Joacaz oró a Jehová, cumpliendo por lo menos en esta ocasión de estrechez el deseo de su padre al darle un nombre que significa “Jehová ha agarrado”. El Señor le contestó al enviar un libertador a Israel; este les permitió tener una vez más una vida tranquila en sus casas cerca de sus siembras. Ya les fue posible vivir en paz en sus hogares. No obstante, el pueblo no solamente seguía las prácticas de Jeroboam sino también conservó el árbol ritual de Asera en Samaria, objeto religioso que algunos habían integrado a la adoración de Jehová. El árbol ritual de Asera se trataba de un poste curvado o un tronco decorado de un árbol ritual de la religión cananea usado desde los tiempos de Acab y señalaba una reforma incompleta de parte de Jehú. También era uno de los aspectos para la acusación en general contra Israel. Evidentemente, el rey y su pueblo clamaban a Dios para resolver sus problemas con una fe que nació por su misma situación desesperante causada por ellos mismos, pero una vez librados se les olvidó la fuente de su socorro.
La súplica de este rey y la respuesta favorable sucedieron tan solo una vez en la historia del reino del norte. ¿Quiere decir que Joacaz fue el único rey dispuesto a abandonar las prácticas religiosas abominables para Dios y a resolver depender solamente del poder y de la promesa de Jehová? El alivio de la situación se debía a la oración eficaz de este rey.
No es posible precisar el nombre del libertador aunque se ha sugerido a Eliseo y a otros, tales como Adadnirari III de Asiria, Joacaz, Jeroboam II y Zakur de Hamat; no importa el nombre del instrumento humano, como quiera siempre Dios fue quien proveyó el recurso necesario; pero el Señor actuó únicamente después de que el rey volvió al verdadero Dios en oración y así, públicamente, confesó su fe en Jehová. Dios, como el soberano de la historia, no pasó por alto la importancia de las acciones del ser humano. En los vv. 2-5 existen cuatro elementos que consisten en dos pares de afirmaciones. Los primeros dos unen la desconfianza en Jehová con la opresión; es decir, cuando no se confía plenamente en el verdadero Dios, hay repercusiones trágicas en la vida pública. La segunda pareja une “volver” (el arrepentimiento) con “liberación”; cuando se honra y sirve a Dios, hay consecuencias beneficiosas para el público. La decisión de fe por Joacaz fue la acción tomada que facilitó el pasar del primer par al segundo, es decir de una postura de alienación de Dios a una de reconocimiento y de lealtad a él. Cuando murió el rey, se le sepultó con sus padres en Samaria.
Una lección olvidada
1. El pueblo de Israel no reconoció las bendiciones de Dios y se apartó de él
2. La ira de Dios se encendió sobre el pueblo de Israel
3. El pueblo de Israel sufrió durante el reinado de Joacaz, porque el enemigo sirio los conquistó
4. El pueblo clamó a Dios para que los librara de la opresión
5. Dios escuchó su clamor y los libertó
6. Sin embargo, el pueblo no se apartó de los pecados de la idolatría
El caso del rey Joás
Joás, el hijo de Joacaz y nieto de Jehú, reinó un año menos que su padre y durante todo ese tiempo siempre practicaba las mismas tradiciones religiosas de él. Sin embargo, con un mayor poder militar su ejército venció a Amasías, rey de Judá. Al morir, fue sepultado con sus padres en Samaria.