1 de Samuel 13: Luces y sombras en el reinado de Saúl

1 de Samuel 13:14 Pero ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un hombre conforme a su corazón,[g] al cual ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. 

Samuel rechaza la idea de un sucesor al trono de Saúl. El rechazo del propio Saúl llega más tarde.

1 de Samuel 13:15 Samuel se levantó y subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Saúl contó la gente que se hallaba con él, y eran como seiscientos hombres.

1 de Samuel 13:16 Saúl, su hijo Jonatán, y el pueblo que con ellos se hallaba, se quedaron en Gabaa de Benjamín, mientras los filisteos acampaban en Micmas.

Ofra : Una partida de merodeadores sale hacia el noreste (Ofra se encuentra a 8 km de Bet-el). La segunda partida va hacia el oeste; y la tercera, hacia el sudeste. Esta estrategia busca sacar a Saúl y Jonatán, y a sus soldados, de sus posiciones, e intenta obligarlos a entablar batalla.

1 de Samuel 13:17 Entonces salió una avanzada del campamento de los filisteos en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de Ofra[h] hacia la tierra de Sual,

1 de Samuel 13:18 otro escuadrón marchaba hacia Bet-horón, y el tercer escuadrón marchaba hacia la región[i] que mira al valle de Zeboim, hacia el desierto.

1 de Samuel 13:19 En toda la tierra de Israel no se hallaba herrero,[j] porque los filisteos habían dicho: «Para que los hebreos no hagan espada o lanza».

Los filisteos poseían superioridad militar, en parte por sus conocimientos metalúrgicos. Ello se derivó de sus contactos con los hititas y los pueblos de la región del mar Egeo, el área de la cual habían emigrado alrededor del 1200 a.C. El dinero se medía por su peso y no por el valor nominal de las monedas. Un pim pesaba un poco más de 7 gramos.

Israel no estaba en posición de conquistar a nadie. El ejército no tenía armas de hierro y no había instalaciones donde pudieran transformar sus herramientas en armas. Es más, si un israelita quería afilar su herramienta, tenía que pagar un precio muy alto a un herrero filisteo para que lo hiciera, ya que estos tenían el monopolio sobre el hierro y la herrería. Su control estricto sobre la tecnología, junto con sus ataques sorpresivos, desmoralizaban a los israelitas y los mantenía dominados.

Contra tal superioridad, los israelitas se encontraban en una seria desventaja. ¿Cómo podían esperar derrotar a sus opresores? Sólo con la ayuda de Dios. Dios quería dar la victoria a Israel sin espadas, para que ellos tomaran conciencia de su verdadera fuente de poder.

1 de Samuel 13:20 Por lo cual todos los de Israel tenían que acudir a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz.

1 de Samuel 13:21 El precio era un pim[k] por las rejas de arado y por los azadones, y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas[l] y por componer las aguijadas.

1 de Samuel 13:22 Así aconteció que en el día de la batalla ninguno de los del pueblo que estaban con Saúl y Jonatán tenía en sus manos una espada o una lanza, excepto Saúl y Jonatán, su hijo, que sí las tenían.

1 de Samuel 13:23 Mientras tanto, un destacamento de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas.

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