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Apocalipsis 5: El libro de Dios acerca del destino

El león de Judá y la raíz de David

Entonces me dijo uno de los ancianos: Deja de llorar. Mira: el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha obtenido tal victoria que está capacitado para abrir el libro y sus siete sellos.

Nos acercamos ahora a uno de los momentos más impresionantes del Apocalipsis: la entrada del Cordero en el centro de la escena celestial. Ciertas cosas conducen a este clímax.

Juan había estado llorando porque no había nadie a quien Dios pudiera revelar Sus secretos. Entonces se acerca a Juan uno de los ancianos, en función de mensajero de Cristo, y le dice: « No llores.» Estas palabras salieron en más de una ocasión de los labios de Jesús en los días de Su carne. Fueron las que le dirigió a la viuda de Naín que estaba llorando la muerte de su hijo único (Lucas 7:13); y a Jairo y su familia cuando estaban haciendo duelo por su hijita única (Lucas 8:52). La voz consoladora de Jesús nos sigue hablando desde los lugares celestiales.

Swete hace aquí un buen comentario. Juan estaba llorando, y sin embargo sus lágrimas eran innecesarias. El dolor humano muchas veces brota de un conocimiento insuficiente. Si fuéramos pacientes y confiados, veríamos que Dios tiene Sus propias soluciones para las situaciones que nos producen lágrimas.

El anciano le dice a Juan que Jesucristo ha obtenido tal victoria que está capacitado para abrir el libro y desatar sus sellos. Eso quiere decir tres cosas. Quiere decir que por Su victoria sobre la muerte y todos los poderes del mal, y por Su completa obediencia a la voluntad de Dios está capacitado para conocer los secretos de Dios; está capacitado para revelar los secretos de Dios; y tiene el privilegio y la misión de controlar las cosas que han de ser. Por lo qué Jesús hizo, es el Señor de la Verdad y de la Historia. Se Le aplican dos grandes títulos.

(i) Jesús es el León de la tribu de Judá. Este título se remonta a la bendición que dio Jacob antes de morir a sus hijos. En esa bendición llama a Judá «cachorro de león» (Génesis 49:9). Si el mismo Judá era un cachorro de león, es apropiado llamar al supremo miembro de su tribu El León de Judá. En los libros que se escribieron en el período intertestamentario, este llegó a usarse como un título mesiánico. 2 Esdras habla de la figura de un león, y dice: «Este es el Ungido, es decir, el Mesías» (2 Esdras 12:31). La fuerza del león y su indiscutible posición como rey de los animales le hacía ser el emblema apropiado del todopoderoso Mesías Que esperaban los. judíos.

(ii) Jesús es la Raíz de David. Este título se remonta a la profecía de Isaías de que saldría un vástago del tocón de Isaí, y una raíz de Isaí sería una enseña para el pueblo (Isaías 11:1,10). Isaí fue el padre de David, lo que quiere decir que Jesucristo fue el Hijo de David, el Mesías prometido.

Así es que aquí tenemos dos grandes títulos que son típicamente judíos. Tienen su origen en los anuncios del Mesías por venir; y establecen que Jesucristo realizó victoriosamente la labor del Mesías y está, por tanto, capacitado para conocer y revelar los secretos de Dios, y para presidir la realización de Sus propósitos en los acontecimientos de la Historia.

El cordero

Y vi a un Cordero que estaba de pie entre el trono y los cuatro seres vivientes y los ancianos. Todavía tenía las señales de haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la Tierra.

Este es el momento supremo de la visión: la presentación del Cordero en la escena del Cielo. La escena se puede tomar de dos maneras: o consideramos que los cuatro seres vivientes formaban un círculo alrededor del trono y los veinticuatro ancianos formaban un círculo más amplio, con el Cordero de pie entre los dos círculos; o, lo que es mucho más probable, que el Cordero estaba en el centro de todo el escenario.

El Cordero es una de las grandes ideas características del Apocalipsis, que llama así a Jesucristo no menos de veintinueve veces. La palabra que usa para cordero no se usa en ningún otro libro del Nuevo Testamento con referencia a Jesucristo. Juan el Bautista Le señaló como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29,36). Pedro habla de la sangre preciosa de Cristo como la de un Cordero sin mancha ni contaminación (1 Pedro 1:19). En Isaías 53:7, el capítulo tan querido para Jesús y para la Iglesia primitiva, leemos de un Cordero llevado al matadero. Pero en todos estos casos se usa la palabra amnós, mientras que la que usa Apocalipsis es arníon; esta última aparece en Jeremías 11:19: «Yo era como un cordero inocente que llevan a degollar.» A1 usar arníon, y tan frecuentemente, Juan quiere que veamos que es una nueva concepción la que aporta a la humanidad.

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