1Samuel 15:17 Y dijo Samuel: –Aunque a tus propios ojos eras pequeño,[k] ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido rey sobre Israel?
1Samuel 15:18 Jehová te envió en misión y te ha dicho: “Ve, destruye a los pecadores de Amalec y hazles guerra hasta que los acabes”.
1Samuel 15:19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová? ¿Por qué te has lanzado sobre el botín y has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?
1Samuel 15:20 Saúl respondió a Samuel: –Al contrario, ¡he obedecido la voz de Jehová! Fui a la misión que Jehová me envió, traje a Agag, rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.
1Samuel 15:21 Pero el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová, tu Dios, en Gilgal.
1Samuel 15:22 Entonces Samuel dijo: –¿Acaso se complace Jehová tanto en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las palabras de Jehová? Mejor es obedecer que sacrificar; prestar atención mejor es que la grasa de los carneros.[l]
La actividad religiosa en sí misma no tiene valor.
Este es el primero de los numerosos lugares en la Biblia donde se repite el tema «obedecer es mejor que los sacrificios». ¿Estaba diciendo Samuel que el sacrificio no tenía importancia? No, estaba exhortando a Saúl a que analizara las razones por las que hacía el sacrificio y no el sacrificio mismo. Un sacrificio era una transacción ritual entre el hombre y Dios que demostraba físicamente una relación entre ambos. Pero si el corazón de la persona no estaba completamente arrepentido o si no amaba verdaderamente a Dios, el sacrificio era un ritual vacío. Las ceremonias religiosas o los rituales son vacíos a menos que se lleven a cabo con una actitud de amor y obediencia. «Ser religioso» (ir a la iglesia, servir en una actividad, dar limosna) no basta si no practicamos nuestra devoción ni la obediencia a Dios.
1Samuel 15:23 Como pecado de adivinación[m] es la rebelión, como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto rechazaste la palabra de Jehová, también él te ha rechazado para que no seas rey.[n]
Se revela que los pecados de Saúl son la rebelión y la obstinación , o sea, rechazar los mandamientos de Dios.
La rebeldía y la obstinación son pecados graves. Son algo más que ser independientes y de carácter fuerte. Las Escrituras las compara con la adivinación (hechicería) y la idolatría, pecados que merecen la muerte
Saúl se volvió rebelde y obstinado, y por lo tanto no nos sorprende que Dios finalmente lo haya rechazado y destituido de su trono. La rebeldía contra Dios es quizá el más serio de todos los pecados, porque en la medida que una persona se rebela, cierra la puerta al perdón y a la restauración ante Dios.
1Samuel 15:24 Saúl dijo a Samuel: –He pecado, pues he desobedecido el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado.
1Samuel 15:25 Vuelve conmigo para que adore a Jehová.
1Samuel 15:26 –No volveré contigo, porque rechazaste la palabra de Jehová y Jehová te ha rechazado para que no seas rey sobre Israel[ñ] –respondió Samuel a Saúl.
Las excusas de Saúl habían llegado al final. Era el momento de ajustar cuentas. Dios no estaba rechazando a Saúl como persona. El rey todavía podía buscar el perdón y restaurar su relación con Dios, pero ya era demasiado tarde para devolverle su reino. Si usted no es responsable con lo que Dios le ha confiado, a la larga se le agotarán las excusas. Todos nosotros algún día daremos cuenta de nuestros actos.