Al Señor de los Cielos quien en su inmenso Amor envió a su Hijo Amado Jesucristo a salvar a este pecador; a Jesucristo por haber ofrendado su sangre para limpiar de pecado mi alma; a mis padres Manuel Angel y Raquel, que en paz descansen, quienes se esforzaron por hacer de mí un hombre de bien; a Javier Jiménez Pérez, mi padre espiritual, quien con su humildad y paciencia me reconcilió con el Señor; a Rafael Riquelme, a quien debo gran parte de mi nueva vida, a Carlos H. Velázquez, que continuó la labor de Riquelme; a mi adorada esposa Brunnie, a quien debo lo que hoy soy; a mis hijos Lionel y Marcel por enseñarme a ser padre; a Lionel por darme la dicha de hoy gozar la felicidad de ser abuelo; a mi nieto Lionel Francisco, por todas sus enseñanzas, con la esperanza de que este humilde trabajo le guíe siempre por los caminos del Señor. A ti que tienes este trabajo en tus manos con la ilusión de que hagas tuyas las enseñanzas de Jesús, porque Cristo es para ti.
Dedicatoria
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