1 de Crónicas 29:1 Entonces el rey David dijo a toda la asamblea: Mi hijo Salomón, el único que Dios ha escogido, es aún joven y sin experiencia, y la obra es grande; porque el templo no es para hombre, sino para el Señor Dios.
Esta sección, que también está ausente de 1 Reyes, provee un aleccionador ejemplo sobre el ofrendar. Primero, David da generosamente de sus posesiones. Su ejemplo y la petición que formula hace que sus líderes también den, de manera que todos contribuyen alegre y voluntariamente. Salomón tomó el trono en 970 a.C. Es posible obsesionarse con la construcción del edificio de una iglesia y descuidar la iglesia real: el pueblo de Dios. Pero también es malo lo opuesto: olvidarse del edificio de la iglesia. David aclaró este punto cuando dijo del templo: «Porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios». Si bien debemos evitar las extravagancias costosas, debemos recordar que todo edificio de una iglesia es un testimonio visible de Dios. ¿Cómo puede ser usado mejor el edificio de su iglesia para hablar al mundo acerca de Dios?
1 de Crónicas 29:2 Con toda mi habilidad he provisto para la casa de mi Dios, el oro para las cosas de oro, la plata para las cosas de plata, el bronce para las cosas de bronce, el hierro para las cosas de hierro, la madera para las cosas de madera; también piedras de ónice, piedras de engaste, piedras de antimonio, piedras de varios colores, toda clase de piedras preciosas y piedras de alabastro en abundancia.
1 de Crónicas 29:3 Y además, en mi amor por la casa de mi Dios, el tesoro que tengo de oro y de plata, lo doy a la casa de mi Dios, además de todo lo que ya he provisto para la santa casa,
David dio de su fortuna personal para el templo. Alentó a los demás para que siguieran su ejemplo, y lo hicieron con gusto. Tanto el tabernáculo como el templo fueron construidos con las ofrendas voluntarias del pueblo. Podemos hacer como David y reconocer que todo lo que tenemos viene de Dios. Quizá no tengamos la riqueza de David, pero podemos desarrollar su disposición de dar. Lo que tenemos no es lo que cuenta delante de Dios, sino nuestra disposición para darlo.
1 de Crónicas 29:4 es decir, tres mil talentos de oro, del oro de Ofir, y siete mil talentos de plata acrisolada para revestir las paredes de los edificios;
1 de Crónicas 29:5 de oro para las cosas de oro, y de plata para las cosas de plata, es decir, para toda la obra hecha por los artesanos. ¿Quién, pues, está dispuesto a dar su ofrenda hoy al Señor?
1 de Crónicas 29:6 Entonces los jefes de las casas paternas, y los jefes de las tribus de Israel, y los jefes de millares y de centenares, con los supervisores sobre la obra del rey, ofrecieron voluntariamente sus donativos ;
Estos líderes mostraron una actitud correcta hacia su dinero al darlo con gozo para la obra de Dios. Esta actitud está descrita por Pablo en 2Co_9:7 : «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre». Cuando somos generosos porque estamos agradecidos, nuestra actitud puede inspirar a otros. Dé con generosidad para la obra de Dios.