frente hacia el suelo. Aunque se habla de la adoración de pie, parece que el postrarse era el gesto que indicaba la oración más fervorosa en momentos más solemnes o críticos; entonces, Moisés se puso de rodillas y se postró en la tierra y pidió una vez más que el Señor perdonara al pueblo.

La renovación del pacto y advertencias

El pacto y propósito.

El Señor prometió que renovaría el pacto con Israel y que les daría entrada en Canaán con una intervención milagrosa: Haré maravillas como nunca fueron hechas en toda la tierra y en ninguna de las naciones…porque algo temible haré para con vosotros.

Por las “maravillas” no se refiere a aquellas hechas en Egipto, sino que indica que haría milagros divinos nuevos. La palabra incluye el empleo de Dios del orden natural tanto como del sobrenatural en cumplir con su propósito. La palabra “temible” significa algo que produce asombro o espanto; consecuentemente, el algo temible induciría la reverencia o el temor hacia Dios: Todo el pueblo, en medio del cual estás, verá la obra de Jehová.

Las obligaciones del pacto.

Aunque algunos consideran que estos versículos presentan una versión más primitiva del pacto, y sugieren que se trata del decálogo conservado por medio de una fuente diferente, parece mejor entenderlo como la renovación del pacto. En vez de diez mandamientos, el texto incluye por lo menos doce (nótese la dificultad de distinguir claramente entre algunos de ellos). Otra vez se encuentran elementos primitivos de rituales que son anteriores a la época de Moisés que son puestos bajo la autoridad de la legislación apodíctica (del Decálogo); mientras tanto, se prepara el pueblo para un encuentro con la cultura cananea.

Las obligaciones negativas.

Israel no debía hacer alianzas con los habitantes de la tierra. En la época cualquier alianza con un pueblo incluía el reconocimiento de sus dioses. A pesar de que Jehová iba a echar a los cananeos de la presencia de Israel, los versículos indican que estos pueblos permanecerían por mucho tiempo en la tierra, aunque parcialmente. Dios, entonces, prohibió a los hebreos aliarse con ellos y les mandó acabar totalmente con sus cultos, para que Israel no corriese el peligro de postrarse ante sus dioses o prostituirse en la idolatría de ellos. Jehová repitió el mandato de no hacer ídolos. Aunque se expresa la prohibición en una manera diferente, No te harás dioses de fundición en vez de No te harás imagen…, el propósito de los dos es igual. Israel debía mantenerse puro y no participar en un culto sincrético como el del becerro de oro: el sincretismo quebrantaría el pacto. Jehová , cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso: el demanda la lealtad absoluta de los que le adoran.

Asera, consorte de Baal, era el nombre de una diosa cananea de fertilidad. La práctica inmoral de la prostitución ritual del culto era una abominación para el Señor, e Israel no debía tener contacto con tales prácticas.

Las obligaciones positivas. Se indican las siguientes obligaciones:

(1) El guardar la fiesta de los panes sin levadura

(2) el ofrecimiento de los primogénitos

(3) el guardar el sábado; se incluye en la ordenanza la sociedad agrícola también; el servir a Dios era más importante que el servirse a sí mismo

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