Cerca del estanque de Siloé, en Jerusalén, se halla un templo de la Iglesia Ortodoxa Griega que fue edificado por los Cruzados en la época medieval. Este templo con sus paredes de piedra y sus techos abovedados tiene unos efectos acústicos muy interesantes.
Para demostrarlo el guía turístico se sitúa en el estrado del santuario y desde allí habla normalmente a la concurrencia. Su voz al chocar con las paredes y techos produce un eco que hace imposible entender lo que se dice. Sin embargo, cuando habla en forma de canto en un monótono tono agudo se entiende perfectamente cada palabra.
Es decir, aquellos que dirigen la adoración en estos templos cantan por razones muy prácticas. Es necesario, y era necesario para ellos hacerlo así en aquel tiempo, a fin de ser bien entendidos por los asistentes al servicio religioso.
Aquella forma de dirigir y participar en la adoración se ha convertido, sin embargo, en una tradición que ha permanecido vigente más allá de su propósito original y necesidad. Esa forma de hablar cantando continúa practicándose en muchas iglesias siglos después, aunque la razón para hacerlo ya no existe debido a los cambios arquitectónicos, cambios en la acústica y los sistemas de amplificación de sonido.
Me pregunto cuántas cosas hacemos los cristianos en la vida práctica de las iglesias que son pura tradición; que una vez tuvieron buena razón de ser, pero que ahora están completamente desfasados. ¿Es posible que continuemos esclavos de tradiciones sin razón ni significado mucho después que han cesado las razones y propósitos de tales tradiciones?
1 comentario
Leticia Pesina
Que interesante información ! no mas a los ritos religiosos !