Juan expone la identidad de Cristo desde sus primeras palabras: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios» (Joh_1:1-2) y en el resto del libro continúa el tema. Juan, el testigo, escogió ocho de los milagros de Cristo (o señales, como él las llamó), que revelan la naturaleza divina/humana de Cristo y su misión en la que da su vida. Estas señales son: (1) cambiar el agua en vino (Joh_2:1-11), (2) sanar al hijo de un oficial del rey (Joh_4:46-54), (3) sanar al paralítico de Betesda (Joh_5:1-9), (4) alimentar a más de cinco mil con unos cuantos panes y peces (Joh_6:1-14), (5) caminar sobre el mar (Joh_6:15-21), (6) sanar la vista a un ciego (Joh_9:1-41), (7) resucitar a Lázaro (Joh_11:1-44) y, más tarde, la resucitar él, (8) dar a los discípulos una abrumadora pesca de peces (Joh_21:1-14).
En cada capítulo la divinidad de Cristo se revela. Y Juan subraya la verdadera identidad de Jesús mediante los títulos que utiliza: Verbo, Hijo unigénito, Cordero de Dios, Hijo de Dios, Pan de vida, resurrección y vida, vid. Y la fórmula es: «Yo soy». Cuando Jesús usa esta frase, afirma su preexistencia y su deidad eterna. Jesús dice: «Yo soy el pan de vida» (Joh_6:35), «Yo soy la luz del mundo» (Joh_8:12; Joh_9:5); «Yo soy la puerta» (Joh_10:7); «Yo soy el buen pastor» (Joh_10:11, Joh_10:14); «Yo soy la resurrección y la vida» (Joh_11:25); «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida» (Joh_14:6) y «Yo soy la vid verdadera» (Joh_15:1).
Sin dudas, la señal más sobresaliente es la resurrección y Juan nos brinda un conmovedor testimonio del hallazgo de la tumba vacía. Luego narra varias apariciones posteriores a este hecho.
Juan, el fiel seguidor de Cristo, nos ha dado una visión personal y poderosa de Jesús, el Hijo eterno de Dios. A medida que usted lea su historia propóngase creer y seguirle.
Bosquejo
- Nacimiento y preparación de Jesús, el Hijo de Dios (1.1-2.11) Juan aclara que Jesús no es solo un hombre, es el eterno Hijo de Dios. Es la luz del mundo porque ofrece este regalo de vida eterna a todo el género humano. Qué ceguera y necedad al considerar a Jesús simplemente como un buen hombre poco común o un maestro moral. Y aun algunas veces actuamos como si esto fuera cierto sobre todo cuando nos movemos alrededor de sus palabras y vivimos a nuestra manera. Si Jesús es el eterno Hijo de Dios, debiéramos poner atención a su identidad divina y a su vida que comunica un mensaje.
- Mensaje y ministerio de Jesús, el Hijo de Dios (2.12-12.50) a.Jesús enfrenta fe e incredulidad en la gente. b. Jesús enfrenta conflictos con los líderes religiosos. c. Jesús enfrenta acontecimientos cruciales en Jerusalén. Jesús se reúne con individuos, predica a grandes multitudes, prepara a sus discípulos y debate con los líderes religiosos. El mensaje, de que es el Hijo de Dios, recibe una reacción mixta. Algunos lo adoran, otros dudan, otros se retiran y algunos quieren su silencio. Vemos la misma diversidad de reacciones hoy. Los tiempos han cambiado, pero los corazones de las personas siguen duros. Podemos vernos en estos encuentros que Jesús tenía con la gente y nuestra reacción podría ser adorarle y seguirle.
- Muerte y resurrección de Jesús, el Hijo de Dios (13.1-21.25) a. Jesús enseña a sus discípulos. b. Jesús termina su misión
Jesús cuidadosamente instruye a sus discípulos acerca de cómo continuar creyendo aun después de su muerte, aunque no lo tomaron en cuenta. Después que él murió y vinieron los primeros informes de que estaba vivo, los discípulos no pudieron creer. Tomás se recuerda en forma especial como uno de los que rehusó creer aun cuando oyó el testimonio de otros discípulos. Quizás no seamos como Tomás, al demandar un encuentro físico cara a cara, pero podemos aceptar el testimonio de los discípulos que Juan incluye en su Evangelio.
