Mientras tanto, Saúl hizo tocar la corneta. La palabra corneta o Shofar describe el cuerno del carnero que se usaba para reunir a la gente o anunciar algo muy especial. Evidentemente Saúl está pensando en las indicaciones de Samuel cuando hace juntar al pueblo en Gilgal. Surge una crisis y reúne a todos en este lugar especial para organizarse y dar órdenes.
La alarma no produjo gran entusiasmo entre el pueblo. Se pudo saber que los filisteos ya se habían presentado en Micmas. El versículo 5 presenta una dificultad. El hebreo dice 30.000 carros que seguramente debe ser 3.000. Por ejemplo el faraón persiguió a Israel con 600 carros, Sisara tenía 900 carros y Salomón en toda su gloria sólo tenía 1.400. Además, las palabras hebreas para 30 y para tres son similares pero usaban además un signo, la letra shin para representar el número y luego agregaban marquitas para indicar aumentos. Sería fácil copiarlo mal. Como hubiera sido el caso, les parecía a los israelitas como la arena del mar en comparación con lo que tenían ellos. Esta expresión se llama comúnmente una hipérbole, o exageración a propósito, y es muy usada como figura retórica entre los judíos. Los hombres reunidos para pelear, más bien se plegaron, escondiéndose vergonzosamente. Parece que nunca bajaron las fuerzas filisteas a Gilgal. Sólo el pensamiento de ellas fue suficiente para espantar a los israelitas.
Es cierto que “lo que fue escrito anteriormente fue escrito para nuestra enseñanza, a fin de que por la perseverancia y la exhortación de las Escrituras tengamos esperanza”. En este caso el error de Israel fue doble. Según Juan 4:7 debemos someternos primeramente a Dios. El segundo paso es resistir al diablo sabiendo que él huirá de nosotros. Israel ni se sometió a Dios primero, ni resistió al enemigo. Les entró un espíritu de cobardía. Se olvidaron de las grandes cosas que Jehová había hecho por ellos y de la promesa divina de nunca abandonarles.
El primer fracaso de Saúl
Fue una tremenda prueba para Saúl. Evidentemente fue a Gilgal por obediencia a las indicaciones de Samuel. El esperó obedientemente los siete días. Hasta aquí todo está bien. Pero se olvidó que Samuel le había dicho “hasta que yo venga a ti”. Y por cuanto Samuel no llegó, Saúl no tenía que haber hecho nada. Siente la presión y cede a la tentación. Hizo sacrificar el holocausto y antes de que pudiera sacrificar las ofrendas de paz, aparece Samuel. Solo el sacerdote podía oficiar al ofrecer sacrificios. Si Saúl lo hizo, era culpable de gran pecado. Si instruyó a un sacerdote que lo hiciera, lo que es más probable, igualmente actuó en desobediencia. Tenía a Ahías con él más adelante en Gabaa. Quizás en este momento estuvo con él en Gilgal. Pero como fuera, Saúl hizo mal.
Samuel viene con la pregunta: “¿Qué has hecho?” Es una pregunta muy antigua. Dios le hizo a Eva la misma y también a. Es una pregunta que anima la confesión de pecado y el arrepentimiento. Pero Saúl ni confiesa su error ni se arrepiente. Al contrario, le echa la culpa al pueblo y a Samuel mismo. Dice el versículo 11: Cuando vi que el pueblo se me dispersaba y que tú… El pronombre “tú” está en una posición de énfasis en hebreo. ¡Tú tienes la culpa Samuel! Incluso explica que la situación le obligó a hacerlo. Dice me vi forzado en el versículo 12, como si no lo quisiera hacer, pero fue obligado a ello. No quiso reconocer que se había equivocado.
Había actuado locamente o neciamente. La palabra en el hebreo quiere decir portarse mal, pero la impresión que nos deja es que lo produce una falta de firmeza, de fuerza y de decisión. Como Pro_10:1, fue una pequeña locura (misma palabra). Pero dio mal olor al honorable. Y como consecuencia, Samuel le anunció que su reino no sería firme. ¡Su reino se parecería a él mismo! Ningún hijo suyo se sentaría sobre su trono para hacerlo durar. El corazón duro no agrada a Dios ni puede durar mucho. Dios buscaría al hombre que anduviera según su corazón. Y aunque en este momento no se sabía, ese hombre sería David. Dios busca a pastores también “según su corazón”. Según el pasaje en Hechos, esto significa “hacer la voluntad de Dios” (o voluntades, como es en gr.). Y con esto Samuel subió a Gabaa de paso a su casa. Probablemente quiso animar a Jonatán y a los soldados con él o informarles acerca de lo acontecido en Gilgal.