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Deuteronomio 23: Los excluidos de la congregación

El libro de Proverbios declara que muchos hacían promesas a Dios sin reflexionar en las consecuencias de sus promesas. Jefté hizo un voto para comprar el favor de Dios. La consecuencia de su voto fue el sacrificio de propia hija. Jesús citó esto para enseñar a sus discípulos la importancia de hablar la verdad.

Cumpliendo con los votos Hoy los votos se hacen en forma de compromisos que contratamos cuando prometemos dar cierta cantidad a la iglesia, una organización cívica y a las campañas que luchan en contra del cáncer y las múltiples otras enfermedades que amenazan la salud. El consejo que necesitamos poner en práctica es de no comprometernos más allá de nuestras capacidades de cumplir. Sabemos que debemos dar el diezmo a la iglesia. Los que estén en condiciones de contribuir a otras organizaciones tienen que reconocer que nunca se acaban las necesidades, pero se acaban los recursos para contribuir a todo. Por eso, debemos establecer pautas a seguir para determinar lo que podemos dar y a qué organizaciones. En esta forma podemos cumplir con nuestras promesas.

Comportamiento en el campo ajeno. Esta ley hace una concesión humanitaria en favor de una persona hambrienta. Si alguien tenía hambre mientras caminaba por la propiedad de otro, aquella persona podía comer de la viña o de la mies para satisfacer su hambre. El propósito de esta ley era para proveer ayuda inmediata para la persona que tenía hambre. Ninguna persona pobre debía morir de hambre en Israel. Aquel que era más próspero debía abrir su campo para satisfacer la necesidad del hambriento. Por esta razón una persona hambrienta tenía la libertad de entrar en el campo de otro y satisfacer su hambre. Pero nadie tenía el derecho de recoger lo suficiente para llevar a su casa. Esto sería considerado robo y una violación del octavo mandamiento.

La práctica de permitir a una persona hambrienta comer de la viña y del grano todavía existía en la época del NT. Jesús y sus discípulos pasaron por un campo y, como tenían hambre, comenzaron a arrancar espigas y comer del grano para satisfacerse.

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