Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo con los escribas y con todo el concilio entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte diciendo: ¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis; y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis. Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios. Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca. Y le llevaron atado, y entregaron a Jesús a Poncio Pilato, el gobernador. Mateo 27: 1-2; Marcos 15: 1; Lucas 22: 66-71
Los dos primeros versículos de este pasaje describen lo que debe de haber -sido una reunión muy breve del sanedrín, celebrada de -madrugada con: la finalidad de formular una acusación oficial contra Jesús. Eso era necesario debido al hecho de que, aunque los judíos podían juzgar casos ordinarios, no podían imponer la pena: de muerte. Esa sentencia solo la podía pronunciar el gobernador romano, y solo podían ejecutarla las autoridades romanas. El sanedrín, por tanto, tenía que formular una acusación con la que pudieran dirigirse a Pilato y solicitar la pena de muerte para Jesús.
Mateo no -nos dice cuál fue la acusación;.pero Lucas sí. En el sanedrín-, la- acusación que se había aceptado contra Jesús era la de blasfemia (Mateo 26: 65s). Pero nadie sabía mejor que las autoridades judías que eso no era una acusación válida ante Pilato. Les diría que se marcharan y zanjaran solos sus desavenencias religiosas. Así que, como nos dice Lucas, se presentaron delante de Pilato con una triple acusación, cada una de cuyas partes era una mentira, y una mentira deliberada. Acusaron a Jesús, en primer lugar, de ser un revolucionario; en segundo, de incitar al pueblo a no pagar los impuestos, y en tercero, de presentarse como un rey (Lucas 23:2). Pergeñaron tres acusaciones políticas, mentiras conscientes, porque sabían que esas eran las únicas que podían obligar a Pilato a actuar.
Así que todo dependía de la actitud de Pilato. ¿Qué clase de hombre era el gobernador romano? Pilato era oficialmente el procurador de la provincia; y era responsable directamente, no al senado romano, sino al mismo emperador. Tendría por lo menos treinta y siete años, porque esa era la edad mínima para hacerse cargo del puesto de procurador. Debe de haber sido un hombre de experiencia considerable; porque había toda una escala de cargos, incluyendo los de mando militar, por los que se tenía que ascender para poder llegar a ser gobernador. Pilato tiene que -haber sido un soldado y administrador probado y . cualificado. Llegó a ser procurador de Judea en él año 26 d:C., y se mantuvo en oficio durante diez años, al final de los cuales fue depuesto.
Cuando Pilato llegó a Judea,-encontró problemas en abundancia, y otros muchos se los buscó él mismo. Su principal dificultad era que no les tenía absolutamente ninguna simpatía a los judíos. Por, el contrario, trataba despectivamente lo que consideraba prejuicios irracionales y fanáticos de sus súbditos, que eran lo que ellos consideraban sus principios. Los romanos conocían la intensidad de la religión judía, y el carácter irrompible de la fe judía, y muy sabiamente siempre habían tratado a los judíos con guante, blanco. Pilato propuso arrogantemente usar el guantelete.
Empezó con un problema. El cuartel general romano estaba en Cesarea. Los estandartes romanos no eran simplemente banderas; eran palos largos con el águila romana o la imagen del emperador en el extremo. Por consideración con el odio judío a las imágenes, todos los anteriores gobernadores habían quitado las águilas y las imágenes de las banderas antes de entrar en Jerusalén para la visita oficial. Pilato se negó a quitarlas. El resultado fue una oposición y una intransigencia tales que Pilato tuvo que acabar por ceder; porque no era posible ni detener ni matar a toda una nación.