Daniel 3: El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro

Daniel 3:28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.

Nabucodonosor no estaba comprometiéndose aquí a servir únicamente al Dios de Daniel. En vez de eso reconoció que Dios es poderoso y ordenó a su pueblo que no hablara contra El. No les dijo que debían deshacerse de los demás dioses, sino que debían añadir éste a la lista.

Daniel 3:29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste.

Nabucodonosor otorga su favor a los tres jóvenes hebreos. Este es un maravilloso ejemplo de cómo las bendiciones de Dios propician el favor de los hombres

Daniel 3:30 Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.

¿Dónde estaba Daniel en esta historia? La Biblia no lo dice, pero existen varias posibilidades.

(1) Pudo haber estado en un asunto oficial en otra parte del reino.

(2) Pudo haber estado presente, pero como era un gobernante, los funcionarios no lo acusaron de no haberse inclinado ante la estatua.

(3) Pudo haber estado en la capital ocupándose de los asuntos del rey mientras este estaba fuera.

(4) Pudo haber sido considerado exento de inclinarse ante el ídolo por su reputación de interpretar los sueños por medio de su Dios. Ya sea que Daniel estuviera allí o no, podemos estar seguros de que no se habría inclinado ante el ídolo.

Reyes a quien Daniel sirvió

Nabucodonosor de Babilonia – capítulos 1-4

Sadrac, Mesac y Abed-nego echados a un horno de fuego ardiendo; Nabucodonosor se vuelve loco durante 7 años

Belsasar de Babilonia capítulos 5, 7, 8

Daniel leyó lo que estaba escrito en la pared que señalaba el fin del Imperio Babilónico

Darío de Medo Persia capítulos 6, 9

Daniel es arrojado a un foso de leones

Ciro de Medo Persia capítulos 10-12

Los desterrados regresan a su patria y a su capital, Jerusalén

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