1 de Reyes 12: División del Reino, Rebelión de Israel

1 de Reyes 12:1 División del Reino Rebelión de Israel[a] Roboam fue a Siquem,[b] porque todo Israel había ido allí para hacerlo rey.[c]

La coronación de Roboam se llevó a cabo en Siquem, aproximadamente a 56 km al norte de Jerusalén. Lo normal hubiera sido ungir al nuevo rey en Jerusalén, la ciudad capital. Roboam se dio cuenta de que habría problemas con Jeroboam y fue hacia el norte para tratar de mantener buenas relaciones con las tribus del norte. Probablemente eligió Siquem debido a que era un lugar antiguo donde se llevaban a cabo los pactos. Cuando se dividió el reino, Siquem llegó a ser la capital del reino del norte por un breve período.

1 de Reyes 12:2 Aconteció que lo supo Jeroboam[d] hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido del rey Salomón, y donde vivía.

Los líderes de las tribus del norte mandaron a buscar a Jeroboam para que actuara como su vocero. Durante la coronación de Roboam, aquel le comunicó la petición popular de rebaja de impuestos.

1 de Reyes 12:3 Enviaron a llamarlo, y él se presentó con toda la congregación de Israel, y le dijeron a Roboam:

1 de Reyes 12:4 –Tu padre agravó nuestro yugo. Alivia tú ahora algo de la dura servidumbre de tu padre y del pesado yugo que nos impuso, y te serviremos.

1 de Reyes 12:5 Él les respondió: –Idos, y de aquí a tres días volved a mí. Y el pueblo se fue.

1 de Reyes 12:6 Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos[e] que habían servido a su padre Salomón cuando vivía, y dijo: –¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?

Roboam pidió consejo, pero no evaluó cuidadosamente lo que se le dijo. De haberlo hecho, se hubiese dado cuenta de que el consejo ofrecido por los ancianos era más sabio que el de sus amigos. Para evaluar los consejos, pregúntese si el mismo es realista, viable y coherente con los principios bíblicos. Determine si los resultados de seguir el consejo serán justos, harán mejoras y darán una solución o dirección positiva. Busque consejo de aquellos más experimentados y más sabios. El consejo es útil sólo si está de acuerdo a los estándares de Dios.

1 de Reyes 12:7 Ellos le hablaron así: –Si te pones hoy al servicio de este pueblo, lo sirves y le respondes con buenas palabras, ellos te servirán para siempre.

1 de Reyes 12:8 Pero él desechó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes[f] que se habían criado con él y estaban a su servicio.

1 de Reyes 12:9 Y les preguntó: –¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: “Alivia en algo el yugo que tu padre nos impuso”?

1 de Reyes 12:10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron: –Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: “Tu padre agravó nuestro yugo, pero tú alívialo en algo”; así les hablarás: “El menor de mis dedos es más grueso que la cintura de mi padre.[g]

1 de Reyes 12:11 Ahora, pues, mi padre os cargó con un pesado yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones”.

1 de Reyes 12:12 Al tercer día se presentó Jeroboam con todo el pueblo ante Roboam, según el rey lo había mandado, cuando dijo: «Regresad a verme al tercer día».

1 de Reyes 12:13 Pero el rey respondió al pueblo duramente, desechando el consejo que los ancianos le habían dado,

1 de Reyes 12:14 y hablándoles conforme al consejo de los jóvenes, les dijo: «Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones».

1 de Reyes 12:15 Así que no oyó el rey al pueblo, pues era un designio de Jehová para confirmar la palabra que había dado a Jeroboam hijo de Nabat por medio de Ahías, el silonita.[h]

Uno de los misterios de las Escrituras es cómo Dios obra por medio de los seres humanos a fin de realizar sus propósitos. Aquí los intereses egoístas de Roboam fueron utilizados por el Señor para cumplir su promesa por medio del profeta Ahías.

