1 de Samuel 1:19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volviéronse, y vinieron á su casa en Ramatha. Y Elcana conoció á Anna su mujer, y Jehová se acordó de ella.
Y Jehová se acordó no implica que se había olvidado, sino que ahora se dispone a responder a las oraciones de Ana y revelar sus propósitos.
1 de Samuel 1:20 Y fué que corrido el tiempo, después de haber concebido Anna, parió un hijo, y púsole por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo demandé á Jehová.
1 de Samuel 1:21 Después subió el varón Elcana, con toda su familia, á sacrificar á Jehová el sacrificio acostumbrado, y su voto.
Presumiblemente, esto ocurre un año después del voto pronunciado por Ana en relación con su hijo.
1 de Samuel 1:22 Mas Anna no subió, sino dijo á su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado; para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre.
Hasta que el niño sea destetado pudo haber sido hasta que tuvo 2 ó 3 años de edad.
1 de Samuel 1:23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te pareciere; quédate hasta que lo destetes; solamente Jehová cumpla su palabra. Y quedóse la mujer, y crió su hijo hasta que lo destetó.
1 de Samuel 1:24 Y después que lo hubo destetado, llevólo consigo, con tres becerros, y un epha de harina, y una vasija de vino, y trájolo á la casa de Jehová en Silo: y el niño era pequeño.
Tres becerros : Destinados a los tres sacrificios que se ofrecerán: el holocausto, la ofrenda de purificación que debía seguir al nacimiento de un niño y la ofrenda de paz. Un efa equivalía a treinta y siete litros.
1 de Samuel 1:25 Y matando el becerro, trajeron el niño á Eli.
1 de Samuel 1:26 Y ella dijo: Oh, señor mío! vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto á ti orando á Jehová.
Para cumplir su promesa, Ana renunció a lo que más quería -su hijo- y lo presentó a Elí para que sirviera en la casa de Dios. Al dedicar su único hijo a Dios, Ana estaba dedicando su vida entera y su futuro a El. Ya que la vida de Samuel era de Dios, Ana realmente no estaba renunciando a él. Más bien, se lo estaba regresando a Dios, quien se lo había dado a ella en primer lugar. Estos versículos nos muestran la clase de ofrendas que deberíamos dar a Dios. ¿Son ofrendas que nos cuestan poco (las mañanas de los domingos, un diezmo cómodo), o son ofrendas de sacrificio? ¿Se presenta usted ante Dios de manera simbólica o se presenta ante El con toda su vida?
1 de Samuel 1:27 Por este niño oraba, y Jehová me dió lo que le pedí.
1 de Samuel 1:28 Yo pues le vuelvo también á Jehová: todos los días que viviere, será de Jehová. Y adoró allí á Jehová.
Lo dedico no significa entregarlo temporalmente, sino ofrecerlo incondicionalmente a Jehová.
Probablemente Samuel tenía tres años, la edad en la que se acostumbraba destetar a los niños, cuando su madre lo dejó en el tabernáculo. Al decir «lo dedico también a Jehová», Ana estaba declarando que entregaba a Samuel a Dios, para un servicio de por vida. Por supuesto que ella no se olvidó de su hijo tan querido. Lo visitaba con regularidad. Y cada año le llevaba una túnica igual a la de Elí. En los años posteriores, Samuel vivió en Ramá, el pueblo natal de sus padres.