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Apocalipsis 4: El cielo y la puerta se abren

(iii) Pasemos a explicaciones que consideramos mucho más probables. Había tantos sacerdotes en Israel que era imposible que todos oficiaran en el templo al n-fismo tiempo, así es que estaban divididos en veinticuatro turnos diferentes. Cada uno tenía su presidente, que se llamaba el anciano de los sacerdotes. Algunas veces se llamaba a estos ancianos príncipes o gobernadores de la casa de Dios (1 Crónicas 24:7-18). Se sugiere que los veinticuatro ancianos representan simbólicamente los veinticuatro turnos de sacerdotes. Presentan a Dios las oraciones de los fieles (Apocalipsis 5:8), lo que era una misión sacerdotal. Los levitas estaban divididos igualmente en veinticuatro turnos para los trabajos del templo, y alababan a Dios con arpas y salterios y címbalos (1 Crónicas 25:6-31), y los ancianos de Apocalipsis también tenían arpas (Apocalipsis 5:8). Así es que los veinticuatro ancianos puede que representen el ideal celestial del culto terrenal de los sacerdotes y levitas en el Templo.

(iv) Se ha sugerido que los veinticuatro ancianos representan a los doce patriarcas y los doce apóstoles combinados. En la Nueva Jerusalén los nombres de los Doce Patriarcas estaban en las doce puertas, y los de los Doce Apóstoles en las piedras fundacionales del muro.

(v) Creemos que la explicación más probable es que los veinticuatro ancianos representan simbólicamente al fiel pueblo de Dios. Sus vestiduras blancas son las que se les prometen a los fieles (Apocalipsis 3:4), y sus coronas (stéfanoi) son las que se les prometieron a los que fueran fieles hasta la muerte (Apocalipsis 2:10). Los tronos son los que les prometió Jesús a los que lo abandonaran todo para seguirle (Mateo 19:27-29). La descripción de los veinticuatro ancianos corresponde a las promesas hechas a los fieles.

La pregunta que quedaría sería: « ¿Por qué veinticuatro?» La respuesta sería que porque la Iglesia está formada por judíos y gentiles. Había en su origen doce tribus, pero ahora es como si se hubieran doblado. Swete dice que los veinticuatro ancianos representan a la Iglesia en su totalidad. Recordemos que esta es una visión, no de lo que ya es, sino de lo que ha de ser; y los veinticuatro ancianos representan la totalidad de la Iglesia que un día en la gloria adorará en la presencia del mismo Dios.

Alrededor del trono

Del trono salían destellos de relámpagos, y rugidos de truenos, y voces. Había siete antorchas de fuego ardiendo delante del trono, que son los siete Espíritus de Dios. Y delante del trono había lo que yo llamaría un mar de vidrio como cristal.

Juan añade más detalles a su descripción misteriosa e impresionante del Cielo. Las voces son el rugido de truenos; los truenos y relámpagos se conectan a menudo con la manifestación de Dios. En la visión de Ezequiel los relámpagos salían del fuego resplandeciente que había alrededor del trono (Ezequiel 1:13). El salmista nos dice que la voz del trueno estaba en el torbellino, y los relámpagos iluminaban el mundo (Salmo 78:18). Dios envía Sus relámpagos hasta lo último de la tierra (Job 37:4). Pero lo que figura en primer término en la mente de Juan es la descripción del Monte Sinaí cuando el pueblo esperaba la promulgación de la Ley: «Hubo truenos y relámpagos, una espesa nube cubrió el monte y se oyó un toque imponente de trompeta» (Éxodo 19:16). Juan está usando las imágenes que se relacionan regularmente con la presencia de Dios.

Te acercas Sí, conozco – las orlas de Tu manto en esa ardiente nube – con que ceñido estás; el resplandor conozco – de Tu semblante santo cuando, al cruzar el éter, – relampagueando vas.

Conozco de Tus pasos – las invisibles huellas del repentino trueno – en el crujiente son; las chispas de Tu carro – conozco en las centellas, Tu aliento en el rugido – del rápido aquilón. (José Zorrilla).

Los siete candelabros son los siete Espíritus de Dios. Ya hemos encontrado los siete Espíritus delante del trono (Apocalipsis 1: 4; 3:1). Hay investigadores que ven influencia babilónica aquí también. Para los babilonios los siete planetas eran también seres divinos que estaban en la presencia de Dios; sería natural comparar los planetas con antorchas, y se ha sugerido que esta imagen procede de la mitología babilónica.

El «mar de vidrio» ha ejercido una extraña fascinación en las mentes de muchas personas, incluyendo a los himnólogos. En el original no se dice que hubiera un mar de vidrio, sino «como si fuera un mar de vidrio.» Era algo que trascendía toda descripción, pero que se podía comparar solamente con un gran mar de vidrio. ¿Cuál era el origen de esa figura?

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