Deu 23:21 Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo;(F) porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti.
El préstamo con interés a un israelita estaba estrictamente prohibido por la legislación. El deuteronomista — que se caracteriza por su espíritu humanitario — confirma esta antigua legislación mosaica, permitiendo el préstamo a interés a sólo el extranjero. De hecho, esta ley no parece que fue muy escrupulosamente guardada, ya que los profetas echan en cara a los ricos su insaciable avaricia y usura. En el código de Hammurabi se regula el préstamo a interés, que es muy subido (un 20 por 100 para la plata y un 33 por 100 para los cereales)
Deu 23:22 Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado.
Deu 23:23 Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.
Deu 23:24 Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto.
Era frecuente en Israel hacer votos a Yahvé: promesa de sacrificios, oblaciones, de abstención de determinadas cosas. Se trata de la validez de los votos hechos por mujeres, más propensas, por su espíritu piadoso, a hacer votos a Dios. El deuteronomista considera como algo muy sagrado el voto y su cumplimiento, de forma que prolongar el cumplimiento es ya pecado ante Yahvé. La mayor parte de los votos se hacen en momentos de especial fervor religioso o en una necesidad angustiosa, pero es fácil olvidarse de lo prometido cuando las circunstancias hayan cambiado. El legislador hebreo, sin embargo, insiste en la obligatoriedad del voto
Deu 23:25 Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo.
Este mandamiento impedía que uno se aferrara a sus posesiones con egoísmo. También se aseguraba de que ninguno pasara hambre. Sin embargo, no era una excusa para aprovecharse del prójimo. Los fariseos no interpretaron esto de manera adecuada cuando acusaron a Jesús y a sus discípulos de cosechar en el día de reposo.
En favor del necesitado se permite tomar racimos o espigas para matar el hambre, pero no se autoriza para que se lleve repuesto de estos frutos. Esta costumbre es corriente en localidades donde la mayoría tienen viñas o trigales, pues no se considera un perjuicio grande, y, por otra parte, es señal de mutua benevolencia entre los vecinos. Usando de este permiso, los discípulos de Jesús tomarán espigas en sábado al pasar por un triga. El reproche de los fariseos no es porque hayan juntado espigas, sino porque las tomaron en sábado.
Personas excluidas de la congregación
Las leyes en esta sección introducen una lista de personas a las cuales les estaba prohibido participar en la adoración de la comunidad de Israel. Las leyes limitando la membresía en la asamblea de Jehová estaban relacionadas con la santidad del pueblo de Dios. Israel era un pueblo santo y esta santidad era manifestada en la adoración que Israel presentaba a Dios. La congregación se refiere a la comunidad de Israel congregada en el templo para adoración. Ninguna persona mutilada físicamente o ninguna persona castrada podía entrar en el templo. En las sociedades orientales, muchas personas eran castradas por motivos religiosos. Otros se hacían eunucos para entrar en el servicio del rey. Diversos eunucos servían en la corte de Israel; pero por cuanto eran castrados, no podían entrar en el templo para participar del culto de Jehová. El profeta Isaías declara que en la era mesiánica los eunucos serían rehabilitados e incorporados en la adoración de Jehová.
También el bastardo estaba excluido de la congregación de Jehová. Bastardo (heb. mamzezer) se usa aquípara describir los hijos nacidos de matrimonios mixtos y los hijos nacidos de las relaciones incestuosas mencionadas.
En el contexto de la ley deuteronómica, una persona que había nacido de una relación incestuosa no podía participar de la congregación reunida en adoración. El mamzer estaba excluido de la congregación de Jehová hasta la décima generación. El diez es un número completo y tiene la idea de “jamás”. Esto significa que el mamzer estaba excluido de la congregación para siempre. La severidad del castigo sirve para declarar que Jehová consideraba estas relaciones ilegítimas una gran abominación.
Los amonitas y moabitas también estaban excluidos de la congregación de Jehová. Estas dos naciones eran descendientes de Lot y de la relación incestuosa con sus dos hijas. Pero según el texto, el incesto de Lot con sus hijas no era la razón porque los amonitas y los moabitas estaban excluidos de la congregación de Jehová. Según el texto, los amonitas no demostraron compasión hacia Israel sino que demostraron una actitud hostil contra los israelitas durante su viaje hacia Canaán. Los moabitas emplearon al falso profeta Balaam, hijo de Beor, para maldecir a los israelitas. Pero Jehová intervino y cambió la maldición de Balaam en bendición por causa de su amor hacia Israel.
Por causa de la actitud hostil de estas dos naciones contra los israelitas, los amonitas y los moabitas estaban excluidos de la adoración de Jehová. Ellos jamás entrarían en el templo para adorar a Jehová. Dios también prohibía que los israelitas hicieran tratados políticos con ellos. La expresión procurarás… la paz ni el bienestar es el lenguaje de los tratados políticos, común en el antiguo Oriente. Israel no podía hacer un tratado de paz o alianza política con los amonitas y los moabitas. La ley que prohibía a los moabitas entrar en el templo no les prohibía ser miembros de la comunidad de Israel. Cuando Rut, la moabita, decidió seguir a su suegra Noemí, ella dijo: “Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios”. Rut se casó con Boaz, un prominente ciudadano de Belén y llegó a ser una de los antepasados del rey David.