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Deuteronomio 33: Moisés bendice a las doce tribus de Israel

Deu 33:9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto; Y no reconoció a sus hermanos, Ni a sus hijos conoció; Pues ellos guardaron tus palabras, Y cumplieron tu pacto.

Deu 33:10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, Y tu ley a Israel;

Pondrán el incienso delante de ti, Y el holocausto sobre tu altar.

Deu 33:11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren, Y recibe con agrado la obra de sus manos; Hiere los lomos de sus enemigos, Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.

A Leví desea el profeta las suertes, es decir, el urim y el tummim, con las que se consultaba a Yahvé. Era un oficio exclusivo de los sacerdotes. Favorito (lit. hombre de tu complacencia) parece aludir a Moisés, de la tribu de Leví, o a su hermano Aarón, sumo sacerdote. Fueron probados en Massá y en Meribá por Dios cuando permitió que los israelitas se rebelaran contra ellos.

La tribu de Leví, por ser fiel a su Dios, desconoce los lazos más sagrados de familia. Quizá aluda aquí el profeta al incidente del becerro de oro, cuando los levitas mataron sin compasión a los transgresores, algunos de ellos allegados suyos. Son los guardianes oficiales de la palabra y pacto de Yahvé.

A continuación, el profeta enumera las dos funciones esenciales y características de la tribu de Leví: enseñanza de la Ley y determinación de los juicios de Yahvé, es decir, la aplicación de la Ley en las causas judiciales y el servicio en el altar ofreciendo el incienso o timiama y el holocausto. En vista de la importancia de sus funciones específicas, el profeta pide la bendición para los miembros de esta tribu privilegiada, el castigo contra los que se oponen a sus privilegios sagrados. En Números se narra la insurrección de Datan y Abirón contra los privilegios de los levitas alegando que todo el pueblo era santo, puesto que Dios vivía en medio de ellos. Sin duda que estas protestas se repitieron muchas veces en la historia de Israel, y aquí el profeta sale por los fueros de la clase sacerdotal.

Bendición de Benjamín.

A Benjamín le dijo: “Amado de Yahvé, reposará siempre en seguridad. Es el Altísimo su protección, y descansará sobre sus espaldas.”

El profeta anuncia a Benjamín el amor especial de Yahvé, pudiendo morar así seguro, como niño mimado, en las espaldas de su Dios. La palabra hebrea ketefayim, que traducimos por espaldas, puede tener un sentido metafórico de montes elevados, y en ese caso, la frase “descansará en sus montes” aludiría al territorio montuoso en el que habría de morar la tribu de Benjamín. Como dentro de esos montes de Efraím estaba la colina del templo de Jerusalén, muchos autores creen que el profeta aludiría aquí a la morada de Yahvé dentro de los confines de Benjamín.

Deu 33:12 A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; Lo cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará.

Deu 33:13 A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo.

Deu 33:14 Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna,

Deu 33:15 Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos,

Deu 33:16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.

Deu 33:17 Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés.

La bendición sobre José afecta a las dos tribus salidas de él, Manasés y Efraím. El profeta alaba la fertilidad de las tierras en que se asentaron estas tribus, enriquecidas con las lluvias del cielo (de lo mejor del cielo arriba y con las fuentes y arroyos que brotan de la tierra (de las aguas del abismo). En general, esta bendición está calcada sobre la de Jacob a la misma tribu. La fertilidad de sus campos se refleja en los mejores frutos, madurados con buen sol y preparados durante meses en los ciclos de la luna, que regula el curso de las estaciones. Los viejos montes y los antiguos collados (objeto de una especial creación — según la mentalidad popular hebrea — por ser las columnas de la tierra)x aluden a la región montañosa de Efraím. Toda la feracidad de la tierra es un gracioso don del que se apareció en la zarza, designación poética de Dios, que se apareció a Moisés en la zarza ardiendo. A José se le llama príncipe de sus hermanos por la situación privilegiada de José en la corte del faraón como protector de sus hermanos, pero quizá hay aquí una posible alusión a la situación política privilegiada de Efraím como tribu principal del reino septentrional después del cisma de Jeroboán I. La tribu de Efraím a veces es designada con el nombre de José. Históricamente se distinguió por su fuerza y orgullo entre las otras tribus, y por eso se la compara aquí a un toro primogénito, que ha heredado todo el primer vigor de la madre. El símil es idéntico al que se le aplica en la bendición de Jacob, aunque aquí el poeta lo refuerza comparándolo al toro salvaje o búfalo. El orgullo de Efraím despertó en él la envidia de Judá y atrajo la división del reino a la muerte de Salomón. Efraím, por estar en la zona central de Canaán, logró polarizar en torno suyo a las otras tribus ya en tiempo de los jueces, y mucho más después del cisma de Joroboán (s.X a.C.). De ahí lo apropiado de la bendición: Son sus cuernos los del búfalo, con que postra a las gentes .

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