1Cr 9:12 Adaía hijo de Jeroham hijo de Pasur, hijo de Malquías; Masai hijo de Adiel hijo de Jazera, hijo de Mesulam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer,
1Cr 9:13 y sus hermanos, jefes de sus casas paternas, en número de mil setecientos sesenta, hombres muy eficaces en la obra del ministerio en la casa de Dios.
Los sacerdotes oficiantes son listados por el Cronista según familias. En realidad, los nombres Jedaias, Joyarib, Jaquin representan más bien familias sacerdotales que nombres de individuos. Lo que se sabe es que Joyarib (hablando ya del individuo y progenitor de la familia sacerdotal) se identifica como antepasado de los macabeos, quienes resistieron una incursión forzada del helenismo durante el período de dominio griego.
1Cr 9:14 De los levitas: Semaías hijo de Hasub hijo de Azricam, hijo de Hasabías, de la familia de Merari,
1Cr 9:15 Bacbacar, Heres, Galal, Matanías hijo de Micaía hijo de Zicri, hijo de Asaf;
1Cr 9:16 Obadías hijo de Semaías hijo de Galal, hijo de Jedutún; y Berequías hijo de Asa hijo de Elcana, el cual habitó en las aldeas de los netofatitas.
1Cr 9:17 Los porteros: Salum, Acub, Talmón, Ahimán y sus hermanos. Salum era el jefe.
1Cr 9:18 Hasta ahora, entre las cuadrillas de los hijos de Leví, han sido estos los porteros en la puerta del rey, al oriente.
Los porteros cuidaban las cuatro entradas principales del templo y abrían las puertas cada mañana a aquellos que querían rendir culto. Además, hacían otros deberes diarios para que el templo funcionara correctamente: limpiaban, preparaban las ofrendas para el sacrificio y administraban las ofrendas que se llevaban al templo.
Los porteros tenían que ser responsables, honestos y confiables. Las personas en nuestras iglesias que manejan las ofrendas y cuidan los materiales y las funciones del edificio, continúan una gran tradición y deben ser honradas por su servicio y confiabilidad.
1Cr 9:19 Salum hijo de Coré hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos, los coreítas, de la misma casa paterna, tuvieron a su cargo la obra del ministerio, guardando las puertas del Tabernáculo, como sus padres guardaron la entrada del campamento de Jehová.
1Cr 9:20 Finees hijo de Eleazar fue antes su capitán; y Jehová estaba con él.
1Cr 9:21 Zacarías hijo de Meselemías era portero de la puerta del Tabernáculo de reunión.
1Cr 9:22 Todos estos, escogidos para ser guardias de las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados en sus villas, según el registro de sus genealogías, los cuales habían sido establecidos en sus cargos por David y Samuel, el vidente.
1Cr 9:23 Tanto ellos como sus hijos eran porteros, y se turnaban a las puertas de la casa de Jehová, y de la casa del Tabernáculo.
1Cr 9:24 Y estaban los porteros a los cuatro lados: al oriente, al occidente, al norte y al sur.
1Cr 9:25 Y sus hermanos, que estaban en sus aldeas, venían cada siete días según su turno para estar con ellos.
1Cr 9:26 Porque cuatro principales de los porteros levitas estaban de guardia permanentemente, y tenían a su cargo las habitaciones y los tesoros de la casa de Dios.
1Cr 9:27 Estos habitaban alrededor de la casa de Dios, pues tenían el encargo de guardarla y de abrirla todas las mañanas.
Aquí se discurre sobre el trabajo de los porteros. Nos parecerá un poco raro que el Cronista dedique tanto espacio a esta función. De hecho, la lista de los porteros es relativamente corta, pero su descripción del trabajo ocupa considerable extensión.
1Cr 9:28 Algunos de estos tenían a su cargo los utensilios para el ministerio, los cuales contaban cuando se guardaban y cuando se sacaban.
1Cr 9:29 Otros estaban a cargo de la vajilla, y de todos los utensilios del santuario, de la harina, del vino, del aceite, del incienso y de las especias.
1Cr 9:30 Y algunos de los hijos de los sacerdotes hacían los perfumes aromáticos.
1Cr 9:31 Matatías, uno de los levitas, primogénito de Salum, el coreíta, tenía a su cargo las cosas que se hacían en sartén.
1Cr 9:32 Y algunos de los hijos de Coat, y de sus hermanos, tenían a su cargo los panes de la proposición, los cuales ponían por orden cada sábado.
Se nota que a los levitas también les tocaba hacer todos los preparativos para el sacrificio y las demás funciones del templo. Había una sola excepción, la preparación de las especias aromáticas para su uso en el culto les tocaba exclusivamente a los sacerdotes oficiantes.
Los sacerdotes y levitas entregaban mucho de su tiempo y cuidado a la adoración. No sólo llevaban a cabo tareas complicadas, además se hacían cargo de muchas piezas del equipo. Todo lo relacionado con la adoración era cuidadosamente preparado y mantenido para que tanto ellos como todo el pueblo pudiesen entrar al culto de adoración con su mente y su corazón enfocados en Dios.
En nuestro mundo agitado, es muy fácil correr a nuestros servicios de adoración de una hora a la semana sin prepararnos con anticipación para la adoración. Reflejamos y nos preocupamos por los problemas de la semana, oramos por cualquier cosa que venga a nuestra mente y no meditamos en las palabras que estamos cantando. Pero Dios quiere que nuestra adoración sea conducida «decentemente y con orden». Del mismo modo como nos preparamos para encontrarnos con un socio o con nuestros invitados, debemos prepararnos cuidadosamente para encontrarnos en adoración con nuestro Rey.
1Cr 9:33 También había cantores, jefes de familias de los levitas, los cuales vivían en las habitaciones del Templo, exentos de otros servicios, porque de día y de noche estaban en aquella obra.
1Cr 9:34 Estos eran jefes de familias de los levitas por sus generaciones; jefes que habitaban en Jerusalén.
Vuelven a hablar de los cantores, pero no se dan nombres algunos como se esperaría. Esto hace que algunos opinen que esta sección haya sido artificialmente separada del cuerpo principal del material sobre los levitas cantores (vv. 14-16). El que se nos diga que los jefes de los levitas cantores habitaban en Jerusalén representa, para algunos, una dependencia de esta sección sobre 8:28.
El Cronista aborda la descendencia de los levitas. Entre estos hay una serie de ocupaciones que distingue entre sus respectivas funciones. Cuando el escritor bíblico habla de los levitas (vv. 14-16), parece estar hablando de los cantores en el templo. Por lo menos, los netofatitas son cantantes. Se aclara en otras partes que algunos levitas (Asaf y Jedutún) eran cantantes que alababan a Dios con la música. Respecto a este texto se nota que el Cronista incluye algunos nombres no suplidos por Nehemías 11.
La adoración era el punto central de muchos de los israelitas cuya vocación se centraba en la casa de Dios. La adoración (apreciar a Dios por su naturaleza y dignidad) debe ocupar el centro de nuestra vida y no sólo unos pocos minutos una vez a la semana. Nosotros también podemos adorar a toda hora si permanecemos conscientes de la presencia y guía de Dios en todas las situaciones y nos mantenemos en actitud de servicio a El. Edifique su vida entera en torno a la adoración a Dios, en lugar de tenerla como una actividad más dentro de una agenda saturada.