Importancia
Jesucristo, Hijo de Dios: Juan nos muestra que Jesús es único como el Hijo especial de Dios y al mismo tiempo es totalmente Dios. Por eso, está en condiciones de revelarnos a Dios de manera clara y detallada.
Debido a que Jesús es el Hijo de Dios, podemos confiar por completo en lo que dice. Al confiar en él, recibiremos una mente abierta para entender el mensaje de Dios y llevar a cabo su propósito en nuestras vidas.
Vida eterna: Debido a que Jesús es Dios, vive para siempre. Antes de que el mundo existiera, vivió con Dios y reinará con él para siempre. En Juan vemos a Jesús revelado en poder y magnificencia aun antes de su resurrección.
Jesús nos ofrece vida eterna. Nos invita a empezar a vivir en una relación personal y eterna con él, que se inicia ahora. Aunque debamos crecer y más tarde morir, confiando en él tendremos una nueva vida que perdura para siempre.
Creer: Juan describe ocho señales específicas o milagros que muestran la naturaleza del poder y el amor de Jesús. Vemos su poder sobre lo creado y su amor por todos. Estas señales nos animan a creer en él.Fe demanda confianza activa, viva y continua en Jesús como Dios. Cuando creemos en su vida, sus palabras, su muerte y su resurrección, él nos limpia de nuestros pecados y recibimos poder para seguirle. Pero nuestra respuesta a él debe ser mediante la fe.
Espíritu Santo: Jesús enseñó a sus discípulos que el Espíritu Santo vendría después que él ascendiera de la tierra. El Espíritu Santo luego moraría, guiaría, aconsejaría y consolaría a quienes le siguen. La presencia y el poder de Cristo se multiplican a través del Espíritu Santo en todos los que creen.
A través del Espíritu Santo de Dios vamos a él por la fe. Debemos conocer al Espíritu Santo para comprender todo lo que Jesús enseñó. Podemos experimentar el amor y la dirección de Jesús en la medida que permitamos al Espíritu Santo hacer su trabajo en nosotros.
Resurrección: Al tercer día de su muerte, Jesús resucitó. Esto lo verificaron los apóstoles y muchos testigos presenciales. La realidad cambió a los discípulos de desertores asustados a líderes dinámicos dentro de la nueva iglesia. Este hecho es el fundamento de la fe cristiana.
Podemos cambiar como los discípulos y tener la seguridad de que un día nuestros cuerpos se levantarán para vivir con Cristo por siempre. El mismo poder que levantó a Jesús de los muertos puede capacitarnos para seguir a Cristo cada día.
Lugares clave en Juan: La historia de Juan empieza con el ministerio de Juan el Bautista al otro lado del Jordán (1.28ss). Jesús también inicia su ministerio hablando a algunos hombres que más tarde vendrían a ser sus doce discípulos. El ministerio de Jesús en Galilea comenzó con una visita a una boda en Caná (2.1ss). Luego pasó a Capernaum, que vino a ser su nuevo hogar (2.12). Viajó a Jerusalén para participar en una fiesta especial (2.13) a continuación tuvo un encuentro con Nicodemo, un líder religioso (3.1ss). Cuando dejó Judea, viajó a través de Samaria y ministró a los samaritanos (4.1ss). Jesús hizo milagros en Galilea (4.46ss), en Judea y Jerusalén (5.1ss). Lo seguimos hasta que alimentó a más de cinco mil cerca de Betsaida junto al mar de Galilea (mar de Tiberias; 6.1ss), caminó sobre las aguas ante sus asustados discípulos (6.16ss), predicó en Galilea (7.1), regresó a Jerusalén (7.2ss), predicó al otro lado del Jordán en Perea (10.40), resucitó a Lázaro en Betania (11.1ss) y finalmente entró en Jerusalén por última vez para celebrar la Pascua con sus discípulos y darles mensajes clave acerca del porvenir y de cómo deberían actuar. Sus últimas horas, antes de su crucifixión, las pasó en la ciudad (13.1ss), en el huerto de Getsemaní (18.1ss) y por último en diferentes edificios en los que se le enjuició (18.12ss). Lo crucificarían, pero resucitaría otra vez, tal como lo prometió.