Los primogénitos de los animales
La ley de los primogénitos de los animales está relacionada con la presentación de los diezmos. La ley que regula la presentación de los diezmos incluye la presentación de los primogénitos de los animales. La ley de los primogénitos originalmente se aplicaba a todos los machos, tanto de los animales como de los israelitas. Los levitas eran los sustitutos de los primogénitos de los israelitas y como tales, pertenecían exclusivamente a Jehová.
La ley del primogénito hace recordar a Israel su redención de Egipto cuando todos los primogénitos de Egipto murieron. El primogénito de los animales era sacrificado en el octavo día. El sacrificio de los primogénitos de los animales servía como parte de la remuneración de los sacerdotes. El texto de Deuteronomio menciona que todos los primogénitos de las vacas y de las ovejas debían ser consagrados a Jehová. Incluye los primogénitos de las cabras, y al primogénito del asno. Por cuanto estos animales pertenecían a Dios, ellos no podían ser usados para beneficio económico de sus dueños.
La ley del primogénito en declara que los primogénitos de los animales debían ser ofrecidos en el octavo día. Pero la ley del santuario central hizo este requisito imposible, porque una persona que tenía un gran rebaño tenía que venir al templo frecuentemente. La ley deuteronómica reformula la ley de Exodo y permite la presentación durante el primer año del animal, probablemente en una de las grandes fiestas anuales (vea 14:23). Anualmente, en una de las grandes fiestas de Israel, el primogénito de los animales era llevado al santuario para ser sacrificado en la presencia de Jehová. El sacrificio era comido por la familia en una cena ceremonial en el templo. La prohibición de sacrificar animales con defecto se aplica también a todos los primogénitos de los animales. El profeta Malaquías dice que es un insulto ofrecer a Dios animales con defectos. Animales cojos, ciegos o con otros defectos no tenían valor comercial ni religioso. El primogénito de los animales que tenía algún defecto debía ser comido por la familia, pero el sacrificio no era una ceremonia religiosa. La única condición era que la persona que sacrificaba el animal para comer en su casa tenía que observar la ley acerca de la sangre. La ley prohibía comer la sangre, por lo tanto, tenía que ser derramada sobre la tierra como agua. Por cuanto este sacrificio no era religioso, las personas que ceremonialmente estaban impuras podían comer de la carne del animal. El propósito de esta ley era para ayudar al pueblo de Israel a reconocer la necesidad de dedicar los primogénitos a Dios, en reconocimiento de que todas las criaturas pertenecen a él.