La sabiduría, un consejero antiguo
Esta sección continúa el discurso magnífico de sabiduría que empezó en el versículo 4. El contenido de la sección anterior subrayaba los beneficios de la sabiduría. Ahora se afirma la relación estrecha entre la sabiduría y Jehová.
El versículo 22 ha sido un versículo de controversia desde los años tempranos de la iglesia cristiana y la lucha para determinar la naturaleza de Cristo. El conflicto se centra en la palabra hebrea re’shiyt, que fue traducida al griego como arcén. Hay dos posibles interpretaciones de la palabra. En primer lugar, re’shiyt puede significar el principio cronológicamente hablando. Por otra parte, la palabra puede definirse como el más “prominente”, haciendo una referencia al valor y no al tiempo. ¿Es, entonces, la sabiduría, la primera obra de Dios o la obra principal de Dios sin referencia al tiempo?
La controversia gira alrededor de la identificación de la sabiduría como agente de la creación y Jesucristo como el mismo agente de la creación, siendo él el Logos, “el verbo” o “la palabra”. Así, la identificación de Jesús con la sabiduría en Salmos 8:22 ss. hace importante la interpretación del versículo 22 y las palabras obra maestra.
Una interpretación aceptaba el significado cronológico para re’shiyt, diciendo así que la sabiduría fue creada y no existe eternamente con Dios. Así escribió Arrio, un sacerdote en Alejandría cerca de 336 d. de J. C., en referencia a Salmos 8:22 y 23: “Antes que él (Cristo) fue concebido o creado u ordenado o establecido, él no existió” (Carta a Eusebio). Para Arrio, había un tiempo con Dios solo, sin Cristo ni el Espíritu Santo (algunos eruditos del primer y segundo siglos d. de J.C., nombraban al Espíritu Santo como la sabiduría personificada en vez de Cristo). Jerónimo (Vulgata) intentó cambiar creó a “poseyó”, pero esto no se encuentra en el texto.
La segunda interpretación se opone totalmente a la herejía de Arrio. Seguramente la idea expuesta mostraba una distinción entre las tres personas de la Trinidad, y eso era lo nuevo de la sabiduría presente hablando en una forma independiente de Dios. Por lo tanto, la sabiduría no fue creada en el sentido de Génesis 1, sino fue distinguida de Dios. Usando por primera vez Juan 1:18, se mostró que Cristo no fue creado como hijo unigénito en aquel entonces, sino que había existido antes, pero ahora tenía una existencia distinta y nueva (así habría que entender la sabiduría de Salmos 8:22 ss.).
La realidad de Psa_8:22 ss. no trata de Cristo ni del Espíritu Santo sino del orden cósmico de la moralidad divina. Así hay que entender el pasaje, en su sentido veterotestamentario. Las preocupaciones de la teología no deben tener la última palabra sobre el texto de la Biblia, sino el texto mismo. El lenguaje del versículo 22 es el de traer a la existencia; otros dirían que era traerlo a la luz porque ya estaba pero como una parte de Dios (¡sin duda!). Se trata de la personificación de Dios mismo. El es sabio y de él nace la sabiduría. Aquí la idea central acentúa el hecho que nada ha sido creado sin la plenitud de la sabiduría y su vigencia. No hay un desorden en la creación, no hay algo imperfecto ni caótico. La sabiduría precede todas las obras en el mundo. Finalmente, hay dos interpretaciones más que valen la pena. Calvino pensó que la sabiduría era la palabra de Dios y en su sentido más completo, la palabra viva, Cristo Jesús. Por otra parte, los rabinos identificaron a la sabiduría como “la ley”.
Seguidamente, sabiduría dice que es más antigua que la tierra, el océano, los montes asentados, las colinas, los campos y la totalidad del polvo. Por lo tanto, la sabiduría estaba presente cuando se formaban los cielos, el horizonte, las nubes, las fuentes del océano (el verbo “reforzó” no es necesario según el texto hebreo en que no es necesario “rehacer la creación”), el mar y sus aguas y los cimientos de la tierra. La palabra tierra abre y cierra la sección sobre la presencia de la sabiduría en la creación de los cielos y la tierra. Se da un recuento muy completo de la creación de los cielos y la tierra. Nos hace recordar las preguntas de Dios a un Job necio: ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?… ¿Quién determinó sus medidas?… ¿Sobre qué están afirmados sus cimientos?… ¿Alguna vez en tu vida diste órdenes a la mañana?…. El hombre no estaba cuando Dios creó el mundo pero sabiduría estaba a su lado.