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1 Timoteo 3: Los dirigentes de la iglesia

Carácter del dirigente cristiano

El dirigente cristiano debe ser sobrio (néfálios) y no debe darse excesivamente al vino (pároinos). En el mundo antiguo el vino era de uso corriente. Donde la provisión de agua era deficiente y a veces peligrosa, el vino era la bebida más natural. El vino alegra el corazón de los dioses y de los hombres (Jueces 9:13). En la restauración de Israel, se plantarían viñas y se bebería su vino (Amós 9:14). Los licores fuertes se dejaban para los que estaban a punto de perecer, y el vino para los de corazón apesadumbrado (Proverbios 31:6).

Esto no es decir que el mundo antiguo no se diera cuenta de los peligros del alcohol. Proverbios habla del desastre que sobreviene al que se queda alucinado contemplando el vino rojo (Proverbios 23:29-35). El vino es burlador, y los licores pendencieros (Proverbios 20:1). Hay historias terribles de lo que les sucedió a las personas que se entregaban demasiado al vino. Tenemos el caso de Noé, al que un clásico español llamaba « el inventor del sarmiento» (Génesis 9: I 5-27); de Lot (Génesis 19:30-38); de Amnón (2 Samuel 13:28s). Aunque en el mundo antiguo se usaba el vino corrientemente, esto no quiere decir que se usara en exceso. Se solía beber mezclado con agua dos partes de vino a tres de agua. Un borracho era despreciado en cualquier sociedad pagana ordinaria, y no menos en la iglesia.

Lo interesante es que ambas palabras tienen su doble sentido en esta sección. Néfálios quiere decir sobrio, pero también quiere decir alerta y vigilante; pároinos quiere decir aficionado al vino, pero también quiere decir peleón y violento. Lo que las Pastorales dejan bien claro es que el cristiano no debe permitirse nada que reduzca su vigilancia cristiana o que ensucie su conducta cristiana.

Siguen dos palabras griegas que describen dos cualidades que deben ser características del dirigente cristiano. Debe ser prudente (sófrón) y de buenos modales (kósmios).

Hemos traducido sófrón por prudente, pero es virtualmente intraducible. Se traduce diversamente por sano de mente, discreto, prudente, controlado, casto, en perfecto control de sus instintos sensuales. Los griegos lo derivaban de dos palabras que quieren decir mantener la mente sana y salva. El nombre correspondiente es sófrosyné, y los griegos escribían y pensaban mucho de esta cualidad. Es la contraria de la incontinencia y del descontrol. Platón la definía como « el dominio del placer y el deseo.» Aristóteles la definía como « el poder por el cual se usan los placeres del cuerpo como manda la ley.»

Filón la definía como «limitar y ordenar correctamente los deseos, lo que elimina los que son externos y excesivos, y adorna los que son necesarios con sazón y moderación.» Pitágoras decía que era « el fundamento sobre el que descansa el alma.» Hámblico decía que «es la salvaguardia de los hábitos más excelentes de la vida.» Eurípides decía que era « el más precioso don de Dios.»

Jeremy Taylor la llamaba « el cinto de la razón y la brida de la pasión.» Trench describe sófrosyné como « la condición de total control sobre las pasiones y los deseos, que reciben no más campo de actividad que el que admiten y aprueban la ley y la recta razón». Gilbert Murray escribía de sófrón: «Hay una manera de pensar que destruye, y una manera que salva. El hombre o la mujer que es sófrón anda entre las bellezas y los peligros del mundo, sintiendo amor, gozo, ira, y el resto; y entre todas las cosas tiene en su mentalidad aquello que salva. ¿A quién salva? No a la persona sola, sino, como si dijéramos, la situación total.

Impide que el mal inminente llegue a producirse.» E. F. Brown cita como ilustración de sófrosyne una oración de Tomás de Aquino pidiendo «tranquilidad en todos nuestros impulsos, carnales y espirituales.»

La persona que es sófrón tiene todas las partes de su naturaleza bajo perfecto control, lo que quiere decir que la persona que es sófrón es aquella en cuyo corazón Cristo reina supremo.

La palabra compañera es kósmios, que hemos traducido como de buenos modales. Si uno es kósmios en su conducta exterior es porque es sófrón en su vida interior. Kósmios quiere decir ordenado, honesto, decoroso. Tiene dos usos especiales en griego.

Es corriente en tributos e inscripciones dedicadas a los muertos. Y se usa corrientemente para describir al que es un buen ciudadano. Platón describe al hombre que es kósmios como « el ciudadano que está tranquilo en la tierra, que cumple fielmente en su lugar y circunstancias los deberes que le conciernen como tal.» Esta palabra describe a la persona cuya vida es hermosa y en cuya personalidad se integran armoniosamente todas las cosas.

El dirigente de la Iglesia debe ser una persona que es sófrón, que tiene bajo control todos sus instintos y deseos; debe ser una persona que es kósmios, su control interior manifestándose en su integridad exterior. El dirigente debe ser una persona en cuyo corazón reina el poder de Cristo y en cuya vida se refleja la belleza de Cristo.

El dirigente cristiano debe ser acogedor (filóxenos). Ésta es una cualidad en la que el Nuevo Testamento hace mucho hincapié. Pablo exhorta a la iglesia romana a «practicar la hospitalidad» (Romanos 12:13). «Practicad la hospitalidad sin murmuraciones unos con otros,» dice Pedro (1 Pedro 4:9). En El Pastor de Hermas, uno de los más antiguos escritos cristianos, se establece: « El epíscopos debe ser acogedor, que de buena gana y en todo tiempo reciba en su casa a los siervos de Dios.» El dirigente cristiano debe ser una persona con un corazón y una puerta abiertos.

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