Esta lectura pública de la ley era de suprema importancia en la vida religiosa del pueblo de Israel. La lectura pública de la ley tenía una función pedagógica: el pueblo tenía que oír la lectura de la palabra de Dios, aprender lo que Dios demandaba de Israel y poner por obra la voluntad de Jehová en sus vidas diarias. Muchos israelitas eran analfabetos y no podían leer las palabras de la ley. Ya que los sacerdotes y escribas eran personas que se dedicaban a la lectura de la ley, esta ocasión servía para enseñar a los israelitas las demandas del pacto. La lectura pública de la ley también servía como una de las ocasiones para que los padres enseñaran a sus hijos a temer a Jehová y obedecer sus leyes. Además, la lectura de la ley cada siete años servía para transmitir las enseñanzas de la ley a las sucesivas generaciones de israelitas.
Diversas veces el libro de Deuteronomio enfatiza la importancia de enseñar a los hijos la ley de Jehová. Esta preocupación pedagógica de Deuteronomio es relevante aún hoy. Para aprender a amar a Dios, los hijos que no conocían la ley tenían que oír para aprender a tener fe. La transmisión de la fe a las futuras generaciones no sucede automáticamente. Los padres y las madres que conocen a Dios y que tienen una experiencia personal de la salvación son responsables de enseñar a sus hijos a obedecer a Dios.
Anécdota: Guillermo Carey , a veces llamado el padre de las misiones modernas, tuvo un distinguido ministerio en la India. Antes de su muerte llegó a la India para servir Alejandro Duff. Duff, un joven de buena salud, quería aprender todo lo posible del veterano Carey. Carey ya era un hombre viejo. Ellos formaron una estrecha amistad. Cuando Carey estaba en el lecho de la muerte Duff llegó para visitarle. El expresó con palabras a Carey su aprecio por su vida y obra. Carey pidió que el joven orara. Después de la oración, Duff con tristeza se despidió de Carey. Al llegar a la puerta Carey le hizo señas indicando que quería decirle otra cosa. Le dijo:
“Usted ha estado hablando del doctor Carey, doctor Carey, doctor Carey. Después de mi muerte no hable nada más del doctor Carey. Hable solamente del Salvador del doctor Carey.” Hay personas como Moisés, Josué, Isaías, Elías, etc. Todos somos eslabones. Todos somos siervos de Jesucristo. A él sea la gloria.
El encargo divino a Moisés y a Josué
En preparación para la muerte de Moisés, Jehová da dos encargos a su siervo. Primero Moisés tenía que llevar a Josué al tabernáculo de reunión y allí presentarlo a Jehová. Josué sería ordenado por Jehová como el nuevo líder de Israel. Segundo, Dios comisiona a Moisés para escribir un cántico memorial para ser enseñado a Israel. En obediencia a la palabra de Jehová, Moisés tomó a Josué y los dos fueron hacia el tabernáculo de reunión para esperar la manifestación teofánica de Jehová. El tabernáculo era un santuario portátil que simbolizaba la presencia de Jehová con su pueblo. Algunos escritores hacen una distinción entre el tabernáculo de reunión que estaba afuera del campamento y el tabernáculo del testimonio, donde estaban el arca y las tablas de la ley. Este tabernáculo estaba en medio del campo. La declaración de que Moisés y Josué fueron y esperaron la manifestación de Jehová, parece indicar que el tabernáculo estaba fuera del campamento.
La aparición de Jehová en una columna de nube es la teofanía. La teofanía es una manifestación de Dios en forma visible. En el AT las nubes forman parte de la teofanía y es un símbolo de la gloria y majestad de Dios. La nube aparece en la teofanía del monte Sinaí, durante la peregrinación de Israel en el desierto, y cuando Dios entraba en el tabernáculo.