Continúa el cuadro de honor
Recuerdos de Epafras, que es de los vuestros, servidor de Cristo, que mantiene una lucha constante en oración por vosotros para que os mantengáis firmes, perfectos y completos en la fe, consagrados a cumplir la voluntad de Dios. Doy testimonio de que ha trabajado intensamente por vosotros y por los de Laodicea y Hierápolis. Lucas, nuestro querido médico, y Demas os mandan recuerdos. Saludad de nuestra parte a los hermanos de Laodicea, y a Ninfas y la iglesia que se reúne en su casa.
El siguiente nombre que aparece en el cuadro de honor es Epafras. Debe de haber sido el pastor de la iglesia de Colosas (Colosenses 1: 7). Este pasaje parece sugerir que sería también el supervisor de las iglesias de las tres ciudades, Hierápolis, Laodicea y Colosas. Era un siervo de Dios que oraba y laboraba por los que Dios había puesto a su cuidado. Estaba Lucas, nuestro querido médico, que estuvo con Pablo hasta el final (2 Timoteo 4:11). ¿Era un médico que había renunciado a una carrera lucrativa para asistir a Pablo en el aguijón de su carne y para predicar a Cristo?
Estaba Demas. Es significativo que su nombre es el único que no lleva ningún título de alabanza o aprecio. Era Demas a secas. Hay toda una historia tras las breves referencias a Demas en las cartas de Pablo. En Filemón 24 se le incluye entre los que se describen como colaboradores de Pablo. Aquí en Colosenses 4:14 simplemente se le nombra. Y en la última referencia que se hace a él, en 2 Timoteo 4:10, se dice que ha abandonado a Pablo porque amaba este mundo. Seguramente tenemos aquí el boceto de un estudio de degeneración, pérdida de entusiasmo y fracaso en la fe. Aquí tenemos a uno de los que se negaron a que Cristo los hiciera de nuevo.
Estaba Ninfas (algunos manuscritos y traducciones lo ponen en femenino, Ninfa) y los hermanos de Laodicea que se reunían en su casa. Debemos recordar que no hubo tal cosa como templos o capillas hasta el siglo III. Hasta entonces las congregaciones se reunían en las casas particulares de sus dirigentes. Estaba la iglesia que se reunía en la casa de Prisquilla y Áquila en Roma y en Éfeso (Romanos 16:5; 1 Corintios 16:19). Estaba la iglesia que se reunía en casa de Filemón (Filemón 2). En los primeros tiempos, la iglesia y el hogar eran la misma cosa; y sigue siendo verdad que el hogar cristiano debe ser al mismo tiempo una iglesia de Jesucristo.
El misterio de la carta a los laodicenses
Cuando hayáis leído esta carta entre vosotros, aseguraos de que se lea también en la iglesia de los laodicenses, y de que vosotros leéis la que os llegue de Laodicea.
Aquí tenemos uno de los misterios de la correspondencia de Pablo. La carta a Colosas se tenía que mandar después a Laodicea. Y, dice Pablo, hay otra carta que está de camino desde Laodicea a Colosas. ¿Cuál era esa Carta a los Laodicenses?
Hay cuatro posibilidades.
(i) Puede que fuera una carta especial a la iglesia de Laodicea. En ese caso, se habrá perdido; aunque, como veremos seguidamente, todavía existe una supuesta carta a Laodicea. Seguramente Pablo escribió muchas más cartas de las que poseemos. Se conservan solamente trece, que cubren un espacio de unos quince años. Se deben de haber perdido muchas otras, entre ellas la dirigida a los laodicenses.
(ii) Puede que fuera la carta que conocemos como a los Efesios. Es casi seguro que Efesios no se le escribió a la iglesia de Éfeso, sino que era una encíclica o carta circular que debía ir recorriendo las iglesias de la provincia de Asia. Puede que esta carta circular hubiera llegado ya a Laodicea y estuviera de camino hacia Colosas.
(iii) Puede que se tratara de la Carta a Filemón. Esa es una posibilidad que presentamos en nuestro estudio de esa carta.
(iv) Hace muchos siglos que ha estado en existencia una supuesta carta de Pablo a la iglesia de Laodicea. No existe nada más que en latín, pero parece ser una traducción literal de un original griego. Está incluida en el Codex Fuldensis del Nuevo Testamento latino que perteneció a Víctor de Capua y que se fecha en el siglo VI; pero se remonta aún más, porque Jerónimo la menciona en el siglo V diciendo que era falsa y que casi todo el mundo estaba de acuerdo en que no era auténtica. Es como sigue: Pablo, un apóstol, no por hombres ni mediante ningún
hombre, sino mediante Jesucristo, a los hermanos que están en Laodicea: Gracia sea a vosotros y paz de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo.
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Wilson Velez Velez
Amen