Cuando confías profundamente, esta confianza transforma tu vida, no importa cuáles sean las circunstancias. Cuando Milarepa fue a ver a su maestro al Tíbet era tan humilde, tan puro, tan auténtico, que los otros discípulos tuvieron celos de él. Era seguro que él sería el sucesor del Maestro, así que los otros trataron de matarlo.
Milarepa era muy confiado. Un día los otros discípulos dijeron:
— Si realmente crees en el Maestro, ¿puedes lanzarte desde este abismo? Si confías, no pasará nada. No te harás daño.
Y Milarepa saltó sin dudarlo un solo segundo. Los discípulos bajaron corriendo… el valle estaba a 3,000 pies de profundidad. Corrieron esperando encontrar los huesos, deshecho su cuerpo, pero él estaba sentado en postura de loto, tremendamente feliz.
Abrió los ojos y dijo:
— Tenían razón, la confianza salva.
Pensaron que todo debería haber sido una coincidencia, así que cuando un día salieron de viaje y tuvieron que cruzar el río le dijeron:
— No necesitas ir en bote. Tienes tanta confianza que puedes caminar sobre las aguas. Y él caminó sobre las aguas.
Esta fue la primera vez que el Maestro le vio.
— ¿Qué estás haciendo? Es imposible, dijo.
— Estoy haciéndolo gracias a tu poder, Maestro.
El Maestro pensó: “Si mi poder y mi nombre pueden hacer esto por un hombre ignorante y estúpido… .yo nunca lo he probado por mí mismo”. Lo intentó y se ahogó. Nunca más se volvió a oír hablar de él.
Si confías plenamente, aún un maestro no iluminado puede revolucionar positivamente tu vida. Lo contrario también es una gran verdad: Un Maestro iluminado puedo no serte de ninguna ayuda. Depende por completo de ti.