Un pastor solía aconsejar a las parejas antes de casarse, usando esta ilustración:
Ustedes no son bueyes, pero pueden aprender algo de ellos. Cuando están enyugados, si uno quiere ir en una dirección y el otro en otra, las cosas no van a andar muy bien. De modo parecido, si ellos quieren pasar su tiempo mirándose mutuamente, tampoco van a andar muy bien. Pero si los dos tienen una meta común y empujan de mutuo acuerdo hacia ella, tienen la posibilidad de avanzar. Para una pareja que desea casarse ha de ser igual. Si andan en direcciones diferentes, no van bien.
Si pasan el tiempo sólo mirándose el uno al otro, tampoco llegarán muy lejos. Pero si ponen todas sus fuerzas, todo su empeño en alcanzar la meta de un matrimonio feliz, estable y duradero deben definitivamente aprender de los bueyes enyugados.