La opresión de los pobres y la privación del derecho y la justicia (versículo 8). Dos cosas que la sociedad hace con el pobre: tiene derechos, pero no se los reconoce; y positivamente se le oprime. Es una situación tan vieja como el mundo. Hay alguien aun más alto que ellos ¿Quiénes son éstos que son más altos? ¿Se refiere al rey? ¿Se refiere a Dios? Preferimos la segunda posibilidad. Que el rey esté al servicio del campo (versículo 9), tiene un sentido oscuro en el original por lo que las traducciones son generalmente interpretaciones del texto. Curiosa es la traducción de Dios Habla Hoy; “¡Y a esto se le llama progreso del país y estar el rey al servicio del campo!” La Biblia de las Américas traduce: “Mas el beneficio del país, para todos, es que el rey mantenga cultivado el campo.” Habría que interpretar el texto como queriendo decir que lo mejor para evitar los abusos es que el rey mismo y no sus servidores, culpables de exacciones y opresiones, sea el que se ocupe del cultivo del campo.
El que ama el dinero… y el que ama las riquezas (versículo 10) nos da otra paradoja. No hay forma de satisfacer la ambición del dinero, cuanto más se tiene más se desea. León Dujovne en su traducción castellana del texto hebreo traduce: “El que ama el dinero… y el que ama la abundancia (de propiedades)…” El dinero se hace el dueño del hombre. Un rabino acuñó este aforismo: “¿Quién es rico? El que se goza con lo que tiene” (Aboth). Aparte de verlo con sus ojos: La única satisfacción es la de contemplar sus riquezas. ¡Pobre satisfacción del avaro! Al rico no le deja dormir la abundancia (versículo 12). Se entiende, por el exceso de comida no puede dormir. Otra traducción tiene: “La hartura del rico.” También podría referirse a la preocupación y al temor del rico de verse privado de sus riquezas.
Hay un grave mal que he visto (versículo 13). Sigue el tema de las riquezas. Lo que sigue puede ser algo real que el sabio ha visto o sencillamente un ejemplo ideado para ilustrar su enseñanza. Nuestra versión presenta dos casos: el que guarda sus riquezas para su mal o el que las pierde en un mal negocio. Otra traducción posible es “el mal de la riqueza es que se pierde en un mal negocio”. El verdadero mal es que, habiendo tenido mucho se encuentra sin nada en el momento de tener un hijo. El hijo, único en el ejemplo del Predicador, no puede heredar nada de su padre. De la misma manera (versículo 16), quiere decir que está sin nada, “desnudo”. Se afana inútilmente. Nada se lleva, nada deja a su posteridad, esto es afanarse para el viento. Además, comienza una nueva paradoja suponiendo que “afanarse por el viento” indica una división natural del pensamiento del Predicador. Vivió miserablemente negándose toda satisfacción con el dinero obtenido para después perderlo.
El bien que yo he visto (versículo 18), se refiere al aspecto positivo de la vida: el trabajo moderado, sin ambiciones, que permite alcanzar la felicidad. Pero la felicidad en última instancia depende de Dios:
(1) Dios da la vida (versículo 18);
(2) Dios da los bienes (versículo 19);
(3) Dios da la facultad de gozar una cosa y otra (versículo 19).
Viviendo así no hay tiempo para el desengaño y la frustración (versículo 20). Se repiten las ideas. “No pensará mucho en los años de su vida si Dios le concede alegría interior”.
En 6:1-8 el Predicador repite la enseñanza de la declaración anterior: supuesto que Dios, dueño de todos los bienes, si al mismo tiempo no da al hombre la facultad de gozar de cuanto le ha dado, esto es un mal muy gravoso sobre el hombre. El hombre puede tener bienes (versículo 2); honra (versículo 2); hijos (versículo 3); larga vida (versículo 3); pero Dios no le permite gozar de ello, por lo contrario, los extraños se lo comen, esto es vanidad y su condición es la de un abortivo. Los extraños se lo comen en este contexto, posiblemente porque no tenga hijos que hereden sus bienes. Cien hijos y vive muchos años, aquí son los hijos quienes aparentemente disfrutan. Los bienes, los hijos, la larga vida, eran las cosas apreciadas en la antigüedad, pero todas estas cosas, sin que Dios disponga que se goce de ellas, no sirven para alcanzar la felicidad.
Un abortivo es mejor que él, o sea, la muerte les espera a ambos: A aquel que no tuvo nada y se fue a las tinieblas porque no alcanzó a vivir; y al otro que lo tuvo todo pero fue como si no hubiese tenido nada. Mal por mal, el abortivo quedó en mejores condiciones, porque no tuvo la frustración de tener y no gozar. Las mejores condiciones para alcanzar la felicidad de nada sirven si no se gozan de ellas, y esto último depende de Dios. Y con todo eso, su alma no se sacia. Si el Predicador sigue con la comparación del abortivo y el que no disfruta de lo que posee, lo que dice ahora, es que el abortivo no deseó nada y por ello no hay frustración en su suerte, lo contrario del que se afanó por tener cosas que hacen a la felicidad y no disfrutó de ellas. El versículo 7 es probablemente un refrán popular que cita el sabio.
¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? Todo el versículo 8 es un tanto oscuro. La interpretación de Dios Habla Hoy: “¿Qué tiene el sabio que no tenga el necio, a no ser sus conocimientos para hacer frente a la vida?”