Tanto Jeroboam como Roboam hicieron lo que era bueno para ellos mismos, no lo que era bueno para el pueblo. Roboam fue duro y no escuchó lo que el pueblo dijo. Jeroboam estableció lugares nuevos de adoración para evitar que su pueblo viajara a Jerusalén, la capital de Roboam. Ambas acciones fueron contraproducentes. La acción de Roboam dividió al reino, y la de Jeroboam alejó al pueblo de Dios. Los buenos líderes ponen los intereses de los seguidores antes que los suyos propios. El tomar decisiones sólo para sí mismo obrará en su contra y causará que pierda más de lo que habría perdido si hubiese tenido en cuenta el bienestar de los demás.

1 de Reyes 12:16 Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió con estas palabras: «¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa!».[i] Entonces Israel se fue a sus tiendas,

Las negociaciones habían fallado, la revuelta continuó. El grito ¡Israel , a tus tiendas ! era una orden a las tribus del norte para que se dispersaran.

1 de Reyes 12:17 mientras Roboam siguió reinando sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.

Las tribus del norte no habían proclamado todavía rey a Jeroboam; simplemente rehusaban someterse a Roboam . Los únicos israelitas sobre los que Roboam ejercía control eran los que vivían en las ciudades de Judá .

1 de Reyes 12:18 Cuando el rey Roboam envió a Adoram,[j] que estaba encargado de los tributos, todo Israel lo apedreó y lo mató. Entonces el rey Roboam se apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén.

Roboam intentó imponer sus condiciones al norte, pero ello terminó con la muerte de su embajador Adoram; él mismo salvó su vida con dificultad.

1 de Reyes 12:19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.

1 de Reyes 12:20 Aconteció que al oir todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarlo a la congregación y lo hicieron rey de todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiera a la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.

Desde este momento, el reino permaneció dividido hasta la caída de Israel en el 722 a.C. También, a partir de aquí, Reyes se refiere al reino del norte como Israel, y al reino del sur como Judá , aunque después se siguió hablando de levitas, benjamitas y las otras 10 tribus de Israel.

1 de Reyes 12:21 Cuando Roboam llegó a Jerusalén reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, todos guerreros escogidos, con el fin de hacer la guerra a la casa de Israel y devolver el reino a Roboam hijo de Salomón.

Esto marca el principio de la división del reino que duraría por siglos. Diez de las doce tribus de Israel siguieron a Jeroboam y llamaron a su nueva nación Israel (el reino del norte). Las otras dos tribus permanecieron leales a Roboam y llamaron a su nación Judá (el reino del sur). El reino no se dividió de la noche a la mañana. Ya se estaba dividiendo desde los primeros días de los jueces debido a los celos de las tribus, especialmente entre Efraín, la tribu más influyente del norte, y Judá, la tribu principal del sur.

Antes de los días de Saúl y de David, el centro religioso de Israel estaba localizado, en su mayor parte, en el territorio de Efraín. Cuando Salomón construyó el templo, trasladó el centro religioso de Israel a Jerusalén. Esto a la larga trajo rivalidades tribales a la crisis.

1 de Reyes 12:22 Pero Jehová habló a Semaías, hombre de Dios, diciendo:

1 de Reyes 12:23 «Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, y diles:

1 de Reyes 12:24 “Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos, los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto es obra mía”». Al oir ellos la palabra de Dios regresó cada uno a su casa, conforme a la palabra de Jehová.

1 de Reyes 12:25 El pecado de Jeroboam Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en los montes de Efraín, y habitó en ella. Luego salió de allí y reedificó a Penuel.[k]

Es posible que Jeroboam haya escogido a Siquem como su capital por una razón política, debido a que allí había sido coronado Roboam (v. 1). Penuel : Ubicado al este del río Jordán y probablemente fortificado como protección contra los galaaditas, quienes eran leales a David.

