El mensaje del rey hay que transmitirlo

Una vez leí que allá por el año 1930, cuando la radio estaba todavía en sus comienzos, el rey de Inglaterra tenía que pronunciar un discurso muy importante dirigido a todas las naciones de la Comunidad Británica. Se quería usar la radio para alcanzar a todos los pueblos. Era una de las primeras veces que esto acontecía en el mundo. Podemos imaginar la tensión que había en aquellos que tenían que colaborar, pues era el rey quien iba a hablar. El rey Jorge de Inglaterra tenía ya programada una hora determinada para pronunciar su histórico discurso.

Un hombre que trabajaba en la estación de radio, era muy diligente y había estudiado a fondo todo lo relativo al funcionamiento de la radio, de manera que estaba listo para actuar cuando el rey hablase.

Algo sucedió segundos antes de que el rey comenzara. Aquel hombre descubrió un cable partido en el equipo de transmisión y no había tiempo para repararlo. Agarró los cables con sus manos y durante quince minutos el rey estuvo hablando a través del cuerpo de aquel hombre. Permitió que su cuerpo sirviera de vehículo para aquel discurso, porque él pensó: «El mensaje del rey hay que transmitirlo sin falta.»

¿Sirve nuestra mente, cuerpo y espíritu de vehículo transmisor del mensaje del evangelio?

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