Las características del error
Pero vosotros, queridos hermanos, debéis recordar las palabras que os hablaron en su tiempo los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; debéis recordar que nos dijeron: «En los últimos tiempos habrá burladores, cuya conducta estará gobernada por sus propios deseos impíos.» Estos son los que provocan divisiones -tipos carnales, sin el Espíritu. Judas les indica a los suyos que no ha sucedido nada que no estuviera previsto. Los apóstoles les habían advertido que en los últimos tiempos surgirían hombres malvados como los que estaban ya entre ellos. Las palabras que cita Judas no se encuentran en ningún libro del Nuevo Testamento. Puede que esté haciendo una de tres cosas: que esté citando algún libro apostólico que no poseemos; o no de un libro, sino de alguna tradición oral de la predicación apostólica, o de algún sermón que él puede haberles oído a los apóstoles; o.que esté dando el sentido general de un pasaje como el de 1 Timoteo 4:1-3. En cualquier caso, está diciéndoles a los suyos que el error se podía esperar en la Iglesia. De este pasaje podemos deducir algunas de las características de estos malvados.
(i) Se burlan de la bondad, y su conducta está gobernada por sus propios deseos malos. Las dos cosas van juntas. Estos oponentes de Judas tenían dos características, como ya hemos visto. Creían que el cuerpo, por ser materia, era malo; y que, por tanto, no importaba que se saciaran sus deseos. Además, argüían que, puesto que la gracia podía perdonarlo todo, el pecado no importaba. Estos herejes tenían una tercera característica. Creían que eran pensadores avanzados; y consideraban a los que cumplían la ley moral tradicional como anticuados y pasados de moda.
Ese punto de vista no ha muerto ni mucho menos. Sigue habiendo personas que creen que los principios de moralidad y fidelidad tradicionales, especialmente en materia de sexo, están totalmente anticuados. Hay un texto terrible en el Antiguo Testamento: « Dice el necio para sus adentros: «¡Dios no existe!»» (Salmo 53:1). En el original, necio, en hebreo nabal, no quiere decir una persona ignorante, sino que pasa del tema. Y el hecho de que diga que no existe Dios es debido exclusivamente al deseo de su corazón. Sabe que, si existe Dios, él está equivocado, y le espera el juicio; por tanto, elimina la idea de Dios de su horizonte. En último análisis, los que eliminan la ley moral y dan rienda suelta a sus pasiones y deseos egoístas lo hacen porque quieren vivir a su aire. Escuchan la voz de sus deseos en lugar de escuchar la voz de Dios -y olvidan que vendrá un día cuando no tendrán más remedio que escucharle.
Estos malvados tienen una segunda característica: Provocan divisiones -son carnales, sin el Espíritu. Aquí hay una idea de lo más significativa -provocar divisiones dentro de la Iglesia es siempre un pecado. Estos lo hacen de dos maneras.
(a) Como ya hemos visto, hasta en las Fiestas del Amor tenían sus propios grupitos. Con su conducta estaban destruyendo sistemáticamente la comunión ° dentro de la Iglesia. Estaban trazando un círculo que excluía a los demás en lugar de incluirlos.
(b) Pero llegaban más lejos. Había algunos pensadores en la Iglesia Primitiva que tenían una manera de considerar la naturaleza humana que dividía esencialmente a las personas en dos categorías. Para entender esto debemos conocer algo de la psicología griega. Para los griegos, el ser humano se componía de cuerpo (sóma), alma (psyjé) y espíritu (pneuma). Sóma era sencillamente la constitución física de la persona. Psyjé nos es más difícil de entender; para los griegos, el alma (psyjé) era sencillamente la vida física; todos los seres vivos, los animales y las plantas, tenían psyjé. Pneúma, espíritu, era totalmente diferente; pertenecía exclusivamente al ser humano, y era lo que le hacía una criatura inteligente, semejante a Dios, capaz de hablar con Dios y de escucharle.
Estos pensadores pasaban a argüir que todos los hombres poseían psyjé,. pero muy pocos poseían realmente pneuma. Solamente los verdaderamente intelectuales, la elite, poseían pneuma; y por tanto solamente muy pocos podían alcanzar la verdadera religión. El resto tenía que contentarse con moverse en los niveles más bajos de la experiencia religiosa. Ellos por tanto dividían a las personas en dos clases. Estaban los psyjikoi, que estaban físicamente vivos pero intelectual y espiritualmente muertos. Los podríamos llamar carnales. Todo lo que poseían era la vida de carne y hueso; el progreso intelectual y la experiencia espiritual no estaban a su alcance. Y estaban los pneumatikoi, que eran capaces de un conocimiento intelectual real, de un conocimiento real de Dios y de una experiencia espiritual real. Aquí tenemos la base de una aristocracia intelectual y espiritual por encima del rebaño de las personas vulgares y corrientes.
Además, estas personas que se creían pneumatikoi, creían que estaban exentas de todas las leyes ordinarias que gobiernan la conducta humana. La gente ordinaria podría ser que tuviera que cumplir los principios aceptados, pero ellos estaban por encima de eso. Para ellos no existía el pecado; eran tan avanzados que podían hacer lo que les diera la gana sin ser por ello peores. Haremos bien en recordar que sigue habiendo personas que creen que están por encima de las leyes, que se dicen para sus adentros que eso no les podría suceder a ellos, y que creen que pueden salirse siempre con la suya. Ahora podemos ver lo inteligentemente que trata Judas con estas personas que dicen que el resto de la humanidad son los psyjikoi, mientras que ellos son los pneumatikoi. Judas toma sus palabras y les da la vuelta. «Sois vosotros -les truenalos que sois psyjikoi, los dominados por la carne; sois vosotros los que no tenéis pneuma, ni conocimiento real ni experiencia de Dios.»