1 de Reyes 12:26 Pero Jeroboam pensó en su corazón: «Ahora, la casa de David recuperará el reino

En lugar de confiar en el Señor al establecer su reino, según la promesa, Jeroboam temió perder el respaldo del pueblo y recurrió a pecaminosas artimañas de manipulación. Estableció nuevos centros para el culto que rivalizaran con Jerusalén, ordenó su propio sacerdocio e instituyó un nuevo festival como contrapartida de las fiestas de Judá. Hizo dos becerros de oro y colocó uno en Bet – el y el otro en Dan, de manera que el pueblo tuviera donde adorar y no necesitara acudir a Jerusalén. Como el versículo 28 cita a Exodo 32:4, la declaración de Jeroboam puede que haya intentado implicar que estos dos becerros de oro eran los que fundió Aarón. Algunos dioses paganos eran representados como si estuvieran parados sobre toros o becerros para simbolizar su fuerza; otra posibilidad de interpretación es que Jeroboam haya colocado los dos becerros como un pedestal donde el Dios de Israel sería entronizado. En ese caso, esta nueva forma de culto constituía una inconcebible expresión de idolatría.

1 de Reyes 12:27 si este pueblo sube a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén, porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam, rey de Judá, me matarán a mí y se volverán a Roboam, rey de Judá».

1 de Reyes 12:28 Después de tomar consejo, hizo el rey dos becerros de oro,[l] y dijo al pueblo: «Ya habéis subido bastante a Jerusalén. Aquí están tus dioses, Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto».

Se requería que todos los hombres judíos viajaran al templo tres veces al año, pero Jeroboam estableció sus propios centros de adoración y dijo a su pueblo que causaba mucho problema viajar hasta Jerusalén. Aquellos que obedecieron a Jeroboam estaban desobedeciendo a Dios. Algunas ideas, aun cuando son prácticas, pueden contener sugerencias que nos llevan a apartarnos de Dios. No permita que nadie le impida hacer lo que es correcto al decirle que las buenas acciones morales no merecen el esfuerzo. Haga lo que Dios quiera sin importar cuál sea el costo en tiempo, energía, reputación o recursos.

Se utilizaban los becerros como ídolos para simbolizar fertilidad y fuerza. Los dioses paganos de los cananeos eran con frecuencia descritos como si estuvieran parados sobre becerros o toros. Jeroboam astutamente colocó estos becerros en Bet-el y Dan, lugares estratégicos. Bet-el estaba a tan sólo 16 km al norte de Jerusalén por el camino principal, incitando a los ciudadanos del norte a detenerse allí en lugar de viajar el resto del camino hasta Jerusalén. Dan era la ciudad de Israel que estaba más al norte. Por lo tanto, la gente que vivía en la parte del norte más alejada de Jerusalén era atraída por la conveniencia del lugar. Como líder del reino del norte, Jeroboam quería establecer sus propios centros de adoración, de otra manera su pueblo haría viajes regulares a Jerusalén, y su autoridad se vería minada. Muy pronto esta religión sustituta tuvo muy poco en común con la verdadera fe en Dios.

1 de Reyes 12:29 Entonces puso uno en Bet-el y el otro en Dan.

1 de Reyes 12:30 Esto fue causa de pecado, porque el pueblo iba a adorar delante de uno de ellos hasta Dan.

eroboam y sus consejeros no aprendieron del desastre previo de Israel con el becerro. Quizá eran ignorantes respecto de las Escrituras, o quizá conocían el suceso pero decidieron ignorarlo. Estudie la Biblia para tener en mente los hechos de Dios en la historia, y luego aplique las lecciones importantes a su vida. Si aprende del pasado, no repetirá los mismos errores de los demás y no enfrentará el desastre

1 de Reyes 12:31 Hizo también casas sobre los lugares altos[m] y designó sacerdotes de entre el pueblo que no eran de los hijos de Leví.

1 de Reyes 12:32 Luego instituyó Jeroboam una fiesta solemne en el mes octavo,[n] a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá, y ofreció sacrificios sobre un altar. Lo mismo hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado.

Jeroboam instituyó una fiesta como la que se celebraba en Judá . Había tres festivales de otoño que se celebraban en el séptimo mes del calendario judío (Tishri, octubre-noviembre) y marcaban el fin del año agrícola. La Fiesta de las Trompetas, el primer día del mes; la Expiación, el décimo día; y la Fiesta de los Tabernáculos, el día quince. Aparentemente, Jeroboam estaba tratando de proveer una alternativa para una o varias de estas fiestas. Que esta nueva fiesta fuera a celebrarse a los quince días del mes quizás indica que Jeroboam estaba tratando de contrarrestar la Fiesta de los Tabernáculos, la cual tenía lugar ese mismo día.

