Los versículos 30, 31 presentan la actitud de Jehová y sabiduría juntos. La designación artífice maestro viene de ‘amon y parece ocupar el puesto como arquitecto que tiene Jehová en los versículos anteriores. Por eso, muchos eruditos cambian un poco la forma de la palabra a ‘amun H527, que significa “hijo” o “niño cuidado” y “niño criado por una nodriza” (ver Schökel). Primeramente, sabiduría era el arquitecto y la delicia de Dios. Mientras, sabiduría se regocijaba (verbo en piel para intensificar la acción) en la presencia de Dios y a la vez en la tierra y con los hombres (ver 8:4 para hijos del hombre). Me regocijaba (versículo 30) y me recreo (versículo 31) son el mismo verbo y junto a la palabra delicia unen los dos versículos.
Sabiduría termina el discurso o proclamación de sus maravillas. Es fantástico hablar con ella, que estaba en la creación de todas las cosas. Hay que intentar dar gloria a Dios por sus maravillas y la presencia de sabiduría. Por otra parte, hay que tener cuidado en identificar a sabiduría y todos los aspectos ya compartidos con Jesús o con el Espíritu Santo o aún con María. En el mismo sentido literario, el libro El progreso del peregrino utiliza algunas personas como personificaciones de ciertas características cristianas. En este libro nos encontramos con Sabiduría, Sagacidad, Conocimiento y Discreción, y todos son muy buenos amigos.
Las maravillas del mar
1. Tiene una extensión enorme, cubre las tres cuartas partes del globo.
2. Está vestido de misterio. Es misterioso el efecto que tiene la luna sobre la marea, los huracanes, las nubes, los vientos y las calmas.
3. Está domado por el poder divino. Dios no previene las tempestades, pero manifiesta su poder por medio de ellas y nos enseña muchas lecciones, incluyendo el respeto por el poder de la naturaleza.
¡Qué dicha los que escuchan!
Sabiduría terminó su discurso o proclamación en la sección anterior (aunque varios autores creen que el discurso sigue aquí). El vocativo, hijos, y la palabra shema, “oíd”, unen esta sección con todos los capítulos 1-9. Por lo tanto, sólo el maestro ha utilizado esta forma. Por otra parte, los pronombres que hablan de mis caminos… mis entradas… mis puertas… parecen apuntar a la sabiduría. Quizá la mejor interpretación tendría ahora al maestro sustituido por la sabiduría, en vez de los padres. Aquí él habla como si fuese la sabiduría. La palabra bienaventurados en los versículos 32 y 34 llama la atención al favor divino (de la sabiduría: compañera de Dios) para aquellos que tienen un estilo de vida comparable a la sabiduría y que tienen un espíritu de velar (una vigilia en el palacio o en el templo donde se espera una petición especial), mostrando una actitud expectante y confiada.
Los versículos 35 y 36 contraponen los que obtienen favor a través de la sabiduría, un mediador, y aquellos que mueren prematuramente porque aborrecen (ver 6:16) la sabiduría y sin darse cuenta ellos aman la muerte, es decir, tienen una relación estrecha e íntima con la muerte prematura.
El versículo 33 no se encuentra en la Septuaginta. La palabra corrección viene de musar. Sed sabios es la palabra común jakam. No hay porqué dudar de su valor y de hecho se encuentra en el texto hebreo en una posición clave.
La personificación de la sabiduría dio el motivo a algunos sabios más tarde para seguir en la búsqueda de la sabiduría. Hay dos ejemplos de libros que recuerdan el valor de la sabiduría. El primer libro, llamado Ben Sirá (Eclesiástico), fue escrito por un sabio hebreo en el segundo siglo antes de Jesús y tiene paralelos con los conceptos de Proverbios: Ben Sirá 1:1-21 con Proverbios 8 y Ben Sirá 4:11-19 con Salmos 8:1-11. El segundo libro viene del primer siglo antes de Cristo, escrito por un judío en Alejandría: Sabiduría de Salomón (por supuesto no es del Salomón bíblico). Sabiduría 6:1-11 tiene relación con Salmos 8:15 y 16. La Iglesia Católica Romana acepta estos libros como deuterocanónicos. Son excluidos por parte de los rabinos judíos y las iglesias protestantes.