2 Timoteo 4: Las bases para la llamada de Pablo

Pablo tiene algunas peticiones que hacer. Necesita el capote que se había dejado en casa de Carpo en Tróade. El capote (failónés) era una pieza grande circular, con un agujero en medio para la cabeza, que le tapaba a uno como una tienda de campaña desde la cabeza hasta los pies. Se usaba en invierno, y sin duda Pablo estaba sintiendo los embates del frío invernal en la cárcel romana.

Quería los libros; en el original es biblia, que quiere decir literalmente rollos de papiro; y bien puede ser que contuvieran los bosquejos iniciales de los evangelios. También quería los pergaminos, que podrían ser una de dos cosas: los documentos legales de Pablo, especialmente su certificado de ciudadano romano; o más probablemente copias de las Escrituras del Antiguo Testamento, porque los judíos escribían sus libros en tiras de pergamino hechas con piel de animales. Eran las palabras de Jesús y la Palabra de Dios lo que Pablo quería por encima de todo cuando estaba preso, esperando la ejecución.

Algunas veces se repite la historia de una manera curiosa. Mil quinientos años después de esto, William Tyndale estaba preso en Vilvorde esperando la ejecución por haber osado darle al pueblo la Biblia en su propio lenguaje. Era un invierno frío y húmedo cuando le escribió a un amigo: «Por amor de Jesús, mándame una gorra más calentita, algo para taparme las piernas, una camisa de lana, y sobre todo toda mi biblia hebrea. » Cuando estaban en apuros y les llegaba el frío de la muerte, los grandes hombres de Dios querían más que nada y nadie la Palabra de Dios para que les infundiera en el alma fuerza y coraje.

Últimas palabras y saludos

En mi primera defensa no estuvo nadie conmigo, sino que todos me abandonaron. ¡Que no se les tenga en cuenta! Pero el Señor sí estuvo a mi lado fortaleciéndome, de forma que hice la proclamación del Evangelio en su totalidad para que la pudieran escuchar los paganos. Así es que fui rescatado de la misma boca del león. El Señor me rescatará de todo mal, y me mantendrá a salvo para Su Reino celestial. ¡Gloria sea a Él por siempre jamás, amén!

Recuerdos a Prisquilla y Áquila, y a la familia de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo le dejé en Mileto. Eubulo te manda recuerdos, lo mismo que Prudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. Que el Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.

Los juicios romanos empezaban por un interrogatorio inicial para formular las acusaciones específicas contra el preso. Cuando llevaron a Pablo para ese interrogatorio preliminar, ninguno de sus amigos estaba con él. Era demasiado peligroso presentarse como amigos de uno al que estaban juzgando para ponerle la pena de muerte.

Una de las cosas curiosas de este pasaje es el número de reminiscencias que contiene del Salmo 22: « ¿Por qué me has desamparado?(1) -Todos me desampararon.» «No hay quien me ayude (11) – No tuve a ninguno a mi lado» «Sálvame de la boca del león (21) – Fui rescatado de la misma boca del león.» «Volverán al Señor todos los confines de la Tierra (27) – Para que los gentiles lo escucharan.» «Del Señor es el Reino (28) – El Señor me mantendrá a salvo para Su Reino celestial.»

Parece que las palabras de esta salmo iban pasando por la mente de Pablo. Y lo maravilloso es que este salmo también estuvo presente en la mente de Jesús en la Cruz. Al enfrentarse con la muerte, Pablo alentaba su corazón con el mismo. salmo que su Señor usó en circunstancias semejantes.

Tres cosas le infundían ánimo a Pablo en aquella hora solitaria.

(i) Todos los hombres le habían abandonado, pero el Señor estaba con él. Jesús había dicho que no dejaría ni abandonaría a los Suyos, y que estaría con ellos hasta el fin del mundo. Pablo es testigo de que Jesús cumple Su promesa. Si ser como es debido es quedarse solo, como dijo Juana de Arco: « Es mejor estar sola con Dios.»

(ii) Pablo usaba hasta un tribunal romano para proclamar el mensaje de Cristo. Cumplía su propio principio: A tiempo y a destiempo presentaba las credenciales de Cristo al mundo. Estaba tan ocupado pensando en la tarea de predicar el Evangelio que se olvidaba del peligro. El que está inmerso en su tarea ha conquistado el miedo.

(iii) Estaba completamente seguro de la liberación final. En el tiempo puede que pareciera una víctima de las circunstancias y un criminal condenado por la justicia romana; pero Pablo veía más allá del tiempo, y sabía que le estaba asegurada la salvación eterna. Siempre es mejor estar en peligro un momento y a salvo por toda eternidad que seguro por un momento y en riesgo por toda eternidad.

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