En los días de los fundadores de Israel, la ciudad de Bet-el era un símbolo de compromiso a Dios, porque ahí fue donde Jacob había vuelto a dedicar su vida a Dios. Pero Jeroboam convirtió la ciudad en el principal centro religioso de Israel, con la intención de que pudiera competir con Jerusalén. Pero la religión de Bet-el se centró en un ídolo, y esto a la larga llevó a Israel a su caída. Bet-el desarrolló una reputación de ciudad malvada e idólatra. Los profetas Oseas y Amós reconocieron los pecados de Bet-el y condenaron la ciudad por sus caminos inicuos.

1 de Reyes 12:33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado según el dictado de su propio corazón. Así hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.

Celos entre las tribus

A pesar de que el reino de Israel estaba «unificado» bajo David y Salomón, las tensiones entre el norte y el sur nunca se resolvieron. Los celos y la animosidad detrás de esta guerra civil no comenzó con Roboam y Jeroboam, sino que tenía sus raíces en los días de los jueces, cuando el pueblo estaba más interesado en la lealtad de la tribu que en la unidad de la nación. Note con qué facilidad resucitó la tensión entre Efraín, la tribu más prominente del norte, y Judá, su similar del sur.

— Efraín reclamó las promesas en Genesis 48:17-22 y 49.22-26 para su papel de liderazgo.

— Josué, el que conquistó la tierra prometida, era de la tribu de Efraín.

— Samuel, el más grande juez de Israel, era de la tribu de Efraín

— Efraín se alió con Is-boset en la revuelta contra David, que era de la tribu de Judá.

— David, un pastor de la tribu de Judá, reinó sobre todo Israel, incluyendo a Efraín, el cual dejó de reclamar su liderazgo.

— A pesar de que David ayudó a suavizar los malos sentimientos, el duro yugo de Salomón y Roboam llevó a las tribus del norte a la crisis.

La tensión se acrecentó porque Efraín era la tribu principal del norte. Ellos se resintieron con el rol de Judá bajo el liderazgo de David y se molestaron de que la capital de la nación y centro de adoración estuviera localizado en Jerusalén.

La división del reino

Algunas causas

El descontento, 12:1-5. Desde los tiempos de la conquista, las tribus de Israel no anduvieron muy unidas. Hubo rivalidad entre Judá y Efraín. Judá seguía a David, y Efraín a Saúl. De modo que la unidad habida era sólo de nombre y aparente. La mano dura de Salomón logró evitar una separación más temprana; pero al morir éste, se vino al suelo esa gloriosa unidad de Israel que se había iniciado con David.

Como hijo de Salomón, Roboam era el legítimo sucesor del trono, y ya reinaba en Jerusalén y Judá. Sólo faltaba que todo el pueblo lo confirmara como su rey. Para esto, Roboam convocó a una asamblea general en Siquem, una ciudad vieja y céntrica en donde las tribus se reunían de vez en cuando. Es importante recordar que las tribus del norte (“Efraín” o “Israel”) nunca tuvieron oportunidad de expresar su opinión respecto a la sucesión de Salomón al trono, pues éste llegó a ser rey antes de morir su padre, David. Hubo una especie de correinado por un tiempo. El que David nombrara a su propio hijo como su sucesor significa que la gente del norte realmente nunca tuvo voz ni voto en el asunto. Ahora que Roboam hereda el trono, es importante para él confirmar la lealtad de las diez tribus del norte para ser rey sobre “todo Israel”. Es por esto que convoca la reunión en Siquem, distrito y ciudad importantes ubicados en el territorio norteño y con larga historia en la vida política y religiosa del pueblo. Siquem había sido un sitio de importancia mucho antes de su conquista y ocupación por los israelitas. A la larga, Siquem llegaría a ser la primera capital de las tribus norteñas después de su separación del sur; con el tiempo, Samaria tomaría su lugar como la capital política, pero Siquem seguiría siendo un centro religioso de importancia para las tribus del norte.

