A quién llevas a cuestas

Dos monjes que regresaban a su templo llegaron a un arroyo donde encontraron a una hermosa mujer que no se atrevía a cruzarlo, temerosa porque el arroyo había crecido y la corriente era fuerte.

Uno de los monjes, el mayor, casi sin detenerse, la alzó en sus brazos y la llevó hasta la otra orilla. La mujer le agradeció, ya que su hijo estaba gravemente enfermo y ella necesitaba cruzar ese arroyo para verlo, y los hombres siguieron su camino.

Después de recorrer tres días el otro monje, el joven, sin poder contenerse más, exclamó: «¿ Cómo pudiste hacer eso, tomar una mujer en tus brazos ?… Conoces bien las reglas…» y otras cosas por el estilo.

Respondió el monje cuestionado con una sonrisa: » Es posible que haya cometido alguna falta, pero esa mujer necesitaba cruzar ese arroyo para ver a su hijo. Yo solo crucé a la mujer y la dejé en la otra orilla.

«¿Pero qué te pasa a vos, que ya pasaron tres días del episodio y aún la llevas a cuestas?». Yo la dejé del otro lado del arroyo.

No lleves nunca a cuestas más de un tipo de problemas a la vez. Hay quienes cargan con tres: los que tuvieron, los que ahora tienen y los que esperan tener. Edward Everett Hale

Ayúdanos a continuar Sembrando La Palabra de Dios

WebDedicado ha sido autorizado a recaudar las donaciones para continuar con La gran Comisión.


Deja el primer comentario

  • El sembrador

    En 1930 un joven viajero exploraba los Alpes Franceses. Llegó a una vasta extensión de tierra estéril. Estaba desolada. Era…
  • Felicidad

    La felicidad para algunos es acumular riqueza, obtener un buen empleo, que nuestros deseos se cumplan, ganarnos un nombre y…
  • Amor del corazón

    Hoy en día las aventuras amorosas no son inusuales entre jóvenes adolescentes. No es particularmente sorprendente cuando dichas aventuras amorosas…
  • Publicidad de Apple

    Esta es una publicidad de Apple que me impactó desde el primer momento en el que la leí. Seguro que…