La ruina de la nación
La maldición del pacto vendría sobre Israel por causa de su desobediencia. Israel tenía que obedecer las palabras de esta ley, escritas en este libro. Esta ley era la torah de Moisés, las palabras que Jehová había dado a Israel por medio de Moisés. Este libro era una referencia a Deuteronomio, el libro que contenía la ley y los mandamientos que Israel se comprometía a obedecer después de haber entrado en la tierra prometida. Además de obedecer la ley, Israel tenía que adorar el nombre de Jehová. Este énfasis en el nombre de Dios es típico de la teología deuteronómica, y aparece en el AT como una representación propia de Dios.
Si Israel no ponía por obra las leyes de Jehová y no adoraba su nombre, la maldición del pacto sería invocado contra Israel y vendrían sobre ellos todas las enfermedades y plagas que Dios había enviado sobre Egipto durante la confrontación entre Moisés y faraón. Las plagas y las enfermedades servirían para reducir el número de israelitas. Los que eran tan numerosos como las estrellas del cielo serían pocos en número.
El Dios que se deleitó en dar la tierra de Canaán a Israel era el mismo Dios que iba a arrancar a Israel de la tierra que la nación había recibido como su herencia eterna. En vez de vivir tranquilamente en la tierra, el pueblo sería esparcido entre las naciones. En vez de servir a Jehová en la tierra prometida, iban a servir a dioses ajenos, quienes no tenían ninguna relación con Israel. En vez de encontrar descanso en la tierra de su herencia, vivirían sin tranquilidad, pero con temores y tensión, y en constante incertidumbre en una tierra extraña.
El castigo de Jehová era una revocación de la posición de nación santa y pueblo especial y de su historia. Los antepasados de los israelitas habían salido de Mesopotamia para servir a Jehová y escapar de los dioses de piedra y de madera. Por su desobediencia Israel regresa a Mesopotamia para allí adorar a los dioses que sus antepasados habían abandonado. Israel había salido de la casa de esclavitud en Egipto para servir a Jehová. Jehová había prometido que Israel nunca más regresaría a Egipto. Pero por causa de su desobediencia Jehová hará regresar a Israel a Egipto en navíos como esclavos. Esta referencia a navíos posiblemente era una referencia a los navíos de esclavos usados principalmente por los fenicios. Regresar a Egipto era la culminación de la maldición del pacto, porque simbólicamente el regreso de Israel a Egipto era la nulidad de su historia y la revocación del pacto. Durante su residencia en Egipto los israelitas sirvieron como esclavos. Ahora, ni aun los egipcios deseaban usar a los israelitas como esclavos.
La conclusión de la proclamación de las maldiciones del pacto sobre Israel enseña dos cosas importantes. Primera, Dios quiere enseñar a Israel la consecuencia de la obediencia. La desobediencia y la apostasía traerían graves consecuencias que iban a afectar a cada israelita por muchos años. Segunda, Israel tenía que escoger entre la bendición de la obediencia y la consecuencia de la desobediencia. La decisión que Israel tenía que tomar era de suprema importancia para la nueva generación de israelitas que se preparaban para entrar en la tierra prometida y para sus hijos. La decisión era entre vida y muerte, bien o mal, maldición o bendición. Israel tomó su decisión, pero la historia de la nación que empezó después de la muerte de Josué y terminó en los días del profeta Jeremías enseña que la decisión de Israel no fue muy sabia.