Pese a la aparente semiautonomía de las diez tribus del norte, es evidente que había una predisposición al principio para aceptar al heredero legítimo del reino, Roboam, siempre y cuando hubiera justicia y equidad de trato de por medio. No obstante esto, regresa al escenario Jeroboam, quien había huído a Egipto después de su rebelión en contra de Salomón. Es muy difícil no creer que su regreso oportuno tuviera miras políticas, ya que había un cambio en la escena política.

Al enterarse Jeroboam de la muerte de Salomón (922 a. de J.C.), regresa a Israel. Se presta para ser el vocero de las tribus del norte. para lo cual fue invitado, ya que era un conocido líder que estaba del lado del pueblo. Este recogió y expresó todo lo que el pueblo llevaba por dentro. En otras palabras, le dijeron a Roboam: “Tu padre fue un amo muy duro. No te queremos como rey, a menos que prometas tratarnos mejor”.

Jeroboam era conocedor de la horrible opresión que habían sufrido las tribus del norte; ya se sabe que los tributos exigidos al norte no se aplicaban a Judá durante el tiempo de Salomón. Para sostener la grandeza del reino, este había tenido que imponer grandes tributos en dinero y trabajo. Las tribus del norte se sentían explotadas y muy oprimidas. Habían dado gustosamente para la edificación del templo, pero ahora era para satisfacer los gastos y lujos del rey. La situación se había puesto insoportable, y el pueblo pedía con justicia que les aliviara la carga. Una pregunta interesante: ¿Por qué no pedía también el pueblo el ser liberado de la idolatría?

Si Roboam hubiera sido comprensivo y sensible a la necesidad de su pueblo, no hubiera sido necesario demorar la respuesta, pues el pueblo estaba sufriendo En su lugar les dijo que iba a pensarlo; que regresaran dentro de tres días para contestarles. Hasta aquí todo parecería marchar bien. El tiempo diría otra cosa.

Un consejo insensato

Va a ser evidente que Roboam consulta a dos grupos de personas: a los ancianos y a los jóvenes compañeros de él. El primer grupo de consejeros se designa con el término lit. “hombres viejos”. El mismo apelativo puede significar algo que no necesariamente alude a edad cronológica. Más bien, el término puede connotar la sabiduría inherente en muchos mayores por su experiencia. Este texto probablemente emplea los dos sentidos, ya que estos consejeros habían sido los de Salomón. Ellos sabiamente le aconsejan a Roboam que suavice el trato a los norteños y que busque la conciliación. Desde su óptica de experiencia, ellos sabían cuan precario era el reinado de cualquier rey.

El segundo grupo al que pidió consejos Roboam eran textualmente “muchachos”; el vocablo heb. (yeled) se emplea mucho más para referirse a niños que a adultos. Eran de la misma generación que Roboam. Es obvio que el deuteronomista favorece el consejo de los ancianos, pero su relato es fiel a los hechos. Roboam había preguntado a los ancianos cómo responder ante la petición del pueblo norteño; a los muchachos pregunta qué debía responder. Estos prácticamente escriben el texto de su discurso, muy negativo por cierto. Los “muchachos” ignoraban el peligro en que ponían al rey; estaban engañados por la atracción del poder de gobierno, el cual creían sin límites. De modo que cuando Jeroboam y el pueblo regresaron tres días más tarde, el nuevo rey les respondió con mucha aspereza, negando de un solo golpe todas las justas demandas del pueblo. Roboam siguió el consejo de los jóvenes e ignoró el de los viejos. Estos formaban el “consejo de ancianos” que daban sus consejos al rey, sobre todo en tiempos de elección.

