(i) El Cordero tiene todavía las señales de haber sido sacrificado. Ahí tenemos la imagen del sacrificio de Cristo, todavía visible en los lugares celestiales, donde Jesucristo es el Que nos amó y Se entregó a Sí mismo por nosotros.
(ii) Esto tiene otra lado. Este mismo Cordero, todavía con las señales de haber sido sacrificado, es el Cordero de los siete cuernos y los siete ojos.
(a) Los siete cuernos representan la omnipotencia. En el Antiguo Testamento el cuerno simboliza dos cosas. Primero, representa poder. En la bendición de Moisés, los cuernos de José son como los de un búfalo, con los que acorneará a todos los pueblos hasta los confines de la tierra Deuteronomio 33:17). El profeta Sedequías se hizo cuernos de hierro para anunciar la victoria sobre los sirios (1 Reyes 22: Il ). Se advierte a los malvados que no levanten el cuerno (Salmo 75:4, R-V antigua). Zacarías ve en visión los cuatro cuernos que representan las naciones que han diseminado a Israel (Zacarías 1:18).
Segundo, representa honor. El salmista expresa su confianza en que Dios en Su buena voluntad ensalzará nuestro cuerno (Salmo 89:17, R-V antigua). El cuerno del bueno será ensalzado en gloria (Salmo 112:9, R-V antigua). Dios ensalzó el cuerno de Su pueblo (Salmo 148:14, R-V antigua).
Debemos añadir aún otro matiz a esta pintura. En los tiempos intertestamentarios, los grandes héroes de Israel fueron los Macabeos; grandes guerreros que libraron a Israel del dominio de los paganos; y se los representa como cornudos carneros (1 Henoc 90:9).
Aquí tenemos una gran paradoja: el Cordero lleva las heridas sacrificiales; pero al mismo tiempo está revestido del poder del mismo Dios para desbaratar a Sus enemigos.El Cordero tenía siete cuernos; el número siete representa la perfección; el poder del Cordero es perfecto más allá de toda resistencia.
(b) El Cordero tiene siete ojos, que representan a los Espíritus de Dios enviados por toda la Tierra. El antecedente se encuentra en Zacarías, donde el profeta ve las siete lámparas que son « los ojos del Señor, que recorren toda la Tierra» (Zacarías 4:2,10). Es una figura misteriosa, pero está claro que representa la omnipotencia de Dios. De forma casi inquietante dice que no hay lugar de la Tierra que esté oculto a la mirada de Dios.
Aquí tenemos una presentación impresionante de Cristo como el cumplimiento de todas las esperanzas y los sueños de Israel, porque es el León de la tribu de Judá y la Raíz de David; es el único Cuyo sacrificio se aplica a toda la humanidad, porque sigue llevando sus marcas en los lugares celestiales. Pero la tragedia se convirtió en victoria, y la vergüenza en gloria; y Él es el único Cuyo poder todoconquistador es irresistible, y Cuya mirada escrutadora es inescapable.
Pocos pasajes de la Sagrada Escritura muestran tan bien al mismo tiempo lo que llama Swete « la majestad y la mansedumbre» de Jesucristo, y combinan en el mismo cuadro la humillación de Su muerte y la gloria de Su Resurrección.
Música en el cielo
Y el Cordero Se dirigió al Que estaba sentado en el trono para recibir el rollo que tenía en Su mano derecha. Y cuando lo recibió, los cuatro seres vivientes se postraron delante del Cordero, y lo mismo hicieron los veinticuatro ancianos, cada uno de los cuales tenía un arpa y una copa de oro llena de incienso, que son las oraciones de los que están consagrados a Dios. Y cantaron un cántico nuevo que era como sigue: -¡Tú mereces tomar el rollo y abrir sus sellos, porque fuiste inmolado, y así, al precio de Tu sangre vital, nos compraste para Dios de toda tribu y lengua y pueblo y raza, y nos hiciste un Reino de sacerdotes para nuestro Dios que reinaremos sobre la Herra! Y cuando estaba mirando oí la voz de muchos ángeles que estaban formando un círculo alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos; y su número era miríadas de miríadas y millones de millones, y cantaban a una voz: -¡El Cordero Que ha sido inmolado merece recibir el poder y la riqueza y la sabiduría y la fuerza y el honor y la gloria y la bendición! Y oí decir a todas las criaturas de la creación que estaban en el Cielo y sobre la Tierra y debajo de la Tierra y en el mar y todas las cosas que hay en ellos: -¡La bendición y el honor y la gloria y el dominio sean para siempre jamás para el Que está sentado en el trono y para el Cordero! Y los cuatro seres vivientes decían: « ¡Amén!» Y los ancianos se postraron y adoraron.