Las vidas espirituales heroicas se construyen al acumular días de obediencia uno sobre otro. Como un ladrillo, cada acto de obediencia es pequeño por sí mismo, pero con el tiempo los actos se acopian y una enorme pared de carácter sólido se construye: gran defensa contra la tentación. Cada día debemos trabajar para lograr una obediencia constante.
La última batalla de Saúl
David había previsto el día en que Saúl perecería descendiendo a la batalla. Pero nunca hubiera podido saber que su vida terminaría de manera tan trágica. El ejército de Israel se echó para atrás, subiendo de Jezreel por las laderas del Gilboa. Y al fin rodeado de sus tres hijos y con sus tropas en desorden Saúl fue alcanzado por una flecha. La LXX dice aquí que fue herido lit. debajo del cartílago. Tiene que ser una referencia al abdomen o cintura debajo de las costillas. Sabiendo que no podría escaparse ni vivir por mucho tiempo, pensó terminar su existencia rápidamente para no ser torturado por los filisteos. Los dos verbos juntos es decir, atravesar y hacer mofa, sugieren que el abuso se trataría de atravesarle con sus lanzas o espadas. Se sabe que los filisteos eran muy crueles y muy ensañados con Saúl por ser su viejo y empedernido enemigo. Es lógico que su escudero no le quisiera matar, aun bajo estas circunstancias y Saúl se siente obligado a suicidarse. Sería más fácil hacerlo dado su previo conocimiento de la derrota de Israel y su propia condenación. Con un movimiento veloz hecho con destreza, apoya su gran peso sobre la espada y deja que su penetración termine con su vida.
El suicidio es relativamente inusitado entre los israelitas. Abimelec en Jueces 9:54 y Sansón en Jueces 16:30 se pueden considerar como casos similares. Los dos murieron involucrados en la pelea con sus enemigos y sin esperanza de vivir. Se puede pensar también en la defensa de Masada que cayó a los romanos en el año 73 d. de J. C. Allí casi 1.000 personas bajo el mando de Eleazar, el nieto de Ezequías un zelote ejecutado por Herodes años antes, tomaron sus propias vidas. Según el historiador Josefo, los padres tomaban a sus hijos y después de una tierna despedida les daban muerte. Luego hacían lo mismo con las mujeres y por fin los hombres, los unos a los otros, se cortaban la vena yugular. Al quedar uno solo, éste prendía fuego a la fortaleza y se suicidaba. Las tropas romanas bajo el mando de Flavio Silva les encontraron muertos al llegar a la cumbre de Masada. Los judíos preferían morir en vez de someterse a los paganos. Saúl, a pesar de su desesperación, nunca se hubiera suicidado si no hubiese estado completamente seguro que iba a caer en manos de los filisteos. No lo justificamos pero las circunstancias fueron verdaderamente apremiantes.
El pánico se hizo general cuando huyeron los hombres de guerra. Los hombres de Israel abandonaron sus ciudades cercanas y amenazadas por los filisteos, huyeron. Toda la zona cayó en manos del enemigo. Esto representa la mayor penetración de los filisteos al cruzar el río Jordán y ocupar las ciudades ubicadas en la llanura fructífera de Galilea. El terror de ellos antes limitado a las zonas de la costa y Sefela, ahora cunde y acosa el territorio asignado a Gad y Manasés.
Los últimos hechos de la batalla
Los filisteos al encontrar el cuerpo de Saúl le cortan la cabeza. Quizás todavía pensaban en lo que David había hecho con su paladín Goliat. Llevaron sus armas y las depositaron en el templo de sus Dioses. Y su cuerpo lo colgaron del muro de Betsean. Esta ciudad quedaba a siete km. del río Jordán sobre el arroyo Jalud. Klein comenta que el rey asirio Senaquerib colgó los cuerpos de los oficiales de Ecrón sobre postes alrededor de la ciudad cuando invadió Judá y Filistea en el año 701 a. de J. C.. Es difícil imaginar las crueldades perpetradas por los antiguos.