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Deuteronomio 28: Bendiciones de la obediencia


Este capítulo contiene otra lista de bendiciones y maldiciones que dio el mismo Moisés durante una ceremonia de renovación de un pacto en la llanura de Moab. Esta ceremonia fue anticipo de otra que realizaría más tarde en el monte Ebal

La introducción de este capítulo parece estar constituida por el capítulo anterior. No es raro el procedimiento de insertar bendiciones y maldiciones en las secciones legislativas del Pentateuco; pero aquí esto se destaca más. Las amenazas son terribles, y muestran bien claro cómo la Ley del Antiguo Testamento era una ley de temor. Las bendiciones y maldiciones son de índole material, sin ninguna proyección en ultratumba. La esperanza de la retribución en el más allá — base de nuestra religión — fue desconocida en Israel hasta el siglo II antes de Cristo; de ahí que su moral es pragmatista y, considerada desde el punto de vista evangélico, no muy elevada. Las maldiciones son terroríficas e hiperbólicas, al estilo oriental, para impresionar más al pueblo, propenso a olvidarse de su Dios.

Deu 28:1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

Los propósitos de las profecías predictivas

En la Biblia abundan las promesas y la profecía. Dios aseguró que estaba presto a bendecir y a menudo habla de cosas que se propone hacer en el futuro. En ambos casos siempre hay condiciones: el llamado de Dios a ajustarse a su voluntad para que su promesa pueda bendecir al obediente. Este capítulo constituye un ejemplo clásico, tanto de las promesas como de las profecías de Dios.

Esto es ejemplo del propósito de la profecía predictiva en la Biblia, la cual sirve para advertir y enseñar obediencia y una vida fructífera. Nunca se pronuncia para satisfacer, suscitar curiosidad o promover la adivinación. En Mateo Jesús pronuncia varias profecías sobre las cosas que vendrán, pero solamente propone a los discípulos una norma práctica: velad, no tratar de adivinar el posible curso de los acontecimientos por venir.

En otro lugar, nuestro Señor indicó que las profecías predictivas también son dadas para apoyar nuestra confianza en la soberanía y en la omnisciencia de Dios, quien tiene el control de los acontecimientos y conoce el fin desde el principio. Nótense sus palabras, donde se enfatiza en tres ocasiones el propósito de su predicción: «para que cuando suceda, creáis que yo soy» (es decir, el Hijo de Dios, el Mesías)

Deu 28:2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

Deu 28:3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.

Deu 28:4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.

Deu 28:5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.

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