Sin duda que Roboam, criado a “pierna suelta”, en una vida libertina como su padre, nada sabía de las necesidades del pueblo. Y los jóvenes, criados también en el lujo y comodidad de un palacio, no verían con agrado el fin de su prosperidad material. En realidad, el castigo que pedían para el pueblo era justamente la disciplina que ellos necesitaban. Sin embargo, la causa principal del problema estuvo en la debilidad de carácter de Roboam; en su falta de sabiduría y de sentido común. ¿Qué clase de gobernante es el que no se da cuenta de la necesidad de su gente? Pero Roboam tenía sed de poder; su arrogancia y falta de tacto le llevaron a imponer ciegamente su autoridad para dominar a los descontentos. Su insensato consejo fue la chispa que prendió el fuego de la división. ¿Qué hubiera pasado si hubiera seguido el sabio consejo de los ancianos? Pero, según el dicho, “el que no oye consejo, no llega a viejo”.

El designio de Dios

Es el Dios soberano quien, con su infinito poder y sabiduría, dirige la historia para que se cumplan sus propósitos. él permitió que Roboam cometiera esta insensatez para que se cumpliera sus promesas. Ajías, el profeta, ya había intimado la alienación del norte. El mismo profeta animó a Jeroboam para que luchara por el triunfo. Otro profeta, Semaías, por parte de Dios, le prohíbe a Roboam que pelee contra sus hermanos. Por otro lado, es ley divina que “lo que el hombre siembra, eso también cosecha”. La división era un castigo por haberse apartado Israel de las leyes de Dios. En adelante, el pueblo sufriría en carne propia las consecuencias de su mundanalidad e idolatría. De nuevo, el deuteronomista reafirma uno de sus principios gobernadores: la desobediencia al pacto acarrea la destrucción; la obediencia a la revelación de Dios siempre conlleva la bendición.

Se concreta la división

Con el famoso grito de: ¿Qué parte con David tenemos nosotros? las tribus del norte declararon su libertad de la dinastía de David. Desde luego, esto solo hacía eco de las palabras casi proféticas de Seba: “¡Nosotros no tenemos parte en David ni heredad en el hijo de Isaí! ¡Cada uno a su morada, oh Israel!”. La edad de hierro había pasado, la división era un hecho. La expresión: !Mira ahora por tu propia casa, oh David! anuncia de una vez por todas que las diez tribus del norte ya no se someterían a las injusticias que costosamente habían sostenido la dinastía por tantos años. Ya no estarían dispuestos a sostener la casa de David a expensas propias.

Fue una insensatez de Roboam el enviar a una “persona no grata” (Adoniram) como mediador, porque les traía recuerdos de su vida pasada. Adoniram era la persona menos indicada para servir de mediador ya que se identificaba plenamente con las medidas represivas de Salomón en el tributo laboral (léase trabajo forzado). Adoniram fue castigado con el lenguaje del pueblo: las piedras. Ahora, el hijo de Salomón es rey de sólo dos tribus: las de Judá y Benjamín. Estas dos se forjarían en un pueblo conocido por el nombre Judá. Y Jeroboam sería rey de las diez tribus del norte.

En adelante Judá e Israel existirían, no solo como naciones separadas, sino como rivales por unos 200 años. La división tuvo lugar en el año 922. En el año 722 a. de J.C. Israel, el norte, sería destruído por las fuerzas asirias. Luego llegaría el castigo final de Judá: la cautividad babilónica en el 587. Además, estas dos naciones pequeñas serían una atracción a los deseos de conquista de sus países vecinos. A pesar de que esta división sería uno de los hechos más tristes y trágicos en la historia del pueblo de Dios, es bueno decir dos cosas favorables:

(1) La línea de David no se rompió; la dinastía continuaría. Con su capital en la “ciudad del rey”, Jerusalén, el ahora reino del sur, se mantuvo así desde el año 922 hasta el 587 a. de J. C.

(2) Ambos reinos fueron bien amados por Jehová. No hubo distinciones. Dios les envió profetas para llamarlos al arrepentimiento. A los dos les hizo grandes maravillas, juzgó y castigó a ambos como pecadores.

