Deuteronomio 3: Israel derrota a Og rey de Basán

La expresión hasta el día de hoy aparece diversas veces en los escritos deuteronómicos, o sea, Deuteronomio, Josué Jueces, Samuel y Reyes. Esta frase indica que las narrativas en estos libros fueron escritas desde la perspectiva del autor o redactor de la historia deuteronómica. La generación del siglo VII a. de J.C. estaba mirando hacia el pasado procurando entender los eventos que sucedieron en los días de Moisés con el propósito de aplicar las lecciones del pasado a su propia generación.

Maquir era uno de los hijos de Manasés y fue padre de Galaad. El clan de Maquir recibió la mitad de Galaad (ver v. 12). Los clarifican la descripción del territorio que pertenecía a las tribus de Rubén y Gad. Los rubenitas y los gaditas iban a poseer el territorio entre el río Jaboc en el norte hasta el río Arnón en el sur, incluso la mitad del río. Las fronteras del territorio de Gad y Rubén comprendían desde el río Jordán en el occidente hasta las colinas del monte Pisga al oriente, y del mar de Quinéret en el norte hasta el mar de Arabá en el sur. Quinéret aparece en como una ciudad fortificada cerca del mar de Galilea. El nombre de la ciudad de Quinéret se usa para designar el mar de Galilea. El mar de Arabá, o mar Salado, es el nombre usado para el mar Muerto. El nombre mar Muerto no aparece en el AT.

Después de dividir el territorio oriental entre las tribus de Gad, Rubén y la media tribu de Manasés, Moisés exhortó a las tribus que se quedaron al oriente del Jordán para que se comprometieran a ayudar las otras tribus en la conquista de la tierra de Canaán. Las tres tribus podían recibir la tierra al lado oriental del Jordán como su herencia en Israel, pero sus hombres de guerra tenían la responsabilidad de cruzar el río Jordán con las demás tribus y ayudar a sus hermanos a conquistar la tierra prometida. Los hombres tenían que dejar sus esposas, hijos y ganados en Transjordania. Ellos solamente podían regresar por su propia herencia después de que Jehová diera reposo a los demás israelitas. La palabra reposo es muy importante en los escritos deuteronómicos; significa el período de paz que Jehová daría a Israel después de la conquista de la tierra de Canaán.

En aquella ocasión Moisés también exhortó a Josué, el líder de la nueva generación de israelitas a continuar la conquista de la tierra de Canaán. La exhortación de Moisés estaba fundamentada en lo que Jehová había hecho a favor de Israel. Moisés dijo a Josué: Tus ojos han visto todo lo que Jehová tu Dios ha hecho… La expresión tus ojos han visto aparece diversas veces en el libro de Deuteronomio; sirve para afirmar que la nueva generación está presenciando la obra salvadora de Jehová. La obra salvadora de Jehová relaciona la nueva generación de israelitas con los eventos que sirven para solidificar la fe de Israel. La exhortación de no temer refleja el lenguaje de la tierra santa. Jehová, varón de guerra, pelea por su pueblo.

La oración de Moisés. Moisés había liberado al pueblo de Israel para llevarlos a la tierra de Canaán, pero por su pecado, él mismo no entraría en la tierra que Dios había prometido dar a Israel como herencia. Este pasaje enseña la razón por la que Moisés no pudo entrar en Canaán. Después de distribuir la tierra a las tribus que se quedaron al oriente del Jordán, Moisés habla otra vez a Israel acerca de la decisión de Jehová de no permitir que él entrara en Canaán. En su oración a Jehová declara que la victoria de Israel y la distribución de la tierra era el principio de la realización de las promesas de que Israel iba a heredar la tierra. Solamente un Dios fuerte y poderoso podía demostrar tal poder en las victorias contra los enemigos. Solamente un Dios fiel podía cumplir sus promesas. Jehová había hecho muchas maravillas para redimir a su pueblo y traerlos a la tierra que él había prometido dar a Israel.

Moisés anhelaba entrar en Canaán y participar en el cumplimiento de las promesas de Jehová a los patriarcas. Toda la obra de Moisés, desde su visión de Jehová en la zarza ardiente hasta el momento de su discurso en la tierra de Moab, tenía por objetivo traer al pueblo a la tierra de Canaán. Moisés oró a Jehová y suplicó intensamente a Dios que le diera la gracia de cruzar el río Jordán y entrar en la tierra prometida con el pueblo. El declaró que su entrada en Canaán sería otra evidencia del poder de Dios para redimir a su pueblo.

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