Las dificultades morales: L a aniquilación de los cananeos
Una de las dificultades morales que encontramos en el AT es la que tiene que ver con el mandato de Dios para la aniquilación de los cananeos. Fue mandato para Josué y los demás hombres de guerra. Algunos perciben esto como una evidencia de la crueldad del Dios del AT.
Algunos justifican la aniquilación, diciendo que era el menor de los males; que era asunto de matar o ser destruido. Otros explican que estos eran habitantes bárbaros de naciones paganas, y merecían tal tratamiento.
Tal vez la explicación más aceptable es un reconocimiento del nivel de desarrollo de estos pueblos: no habían avanzado al nivel de practicar las virtudes de la generosidad, la gracia y la amplitud en compartir con otros. La sobrevivencia de la nación de Israel era de suprema importancia para Dios, porque tenía un plan gigantesco para el mundo: el de traer al Mesías para salvar a la humanidad por medio de su muerte en la cruz. No podía permitir la destrucción de la nación por medio de la cual había prometido bendecir el mundo.
Pero, aun cuando Moisés oró fervientemente, su oración no fue contestada. Moisés, el varón de Dios, el hombre que había orado diversas veces intercediendo por Israel, ahora no pudo hallar gracia ante los ojos de Jehová. Con duras palabras Jehová niega contestar su plegaria: Pero Jehová se había indignado contra mí por causa de vosotros y no me escuchó. Jehová me dijoi : i ¡Bastai ! No me hables más de este asunto. Las palabras de Jehová indican que Moisés había sido persistente con su oración, pero Jehová estaba indignado por causa de su pecado. Por causa de su rebelión, Moisés fue condenado con la primera generación de israelitas a no entrar en la tierra de Canaán.
Algunos autores han querido ver aquí un sufrimiento vicario de Moisés. Pero la narrativa muestra claramente que él pecó contra Jehová. Como líder de Israel, Moisés era responsable por la acción del pueblo. Pero Moisés fue condenado a no entrar en Canaán, no por causa del pecado del pueblo, sino por causa de su propio pecado. Entretanto, la oración de Moisés no fue completamente en vano. Como una demostración de su gracia y su amor por Moisés, Jehová le permitió que subiera a la cumbre del monte Pisga y contemplara desde lejos la tierra prometida que Israel iba a recibir como herencia. Más tarde, antes de su muerte, Moisés sube al monte Pisga y mira la tierra de Canaán, desde el norte hasta al sur, y desde el oriente hasta al occidente.
Aun cuando Moisés no vivió para ver el cumplimiento de su labor, fue fiel a la obra que Dios le había dado para hacer. Ahora, Jehová manda a Moisés que comisione a Josué como su sucesor. “Comisionar” significa transferir el liderazgo de las tribus a Josué e investirle con autoridad para continuar la obra de Moisés. Josué tenía dos misiones: cruzar el río Jordán con el pueblo y tomar posesión de la tierra para las tribus de Israel. Como sucesor Josué iba a cosechar lo que Moisés había plantado. Israel se quedó en el valle de Betpeor esperando la orden de cruzar el Jordán, la ocasión cuando la promesa de Jehová iba a cumplirse. Betpeor era un sitio también conocido como Baal de peor y Peor. Betpeor significa “el santuario del Peor” y es probablemente una abreviación de Bet Baalpeor, “el santuario de Baal Peor”.
Verdades prácticas
1. Tenemos un Dios Santo. El no puede tratar levemente el pecado.
2. Vivimos en un mundo de pecado. Muchas veces tenemos que sufrir las consecuencias de nuestros pecados y somos afectados por los pecados de otros. Hay leyes morales y espirituales.
3. Dios no contesta en el momento cada petición según nuestro deseo. El sí toma en cuenta la oración de un corazón contrito para su gloria y nuestro bien.
4. La prueba de nuestra relación con Dios viene de como andamos en fe y obediencia.