1 de Reyes 15:1 Reinado de Abiam (2 Cr 13.1-22) En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá.
El segundo rey de Judá fue Abiam . Lo hizo mejor que su padre Roboam, en tanto Dios cumplió fielmente la promesa hecha a David y dejó a este descendiente suyo gobernar el reino del sur.
1 de Reyes 15:2 Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom.
1 de Reyes 15:3 Anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él. Su corazón no fue perfecto para con Jehová, su Dios, como el corazón de su padre David.
1 de Reyes 15:4 Pero por amor a David, Jehová, su Dios, le dio una lámpara en Jerusalén,[a] al poner en el trono a su hijo después de él y sostener a Jerusalén,
1 de Reyes 15:5 por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le habían mandado se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías, el heteo.[b]
1 de Reyes 15:6 Hubo guerra entre Roboam y Jeroboam[c] todos los días de su vida.
1 de Reyes 15:7 Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam.
1 de Reyes 15:8 Durmió Abiam con sus padres y lo sepultaron en la ciudad de David.[d] En su lugar reinó Asa, su hijo.
1 de Reyes 15:9 Reinado de Asa (2 Cr 14.1-5; 15.16-19) En el año veinte de Jeroboam, rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá.
Asa , el tercer rey de Judá, representó algo diferente. De los 20 regentes que reinaron en el sur, Asa fue el primero de los 8 que pueden considerarse como buenos monarcas. Era un reformador y pronto purgó el país de prácticas idólatras. Aunque Reyes nos dice que Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida, Crónicas explica que en estos últimos años se apartó de su total devoción a Dios.
1 de Reyes 15:10 Reinó cuarenta y un años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom.
1 de Reyes 15:11 Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David, su padre,
1 de Reyes 15:12 porque expulsó del país a los sodomitas y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho.[e]
1 de Reyes 15:13 También privó a su madre Maaca de ser reina madre, porque había hecho un ídolo de Asera. Asa deshizo, además, el ídolo de su madre y lo quemó junto al torrente Cedrón.
1 de Reyes 15:14 Sin embargo, los lugares altos no desaparecieron. Con todo, el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida.
1 de Reyes 15:15 También puso en la casa de Jehová lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó: oro, plata y alhajas.
Ben – adad : Hubo tres reyes en Damasco, Siria, con el nombre de Ben-adad, y de todos ellos se habla en la Escritura. Ben-adad I se menciona aquí. Su hijo, Ben-adad II, triunfó en su campaña contra el rey Acab, y fue ahogado por Hazael. El tercer Ben-hadad fue el hijo de Hazael.
Estos regalos para el templo eran artículos dedicados a Dios como ofrendas sagradas que Abiam había llevado a la guerra contra Jeroboam y Asa habían tomado cuando él derrotó a los cusitas.
1 de Reyes 15:16 Alianza de Asa con Ben-adad[f] (2 Cr 16.1-10) Hubo guerra continuamente entre Asa y Baasa, rey de Israel.
Baasa se apoderó del trono de Nadab, que como rey había reemplazado a su padre, Jeroboam.
1 de Reyes 15:17 Baasa, rey de Israel, subió contra Judá y fortificó Ramá,[g] para evitar que se comunicaran con Asa, rey de Judá.
1 de Reyes 15:18 Asa tomó toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa de Jehová y en los tesoros de la casa real, se los entregó a sus siervos y los envió a Ben-adad[h] hijo de Tabrimón hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo:
1 de Reyes 15:19 «Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y el tuyo. Aquí te envío un presente de plata y de oro. Ve y rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí».
1 de Reyes 15:20 Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los jefes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel. Conquistó Ijón, Dan, Abel-bet-maaca, toda Cineret[i] y toda la tierra de Neftalí.[j]
1 de Reyes 15:21 Al saberlo Baasa, dejó de edificar Ramá y se quedó en Tirsa.[k]
1 de Reyes 15:22 Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar a nadie. Se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y el rey Asa construyó con ello Geba de Benjamín y Mizpa.
1 de Reyes 15:23 Muerte de Asa (2 Cr 16.11-14) Los demás hechos de Asa, todo su poderío, todo lo que hizo y las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?[l] En los días de su vejez Asa enfermó de los pies.[m]
1 de Reyes 15:24 Durmió Asa con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, su padre. Reinó en su lugar Josafat, su hijo.
1 de Reyes 15:25 Reinado de Nadab[n] Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa, rey de Judá. Reinó sobre Israel dos años.
Nadab : Segundo rey de Israel, asesinado a los dos años de su ascensión al trono por Baasa, en cumplimiento de la profecía de Ahías. Con éste terminó la dinastía de Jeroboam. Sin embargo, como tercer rey de Israel, Baasa fue tan pecador como sus predecesores.
1 de Reyes 15:26 Hizo lo malo ante los ojos de Jehová andando en el camino de su padre y en los pecados con que este hizo pecar a Israel.
1 de Reyes 15:27 Baasa hijo de Ahías, que era de la casa de Isacar,[ñ] conspiró contra él. Baasa lo hirió en Gibetón,[o] que era de los filisteos, porque Nadab y todo Israel tenían sitiado a Gibetón.
