Éxodo 34: El pacto renovado

Éxodo 34:28 Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.

Se renueva el pacto.

Éxodo 34:29 Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.

Éxodo 34:30 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.

Éxodo 34:31 Entonces Moisés los llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés les habló.

Éxodo 34:32 Después se acercaron todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho en el monte Sinaí.

Éxodo 34:33 Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.

Éxodo 34:34 Cuando venía Moisés delante de Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado.

Éxodo 34:35 Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.

En una más completa definición de su nombre, Jehová se atribuye ocho características que había manifestado al pueblo de Israel. Estas se habían puesto de manifiesto, por otro lado, en el incidente del becerro fundido.

El resplandor en el rostro de Moisés manifestaba la aceptación de su liderazgo por parte de Dios, en contraste con el anterior rechazo que había recibido de Israel. No se nos dice por qué Moisés se cubrió el rostro con un velo. Según Pablo, fue para que los israelitas no pudiesen ver «el fin de aquello que había de ser abolido»

El rostro de Moisés resplandecía después de haber estado con Dios. El pueblo podía ver con claridad la presencia de Dios reflejada en él. ¿Cuánto tiempo pasa a solas con Dios? Aun cuando su rostro no ilumine una habitación, los momentos de oración, la lectura de la Biblia y la meditación deben tener tal efecto en su vida que la gente pueda notar que ha estado con Dios.

El pacto renovado.

El capítulo presenta algunos problemas de estilo literario y cronológico. Consecuentemente, algunos sugieren que el relato es un duplicado del capítulo veinte proveniente de una fuente distinta de lo encontrado previamente, y que las dos narran una misma realidad histórica desde diferentes perspectivas. No obstante, parece mejor verlo como una continuación. No se encuentra un decálogo paralelo en el capítulo, sino que son leyes relacionadas con el culto de adoración que son similares a las del Libro del Pacto. Así no se contradicen. Moisés escribió lo que se encuentra en los versículos 11-26 y el Señor escribió las palabras del pacto: los diez mandamientos. En el capítulo se encuentran repetidas unas leyes del Libro del Pacto a las cuales están agregadas unas admoniciones y promesas.

Después de la apostasía, Moisés intercedió por el pueblo. Con el perdón se presentaron al pueblo los requisitos de Dios para la renovación del pacto. El capítulo continua en el contexto del pedido de Moisés de ver la gloria de Dios y termina con el resplandor del siervo de Dios. El capítulo se divide en tres partes: El segundo ascenso al monte de Moisés con nuevas tablas, donde Jehová le deja ver el reflejo de su gloria; las estipulaciones para la renovación del pacto y advertencias; la gloria de Dios reflejada en la cara de Moisés.

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