1 de Crónicas 1: Descendientes de Adán

¿Pastor ejecutivo o, pastor siervo?

El Cronista vivía esperanzado en un Israel espiritual, sus intereses iban mucho más allá de lo material. En una parte de un test del tipo «orientación vocacional» realizado en un seminario teológico, se presentó al alumnado una tarea interesante. La técnica consistía en realizar un dibujo vislumbrando la situación personal de cada uno al finalizar un período de tiempo de cuatro años. Uno de ellos presentó el siguiente cuadro: una persona con saco y corbata sentado en un escritorio, trabajando en una computadora. Además de esto, a través de la ventana podía verse un automóvil estacionado, supuestamente propiedad de la persona sentada en la oficina. Aparentemente, su interés estaba centrado mayormente en ser un «pastor ejecutivo». Si bien es cierto que en muchos casos nuestros pastores y misioneros latinos pueden acceder a estos elementos, lo principal debe ser el interés espiritual, el bienestar de aquellos a los que ministramos.

Desde Abraham hasta los demás patriarcas

Llama la atención cómo el Cronista “se deshace” primero de los descendientes de Ismael y los de Quetura, la concubina de Abraham. Estos no representan para nada la línea de la que ha de venir David ni los levitas. Se apresura a ver los descendientes de Isaac, el otro hijo de Abraham, porque mediante ellos sí vendrá la línea davídica con todas sus contribuciones espirituales para el pueblo del tiempo del Cronista. Parece un tanto raro que no se mencionen los nombres de las madres sino sólo el de la concubina.

El escritor quiere terminar toda esta sección en base a Israel y sus hijos, porque estos son los progenitores de las 12 tribus. Es por esto que, siguiendo la misma táctica, “se deshace” de los descendientes de Esaú que a la postre se identificarán con los edomitas; esto lo hace para poder llegar a Israel. Es de notarse que el Cronista en forma consecuente emplea este nombre y no el de Jacob. Es posible que insista en el nombre Israel, porque estaba convencido de que si el Israel de su día hubiese querido ser leal a su historia, se habría compuesto de descendientes de las doce tribus completas, y no habría dejado fuera a ninguno proveniente de las tribus “apóstatas” del antiguo Reino del Norte. En esto se muestra mucho más abierto que Esdras y Nehemías.

Para la reflexión

Es común que los creyentes de hoy encuentren tedioso el hecho de repetir las mismas historias y enseñanzas bíblicas a sus hijos a través de los años. A esto se suma la continua recepción de sermones que utilizan textos clave de la Escritura en forma reiterada. ¿Cómo mitigar esta rutina? ¿Cómo refrescar nuestro cristianismo por medio de una nueva lectura de la Palabra? Quizás el Cronista tenga la respuesta. Al reinterpretar el Pentateuco, los escritos de Samuel y Reyes, además de otros materiales canónicos y extracanónicos, nos enseña un nuevo camino: es posible leer y releer el texto sagrado sin caer en una monotonía destructiva o estanca. La posibilidad de hallar las misericordias nuevas de Dios cada mañana va a depender de nuestra forma de acercarnos al texto, y de la disposición de ser inspirados creativamente por el Espíritu Santo. ¡El Cronista, quienquiera que haya sido, nos desafía a redescubrir nuestra Biblia en la posmodernidad!

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