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Apocalipsis 18: La endecha por Roma

Nunca más se oirá ningún sonido de alegría. La condena de Ezequiel contra Tiro dice: «Haré callar el bullicio de tus canciones, y no se escuchará más el sonido de tus cítaras» (Ezequiel 26:13). Los arpistas y los juglares tocaban y cantaban en ocasiones alegres; la flauta se usaba en los festivales y en los funerales; la trompeta resonaba en los juegos atléticos y en los conciertos; pero ahora se silencia toda la música.

Nunca más se escuchará el ruido de los artesanos ejerciendo su trabajo. Nunca más se escuchará el ruido de la actividad doméstica. La molienda era tarea de las mujeres en el hogar, valiéndose de dos grandes piedras circulares, la una encima de la otra. El grano se metía por un agujero que había en la piedra superior; se molía entre las dos piedras, y salía por la piedra de abajo. El crujido de una piedra sobre otra, que se podía oír cualquier día de la semana en cualquier casa, ya no se oirá nunca más.

Ya no habrá nunca más luz en las calles ni en las casas. Ya nunca más se escuchará el sonido alegre de una fiesta de bodas, porque el amor morirá para siempre. Jeremías usa las mismas imágenes: «Haré que desaparezca de entre ellos la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del novio y la voz de la novia, el ruido del molino y la luz de la lámpara» (Jeremías 25:10; cp. 7:34; 16:9).

Roma se va a convertir en una terrible desolación silenciosa. Y este castigo le vendrá por ciertas razones determinadas. Le vendrá porque rindió culto a la riqueza y al lujo, y vivió desenfrenadamente sin encontrar placer nada más que en las cosas materiales. Le vendrá porque descarrió a las personas con sus hechicerías. Nahúm sentenciaba así a Nínive « Y todo por culpa de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones y a los pueblos con sus hechizos.» (Nahúm 3:4). Roma coqueteaba con los poderes del mal para hacer un mundo malo.

Le vendrá porque era culpable de sangres. « ¡Ay de la ciudad de sangres!», decía Ezequiel de Tiro (Ezequiel 24:6,9). En la misma Roma perecían los mártires, y de ella se extendió la persecución por todo el mundo.

Antes de empezar a estudiar los cuatro últimos capítulos del Apocalipsis en detalle, será útil exponer en líneas generales su programa de los acontecimientos.

Empiezan con el gozo universal por la destrucción de Babilonia, el poder de Roma (19:1-10). Sigue una descripción del surgimiento de un caballo blanco en el que cabalga Uno Que es Fiel y Verdadero (19:11-18). Luego viene la alianza de los poderes hostiles contra el Cristo conquistador (19:19); luego la derrota de las fuerzas contrarias; la bestia y al falso profeta son arrojados al lago de fuego y azufre, y tiene lugar la matanza del resto (19:20s).

El capítulo 20 se inicia con que el diablo es atado en el abismo por un período de mil años (20:1-3). Sigue la resurrección de los mártires para reinar con Cristo mil años, aunque el resto de los muertos no resucitan todavía (20:4-6). A1 cumplirse los mil años Satanás es soltado otra vez por un breve tiempo; hay un conflicto final con los enemigos de Cristo, que son destruidos con fuego del Cielo mientras que Satanás es arrojado para siempre al lago de fuego y azufre (20:7-10). Entonces viene la Resurrección general y el Juicio Final (20:11-14); y finalmente la descripción de los nuevos cielos y la nueva tierra que ocupan el lugar de las cosas que han desaparecido (21:1-22:5).

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