¿Una historia de amor?
Para terminar se mandan recuerdos de y para los hermanos. En primer lugar para Prisquilla y Águila -Prisquilla era el diminutivo familiar de Prisca, y Aquila se pronunciaba « ácuila», que ha dado en español « águila» . Formaban una pareja en cuyo hogar estaba la iglesia siempre y dondequiera que estuvieran, y que se habían jugado el cuello por Pablo (Hechos 18:2; Romanos 16:3; 1 Corintios 16:19). Hay recuerdos para el caballeroso Onesíforo, que había buscado a Pablo por toda Roma hasta encontrarle en la cárcel (2 Timoteo 1:16) y que puede que pagara su lealtad con la vida. Hay recuerdos para Erasto, a quien Pablo había mandado una vez como emisario a Macedonia (Hechos 19:22), y que puede que estuviera después en la iglesia de Roma (Romanos 16:23). Hay recuerdos para Trófimo, a quien acusaron a Pablo de introducir en el Templo de Jerusalén siendo gentil, un incidente que fue la causa de que detuvieran a Pablo y luego le mandaran a Roma (Hechos 20:4; 21; 29). Finalmente se mandan recuerdos de Lino, Prudente y Claudia. En listas posteriores figura Lino como el primer obispo de Roma.
En torno a los nombres de Prudente y Claudia se ha tejido una novela rosa. La historia puede que sea imposible, o por lo menos improbable, pero es demasiado interesante para no citarla. Marcial fue un famoso poeta latino, autor de epigramas, que floreció entre los años 66 y 100 d.C. Dos de sus epigramas celebran las bodas de un noble y distinguido romano llamado Prudente, con una dama llamada Claudia. En el segundo epigrama se dice que Claudia era extranjera en Roma, y que procedía de Inglaterra. Ahora bien: Tácito nos dice que el año 52 d.C., bajo el emperador Claudio, ciertos territorios al Sudeste de Gran Bretaña se le dieron a un rey inglés llamado Cogidubnus por su lealtad a Roma; y en 1723 se descubrió una lápida de mármol en Chichester que conmemoraba la construcción de un templo pagano por el rey Cogidubnus y su hijo Prudente. En la inscripción se da el nombre completo del rey, y sin duda en honor del emperador romano encontramos que había tomado el nombre de Tiberius Claudius Cogidubnus. Si ese rey tenía una hija, se llamaría Claudia, porque ese sería el nombre que heredaría de su padre. Aún podemos llevar la historia más adelante. Puede ser que Cogidubnus mandara a su hija Claudia a Roma. Es casi seguro que lo hizo; porque, cuando un rey extranjero hacía alianza con Roma, como había hecho Cogidubnus, mandaba a algunos miembros de su familia como prendas de que guardaría el acuerdo. Si Claudia fue a Roma, estaría probablemente en casa de un cierto romano llamado Aulus Plautius, que había sido gobernador de Inglaterra entre los años 43 y 52 d.C., y a quien Cogidubnus había prestado fieles servicios. La mujer de Aulus Plautius era una dama llamada Pomponia, de la que nos dice Tácito que había estado procesada ante los tribunales romanos en el año 57 d.C. porque estaba « infectada de una superstición extranjera,» que muy bien pudiera ser el Cristianismo.
Puede que Pomponia fuera cristiana, y que la princesa británica Claudia también se convirtiera a Cristo. No podemos asegurar que estas suposiciones fueran históricas; pero sería interesante que la Claudia que manda saludos en la carta de Pablo fuera la princesa inglesa que había ido a Roma y se había hecho cristiana, y que Prudente fuera su marido. Pablo termina la carta encomendando a sus amigos a la presencia y el Espíritu de su común Señor; y, como siempre, su última palabra es gracia.