No valieron los esfuerzos que Roboam hiciera para que no se produjese la separación. Ni los mediadores ni la fuerza pudieron contra la voluntad divina. (Nota: El que intervenga un profeta, Semaías, para que Judá no entre en batalla contra las tribus del norte, comprueba que el deuteronomista quiere advertir que la dinastía davídica es obediente a la voluntad divina; en el escritor bíblico siempre hay un marcado prejuicio en pro de Judá.)

Verdades prácticas Una de las tragedias de la historia latinoamericana es que, al llegar los conquistadores españoles, ofrecieran una fe aguada a los que encontraron aquí. La facilidad con la cual los indígenas aceptaron la nueva religión parece indicar que les fue estéril y sin mayor significado. Sus religiones anteriores tenían muchos de los mismos elementos que el cristianismo y ellos probablemente suponían que podrían aceptar la protección de una nueva deidad sin tener que olvidar los antiguos dioses. Su conformidad externa fue suficiente para que sus conquistadores y sus misioneros hubieran cumplido su tarea.

Un ejemplo clásico es el caso de Atahualpa, el rey de los incas. Cuando le fue dada la oportunidad de responder al “requerimiento”, tiró la Biblia (realmente era un libro de oración) al suelo e inmediatemente fue tomado preso. Después de un tiempo, cuando había sido encarcelado, juzgado y sentenciado a la muerte, se había encendido el fuego donde sería quemado en la hoguera. Para permitirle escapar de la tortura de morir por el fuego, se le dio una última oportunidad para aceptar a Cristo, a cambio de una muerte menos torturosa. Lo hizo, fue bautizado “Juan” y lo estrangularon.

Historia paralela de los dos reinos

Reinado de Jeroboam en Israel

Una observación: Este estudio seguirá el orden del texto bíblico tal como lo vamos leyendo. Por ejemplo: bajo el reinado de Acab, entra una gran persona: el profeta Elías. El estudio, pues, se basa en el orden bíblico, no en un orden sistemático de los reyes.

A Jeroboam, primer rey de Israel, Dios le dio una gran promesa: que su reino sería tan fuerte y estable como el de David. Pero la promesa se dio con una condición: la de ser obediente y fiel a las leyes de Jehová, siguiendo así el ejemplo de David. No obstante, durante los 22 años de su reinado, sucedió todo lo contrario.

A favor de este rey, solo se puede decir que era un buen líder, muy inteligente y emprendedor. Se cree que imitó, hasta donde le fue posible, la organización de Salomón. No debió ser tarea fácil la de comenzar, organizar y dirigir una nación. Nótese que comienza estableciendo su capital en un lugar estratégico: Siquem. Esta sería la primera capital política del reino del norte, pero habría dos más posteriormente: Tirsa y Samaria. Jeroboam también reconstruyó Penuel, sitio también estratégico en la Transjordania. Algunos opinan que esta reconstrucción se hizo con el fin de obstacularizar las rutas comerciales entre el norte y el sur. (Como se verá, el bloqueo pretendido por Jeroboam no sería únicamente religioso sino también económico.) Además, Penuel como un fuerte protegería a Israel de invasiones procedentes del este.

Después emprende una serie de cambios y cosas nuevas en la religión. Pero aquí, el rey hizo todo lo contrario a las leyes de Dios. En realidad, este acto puede verse como la primera acción de infidelidad de Jeroboam. Veamos estas innovaciones:

 Primera: Jeroboam reconoce el peligro del imán religioso que había en el sur: el templo con todo su sistema ritual y sacerdotal. El mismo poder que había servido para dar cohesión al pueblo de Dios desde el éxodo, el pacto iniciado por Dios con Israel, ahora tiende a minar sus propias pretensiones políticas. Teniendo esto presente, el nuevo rey de Israel establece centros religiosos que rivalicen con los del sur. Tan fuerte es su preocupación con el imán religioso del sur que reconoce que este puede a la larga derrocarle y hasta producir su muerte.

