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2 de Reyes 18: Judá hasta el exilio en Babilonia

2 de Reyes 18:14  Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis:[k] «He pecado;[l] retírate de mi país y aceptaré todo lo que me impongas». El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro.

2 de Reyes 18:15  Entregó, por tanto, Ezequías toda la plata que había en la casa de Jehová y en los tesoros de la casa real.

2 de Reyes 18:16  En aquella ocasión Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová y de los quiciales que el mismo rey Ezequías había recubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.

2 de Reyes 18:17  Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías al jefe de los ejércitos, al jefe de los eunucos y al copero mayor, al frente de un gran ejército, y estos subieron de Laquis a Jerusalén para atacarla. Al llegar acamparon junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.[m]

El enviar al comandante supremo (Tartar), al oficial en jefe (Rabsaris) y al comandante de batalla (Rabsaces) era como enviar al vicepresidente, al secretario de estado y al general del ejército para hablar al enemigo previo a la batalla. Todos estos hombres fueron enviados en un esfuerzo de impresionar y desalentar a los israelitas.

2 de Reyes 18:18  Llamaron luego al rey, y salió a encontrarse con ellos Eliaquim hijo de Hilcías, el mayordomo, Sebna,[n] el escriba, y Joa hijo de Asaf, el canciller.

2 de Reyes 18:19  Y el copero mayor les dijo: –Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey[ñ] de Asiria: “¿Qué confianza es esta en que te apoyas?

2 de Reyes 18:20  Dices (pero son palabras vacías): ‘Consejo tengo y fuerzas para la guerra’. Pero ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?

2 de Reyes 18:21  Veo que confías en este bastón de caña astillada, en Egipto, que si uno se apoya en él se le clava y le traspasa la mano. Tal es el faraón, rey de Egipto, para todos los que en él confían.

2 de Reyes 18:22  Si me decís: ‘Nosotros confiamos en Jehová, nuestro Dios’, ¿no es este aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ‘Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?’.

2 de Reyes 18:23  Ahora, pues, te ruego que hagas un trato con mi señor, el rey de Asiria: yo te daré dos mil caballos si tú consigues jinetes para ellos.

2 de Reyes 18:24  ¿Cómo podrías resistir a un capitán, o al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto, con sus carros y su gente de a caballo?

2 de Reyes 18:25  ¿Acaso he venido yo ahora a este lugar para destruirlo sin contar con Jehová? Jehová me ha dicho: ‘Sube a esta tierra, y destrúyela’ ”.

2 de Reyes 18:26  Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa respondieron al copero mayor:  –Te rogamos que hables a tus siervos en arameo,[o] porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro.

Aparentemente, los embajadores de Ezequías conocían el idioma arameo , aunque los israelitas no estaban familiarizados con esta lengua. Sin embargo, en el tiempo de Cristo, el arameo se utilizaba ampliamente por los habitantes judíos de Palestina.

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