Amós 9:1 Vi al Señor, que estaba sobre el altar y dijo:[a] «Derriba el capitel[b] y estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos. Al postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya ni quien escape.
El castigo comenzaría en el altar, el centro de la vida de la nación, el lugar donde el pueblo esperaba ser protegido y bendecido. Este castigo abarcaría a las 12 tribus. Algunos comentaristas piensan que era el altar de Bet-el y otros que era el altar del Templo de Jerusalén. Dios destruiría aquello en lo que fundaban su seguridad con el fin de que se volviesen a El. Pero en 9.11 Dios promete restaurar su pueblo.
Amós 9:2 Aunque caven hasta el seol,[c] de allá los tomará mi mano; y aunque suban hasta el cielo, de allá los haré descender.[d]
Amós 9:3 Si se esconden en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque de delante de mis ojos se escondan en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente[e] y los morderá.
Amós 9:4 Y si van en cautiverio[f] delante de sus enemigos, allí mandaré la espada y los matará; y pondré sobre ellos mis ojos para mal y no para bien.[g]
El monte Carmelo y el Seol son símbolos de la muerte. Nadie puede escapar del castigo de Dios. Estas eran buenas noticias para los fieles pero malas noticias para los infieles. Ya sea que corramos a las cimas de las montañas o al fondo del mar, Dios nos encontrará y nos juzgará por nuestras acciones. Amós describió el castigo de los malvados como una serpiente marina, que persigue implacablemente a los condenados. Para los seguidores fieles de Dios, sin embargo, el castigo trae una nueva tierra de paz y prosperidad. ¿De qué manera evalúa usted el castigo de Dios?
Amós 9:5 El Señor, Jehová de los ejércitos, toca la tierra y esta se derrite, y lloran todos los que en ella moran; crecerá toda ella como un río y mermará luego como el río de Egipto.[h]
Amós 9:6 Él edificó en el cielo su habitación y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama a las aguas del mar y sobre la faz de la tierra las derrama: Jehová es su nombre.[i]
Amós 9:7 Hijos de Israel, ¿no me sois vosotros como hijos de etíopes?,[j],[k]
dice Jehová. ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, de Caftor a los filisteos,[l] y de Kir a los arameos?[m]
Etiopía, al sur de Egipto, era una tierra remota y exótica para los israelitas. Caftor es una isla en Creta, en donde los filisteos vivían originalmente. Dios juzgaría a Israel de la misma forma que juzga a las naciones extranjeras. No es solo el Dios de Israel; es el Dios del universo y tiene el control de todas las naciones.
Amós 9:8 Ciertamente, los ojos de Jehová, el Señor, están contra el reino pecador y yo lo borraré de la faz de la tierra: mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová.
Amós aseguró a los israelitas que el castigo de Dios no sería permanente. Dios quiere redimir, no castigar. Pero cuando el castigo es necesario no lo detiene. Al igual que un padre amoroso, Dios disciplina a los que ama para poder corregirlos. Si El lo disciplina a usted, acéptelo como un signo de su amor.
Amós 9:9 Porque, yo mandaré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba sin que caiga un granito en la tierra.
A pesar de que Asiria destruiría a Israel y se llevaría a su pueblo al exilio, algunos serían preservados. Este exilio se había predicho cientos de años antes (Deu_28:63-68). A pesar de que la nación fue purificada por medio de esta invasión y cautiverio, ningún verdadero creyente se perdería eternamente. Nuestro sistema de justicia no siempre es perfecto, pero el de Dios sí. Los pecadores no quedarán impunes; los fieles no serán olvidados. Los verdaderos creyentes no se perderán.
Amós 9:10 A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: “No se acercará ni nos alcanzará el mal”».
Amós 9:11 En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David: cerraré sus portillos, levantaré sus ruinas y lo edificaré como en el tiempo pasado,