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2 de Crónicas 12: Sisac invade Judá

2 de Crónicas 12:1 Sisac invade Judá (1 R 14.21-31) Cuando Roboam consolidó el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él.

2 de Crónicas 12:2 Y por haberse rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén,

Aquí «Israel» se refiere a Judá. el reino del sur. Durante sus primeros tres años en el trono, Roboam hizo un intento por obedecer a Dios, y como resultado Judá prosperó. Pero más tarde, en la cima de su popularidad y poder, abandonó a Dios y llegó la destrucción porque Dios permitió que Judá fuera conquistada por Egipto. ¿Cómo pudo suceder esto? A menudo es mucho más difícil ser un creyente en los momentos buenos que en los momentos malos. Los tiempos difíciles nos empujan hacia Dios, pero los momentos buenos nos pueden hacer sentir autosuficientes y satisfechos. Cuando todo marche bien, vigile su fe de cerca.

Se encontró un registro de esta invasión en una piedra egipcia en la que está escrito que el ejército del rey Sisac de Egipto penetró hacia el norte hasta llegar al mar de Galilea, en el reino del norte. Egipto ya no era la potencia mundial que había sido alguna vez, y Sisac quería restaurar la anterior grandeza de su nación. No fue lo suficientemente fuerte para conquistar a Israel y a Judá, pero en un esfuerzo por volver a obtener el control de las rutas de comercio y crear disensión entre la gente, se las arregló para destruir las ciudades clave de Judá.

2 de Crónicas 12:3 con mil doscientos carros y sesenta mil hombres de a caballo; pero el pueblo que venía con él de Egipto, esto es, libios, suquienos[a] y etíopes, era innumerable.

2 de Crónicas 12:4 Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

2 de Crónicas 12:5 El profeta Semaías vino ante Roboam y los príncipes de Judá que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: –Así ha dicho Jehová: “Vosotros me habéis dejado, y por eso yo también os he dejado en manos de Sisac”.[b]

2 de Crónicas 12:6 Entonces los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: –¡Justo es Jehová!

Dios suavizó su juicio cuando los líderes de Israel confesaron sus pecados, se humillaron y reconocieron la justicia de Dios al castigarlos. Nunca es tarde para arrepentirse, incluso en medio del castigo. A pesar de todo lo que nos haya sucedido, Dios desea recibirnos de nuevo a la comunión. ¿Está luchando solo debido a que el pecado ha afectado su relación con Dios? La confesión y la humildad abrirán la puerta para recibir la misericordia de Dios.

2 de Crónicas 12:7 Cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: «Se han humillado, no los destruiré, sino que los salvaré en breve y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac.

2 de Crónicas 12:8 Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reyes de las naciones».

«Servir a los reinos de las naciones» era el precio que Judá tenía que pagar por desobedecer a Dios. Los líderes de la nación pensaron que podrían tener éxito con sus propias fuerzas, pero estaban equivocados. Cuando nos rebelamos contra Dios, siempre pagamos por ello. Cuando sacamos a Dios de nuestra vida, perdemos más en lo espiritual de lo que ganamos alguna vez en bienes terrenales.

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