1 de Reyes 15:28 Lo mató, pues, Baasa en el tercer año de Asa, rey de Judá, y reinó en lugar suyo.
1 de Reyes 15:29 Apenas comenzó a reinar, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam,[p] hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová anunció por medio de su siervo Ahías, el silonita,
1 de Reyes 15:30 y a causa de los pecados que Jeroboam había cometido, con los cuales hizo pecar a Israel, provocando así el enojo de Jehová, Dios de Israel.
Todos los descendientes de Jeroboam fueron muertos debido a que él instó al pueblo a pecar. Siempre se juzga el pecado con dureza, pero los peores pecadores son aquellos que llevan a otros a pecar. Jesús dijo que sería mejor que los echaran al mar con una piedra de molino atada a sus cuellos (Mar_9:42). Si usted ha tomado la responsabilidad de guiar a otros, recuerde las consecuencias que acarrearía si los desviara. El enseñar la verdad es una responsabilidad que va de la mano con el privilegio del liderazgo.
1 de Reyes 15:31 Los demás hechos de Nadab, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
1 de Reyes 15:32 Y hubo guerra continua entre Asa y Baasa, rey de Israel.
1 de Reyes 15:33 Reinado de Baasa En el tercer año de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ahías[q] sobre todo Israel en Tirsa. Reinó veinticuatro años.
1 de Reyes 15:34 Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová; anduvo en el camino de Jeroboam y en el pecado con que este hizo pecar a Israel.[r]
Reinado de Abías o Abiam
El reinado de Abías, el segundo rey de Judá después de la ruptura entre los dos reinos, fue corto y de poca notabilidad a no ser que se tome en cuenta su apego a los abusos de su mentor y ejemplo negativo, Roboam, su padre. La verdad, se nos dice poco acerca de este rey en lo particular, pero, eso sí, el deuteronomista lo ocupa para establecer un principio teológico: que la dinastía puede continuar existiendo solo por la fidelidad de Dios en cuanto a sus promesas a David.
Abías fue tan malo como su padre. Aunque no quitó el servicio a Dios en el templo, toleró la idolatría, y hasta se hizo peor la situación. Además de esto, vivió en un constante estado de guerra con sus hermanos del norte. Fue favorecido por la misericordia de Dios, quien no permitió que la línea de descendientes de David fuera eliminada; es decir, que el reino no sería pasado de una familia a otra. Dios sostendría al pueblo del pacto. Es notable, no obstante esto, que el aguijón del pecado de David con Urías, el hitita, siempre molestaba. Pese a esto, Dios segiría fiel para mantener el linaje de David.
Reinado de Asa
Conviene, desde el principio, aclarar algo acerca del nombre de la madre de Asa, Maaca. Se presta a confusión, ya que se le da el mismo nombre que su abuela, o sea la madre de su padre, Abías. Es difícil que hubiera dos mujeres del mismo nombre, ya que se aclara en ambos casos que Maaca era hija de Absalón. ¿Cómo se explica? Lo más probable es que Maaca retuvo el título de reina madre durante mucho del reinado de Asa, ya que éste subió al trono cuando era todavía un niño. Su madre sirvió como «reina» hasta que Asa llegó a la mayoría de edad. (Esto se hace más patente cuando se toma en cuenta la brevedad del reinado de Abías.) Para quitarse de encima la influencia dañina de su madre, se vio obligado a deponerla; ella era una promotora fanática de la idolatría.
Asa comenzó una serie de reformas con el fin de librar a Judá de la idolatría y hacer que el pueblo se volviera a Dios. Desde entonces Judá comenzó a gozar de paz y prosperidad, por lo menos durante los primeros diez años.
Aunque las reformas de Asa fueron parciales, recibió el título de bueno. En comparación con otros, su conducta agradó a Dios. Una conducta no se condena tanto por hechos buenos o malos, sino por el deseo del corazón de hacer lo bueno. Asa fue un buen reformador tratando de ganar el corazón de su pueblo para Dios, pero no pudo lograr todos sus deseos.
Las cosas no buenas que hizo fueron: a. Su alianza con el rey de Siria, para resguardar la seguridad de Jerusalén contra las incursiones militares de Baasa de Israel. Este había fortificado a Ramá en el territorio de Benjamín, parte del reino del sur que quedaba a solo unos ocho km. de Jerusalén. Desde luego, emocional y militarmente, esto sería inaceptable para Asa.
Por lo expuesto ya, Asa entra en una alianza militar con Benhadad de Damasco, rey de Siria. Para Benhadad esto implicaba el rompimiento de una alizanza con Israel del norte. Esto cuadraba bastante bien con el carácter traicionero del rey asirio. Eso si, la alianza instigada por Asa era una alianza comprada; Asa la logró mediante la entrega de todos los tesoros del templo en Jerusalén. Asa aparentemente consideraba que el templo y sus artefactos eran de menos valor que la seguridad política. Es interesante que el deuteronomista no censura a Asa por esto; y es aun más sorprendente cuando se tiene presente que el escritor bíblico normalmente habría tenido palabras duras para tal acción. ¿Estaría Asa buscando alguna mejor posición con Benhadad? Recuérdese que estas alianzas no fueron del agrado de Dios; siempre fueron perjudiciales para los mismos reyes.