Segunda: Contribuyó a que la idolatría se introdujera en Israel. Levantó becerros de oro (probablemente figuras de toros) como los que había visto en Egipto. Hay que recordar que lo había hecho Aarón anteriormente. Estas imágenes no pretendían sustituir el culto a Jehová, tan solo tenían el propósito de ayudar en el rompimiento religioso con el sur. Según W. F. Albright, ciertos descubrimientos arqueológicos parecen confirmar que los toros no tenían la mira de ser ídolos representantes de Jehová, solamente eran pedestales visibles sobre los cuales el Dios invisible se paraba. En otras palabras, nunca era el propósito de Jeroboam ocasionar la idolatría en el norte. No obstante sus propósitos, a la larga el resultado era otro. Con todo, la creación de los dos toros de oro era muy peligrosa, dado el trasfondo del toro en la adoración cananea. Para los cananeos paganos, el toro era un símbolo de la fertilidad. Los demás dioses cananeos eran figuras de la lluvia, el sol y otros integrantes del ciclo natural del año. Esto debió ser una fuerte atracción para un pueblo agrícola como Israel, pues vería en cada imagen una muestra de la fuerza y el vigor que necesitaba. De todas maneras, es un pecado adorar a Dios por medio de figuras materiales; es una violación de la ley divina. Lo más triste de todo esto es que el rey hace todo esto para complacer al pueblo y con su anuencia.

Tercera: cambió a su antojo los lugares de culto ya establecidos. La razón es muy sencilla: para mantener la unidad del reino había que evitar que la gente fuera a Jerusalén, pues el pueblo sería atraído por el gran templo y su culto. El rey conocía bien el poder de la religión para mantener a su pueblo unido, y, al igual que David y Salomón hicieran de Jerusalén su centro religioso, Jeroboam quiso hacer también su centro religioso. Ciertamente, para el deuteronomista el problema principal de Jeroboam no era la creación de los toros de oro, sino su implantación del culto en lugares que no fueran Jerusalén. Desde luego, la ubicación de las dos imágenes en Betel y en Dan favorecía el abandono de la única adoración legítima en Jerusalén.

El problema del rey es que no tomó en cuenta a Dios quien lo había puesto en el trono. No le importó el bien espiritual ni el destino de su gente. Solo quiso satisfacer sus propios intereses y deseos de poder. Su pecado mayor fue el de alejar a su pueblo de Dios. Jeroboam sabía que tenía un reino dividido, y que la unidad del pueblo de Dios giraba alrededor de un pacto. Este pacto decía que era incorrecto tener otro gobierno que no fuera el de la línea de David. Por eso instituye una religión oficial.

Cuarta: tomó para sí el oficio de sacerdote, y también lo compartió con gente no indicada. Esto era desobediencia a la ley de Dios que establecía que el ministerio sacerdotal era exclusivo de la tribu de Leví. Es seguro que los levitas tuvieron que huir hacia Judá. De este modo el rey, al tomar el poder religioso en sus manos, unió el poder del Estado con el religioso. Y así lograba lo que tanto quería y que quizá copiaba de Egipto: el ser el centro del poder, por encima de su pueblo, el que le había llevado al reino. Por sobre todo, Jeroboam fue desagradecido hacia Dios, quien le había elevado hasta el trono de Israel. Por esto repetimos que su mayor pecado fue el de apartar a su gente de Dios, sin importarle para nada el bien ni el destino espiritual de la nación. Hasta donde sabemos, este rey sembró la idolatría tan hondo en el corazón del pueblo, que este nunca más pudo recuperarse.

La importancia del profeta en el relato sobre los reyes

Observación: En esta historia conjunta de los reyes de Judá e Israel, se hace un paréntesis para contar algo sobre los profetas. Se mencionan a Ajías, Elías, Eliseo y otros sin nombre. Es posible que algunos sean hijos de profetas, o miembros de una comunidad o escuela de profetas. ¿Estarían algunos de estos bajo la dirección de un profeta como Elías?

¿Por qué mezclar profetas con reyes? Porque en los tiempos de crisis y apostasía, la Palabra de Dios es muy importante, así como hoy lo es el predicador del evangelio. La misión del profeta de Dios, entre otras, es la de denunciar y castigar el pecado. Los juicios de Dios no vienen sin advertencia. Dios es justo y santo, pero también es bondad, amor y misericordia, hasta para el más miserable pecador.

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