Una profesora, desesperada ante la nada que nuestro finito conocimiento nos ofrece de la vida espiritual, quiso demostrar a sus alumnos de escuela elemental que Dios es un mito, que Dios no existe.
— Hoy vamos a aprender que Dios no existe. Entonces, dirigiéndose a uno de los niños dice: ¿Tito, ves el árbol allá afuera?
— Si, maestra.
— ¿Tito, ves la hierba?
— Si, maestra.
— Vete afuera y mira hacia arriba y dime si ves el cielo.
Tito sale, regresando unos minutos mas tarde.
— Sí, vi el cielo, maestra.
— ¿Y vistes a Dios?
— No, maestra.
— Esto es exactamente mi punto. Podemos ver todo lo que existe, pero no podemos ver a Dios porque no existe. Es sólo un mito.
En ese momento, María, una compañera de Tito, pidió a la maestra si podría hacerle más preguntas a Tito. La maestra, algo sorprendida, accedió.
— ¿Tito, ves los árboles afuera?
— Sí.
— ¿Ves la hierba?
— Ya aburrido de tantas preguntas, Tito contesta sí.
— ¿Ves a la maestra?
— Sí, contesta Tito dando muestras de mal humor.
— Todo lo que existe se ve, ¿cierto?
— Sí.
— ¿Ves el cerebro de la maestra?
— No.
— Entonces, Tito, según nos han enseñado hoy, ¡nuestra maestra no tiene cerebro!