Por la intervención políticomilitar de Benhadad, Baasa de Israel cesó su reedificación de Ramá, y desocupó el lugar. Asa desmanteló todo lo que se había hecho y empleó los materiales en la reedificación de Geba, probablemente un sitio identificado con la antigua capital de Saul que quedaba apenas unos tres km. al sur de Ramá.
Al final de sus días, se enfermó y no buscó la ayuda de Dios, sino que confió más en los médicos. Por lo menos, recibió una digna sepultura en la ciudad de David.
Reinado de Nadab
De nuevo se nota que el reinado de este rey norteño se describe cronológicamente en relación con el de Asa, el rey de Judá. De modo que se sigue el patrón ya establecido. Lo que llama la atención es que las dinastías en Israel del norte eran muy inestables en comparación con la del sur, ya que hubo ocho dinastías en el norte durante la existencia de una sola en el sur, la de David.
Por ser el hijo de Jeroboam, el hijo tenía que pagar por los pecados del padre. Nadab sería el único hijo de Jeroboam que reinara sobre Israel. Además, por ser un rey del norte, el deuteronomista lo clasifica de malo desde el principio. Desde luego su maldad, a la luz del escritor bíblico, es el mismo pecado de Jeroboam: la adoración fuera de Jerusalén y el ignorar el templo de Salomón como el único centro de adoración legítima.
Pronto tuvo que pagar por su pecado. Su reinado solo duró un par de años (tal vez menos cuando se tiene presente que, para los hebreos, una parte de un año contaba como un año completo). Por un golpe de Estado efectuado por Baasa, se acabó no tan solo con la vida de Nadab sino con todos los demás descendientes de la casa de Jeroboam que pudieran presentar una amenaza como pretendientes al trono. Para el deuteronomista, esta acción se dio en cumplimiento de la profecía de Ajías, el profeta. Hay que aclarar que el padre de Nadab no es el profeta (Ajías de Silo) sino Ajías de Isacar.
Hay que notar que este versículo está fuera de lugar o se debe insertar el nombre de Nadab en el lugar de Baasa. Ya que, como reza ahora, es una duplicación verbal del versículo 16; por lo tanto, hay que arreglar el problema de una de esas dos maneras.
Reinado de Baasa
El relato en torno a este rey es un tanto ambivalente y rehuye en cierto sentido la explicación teológica. Por un lado, no hay duda de que Baasa es otro ejemplo de los reyes malos en Israel; por otro lado, pareciera que ciertas de las acciones del rey se cometen conforme a la palabra de Jehová; es decir, parece que algunas de sus acciones eran sancionadas por Dios, incluso es establecido por Dios como rey de Israel. A la larga, Baasa es condenado por Dios por haber seguido las pisadas de la casa de Jeroboam y especialmente por haberla destruido. Puede ser que esta ambivalencia respecto a la evaluación de Baasa se atribuya a la misma oscuridad de la historia (Brueggemann). En realidad, pese a lo extenso de su reinado (24 años), el tiempo de Baasa en el trono es singular por su carencia de importancia.
El oráculo de Jehú es importante para los propósitos del escritor bíblico. Muy adrede hay un paralelismo entre lo dicho por este profeta y las palabras de Ajías referentes a la casa de Jeroboam. El texto hace esta conexión verbal directamente. Ya que Baasa es de la casa de Jeroboam especialmente en su comportamiento, las palabras condenatorias de ambos profetas vienen al caso perfectamente. Aun la ubicación de las palabras referentes al profeta Jehú (entre la sección de cierre tradicional respecto a Baasa y el rey que sigue) refuerza su énfasis. Aunque las palabras de Jehú son dirigidas a Baasa, tienen su alcance final en todos los demás miembros de su casa. La palabra del profeta no se limita al momento histórico en que se pronuncia; repercute en las generaciones sucesivas.
Habiendo dicho todo lo anterior, conviene que la vida de estos dos reyes (Nadab y Baasa) se estudien en conjunto. Veamos algunas cosas que tienen en común:
(1) Ambos fueron reyes de Israel por sucesión o por designación divina.
(2) Ambos siguieron el camino pecaminoso de sus padres, e “hicieron pecar a Israel”
(3) Ambos fueron castigados por Dios.
Hay pocas diferencias entre los dos. Además, había una costumbre oriental muy cruel que quien llegaba al trono debía matar a todos los aspirantes. Esto indica que Baasa llegó al trono por sobre una pila de muertos. Sin embargo, en todo esto está la mano de Dios, quien “quita y pone reyes”. Al final, el mismo Baasa fue castigado por su mala conducta e idolatría. Nótese que Dios usa a un pecador para castigar a otro pecador; y también que, debido a la gran decadencia moral y espiritual de Israel, en adelante la línea de reyes por familia sería muy corta.